La temática, ya anunciada, vino a mí por la irrupción de la inoportuna propaganda de Google en mi blog. Somos un negocio. Del opositor se benefician los sindicatos, los preparadores y la misma administración. En esta entrada os contaré del modo más claro que pueda en qué consiste este chiringuito,no sin antes recordar que cuando hable en primera persona, las oposiciones a las que me refiero son las de educación, ya sea primaria o secundaria.
El opositor depende de la calificación que obtenga en sus pruebas de acceso pero también, en grado importante, del baremo con el que cuente; ya que una vez que se aprueba, el siguiente paso es calcular qué lugar ocupa cada opositor en la lista de cara a la obtención de alguna plaza o, en su defecto, la asignación de un buen puesto que facilite obtener pronto una sustitución.
Cada opositor, de modo previo a su examen, puede calcular qué baremo ha conseguido utilizando un par de hojitas que suelen estar anexas a la convocatoria de su oposición. Dichas hojitas están ahí porque el opositor deberá calcular una estimación del baremo que ha obtenido para facilitarle la tarea al tribunal, que sólo se ocupará de revisar que la estimación sea correcta. El proceso de estimación y entrega del baremo puede darse antes o después del examen, dependiendo de la CCAA y de la convocatoria de la que hablemos, y, como expliqué antes, sólo tiene sentido una vez que se ha aprobado. Por ello considero que las CCAA que exigen entrega de baremo antes de que se realicen los exámenes están incurriendo en una solemne estupidez que implica una gran pérdida de tiempo y de energía.
Este baremo se divide en varios apartados, aunque a efectos de facilitar la explicación, consideraré que se divide en dos bloques:
– Formación teórica.
– Experiencia y pluses.
En el apartado de «Formación teórica» se incluyen:
– La nota media del expediente académico.
– Los cursos complementarios (en jerga «cursillos»).
– La Escuela Oficial de Idiomas (EOI).
– La formación en el Conservatorio (Música, Danza, etc).
– La formación deportiva.
– La posesión de otro título universitario.
– La posesión de un master oficial o un doctorado (a partir de Bolonia, es lo mismo).
Y si me he saltado alguno, podéis indicármelo.
Dentro de la formación teórica, lo usual es poder obtener hasta 4 puntos. En Murcia, como excepción, son 2, aunque anuncian que, un siglo de estos, serán 4.
En el apartado de «Experiencia y pluses» se incluyen:
– Las interinidades (sustituciones dentro de la enseñanza pública)
– Los contratos en un centro privado.
– La participación en proyectos de investigación.
– Las publicaciones.
Y si me he saltado alguno, podéis indicármelo.
Matizo que dentro del apartado «Experiencia y Pluses» he incluido las investigaciones y las publicaciones porque es verdaderamente difícil desarrollar una investigación educativa si no tienes acceso a un centro, del mismo modo que es complicado elaborar una publicación si no tienes nada que contar en ella, que es lo que sucede con quienes sólo contamos con nuestros estudios pero aún no hemos conseguido ejercer.
No obstante,aprovecho para comentar que hay unas cuantas revistas «especializadas» e incluso «editoriales» que publican los «trabajos» de los opositores, aunque sean meros «remakes» de los trabajos más insustanciales que han ido entregando a lo largo de la carrera. Como dije, somos un negocio, y el apartado de publicaciones es el más flexible.
Los interinos (igual me equivoco, pero si errara no sería por mucho) son capaces, tan sólo por su experiencia, de contar con un baremo que alcance los 7 puntos. Los contratados en un privado también podrían, pero debo comentar que por el mismo tiempo de experiencia otorgan una mayor puntuación a un interino que a un contratado.
Las consecuencias en el plano aritmético son las siguientes:
– Un opositor interino puede obtener un 5 como nota final. Al sumársele los 7 puntos, tendría un 12. Si además cuenta con los 4 puntos de formación, y seguro que los tiene, sumará 16 puntos.
– Un opositor que nunca ha realizado una interinidad puede obtener un 10 como nota final. Al sumársele los 4 puntos, tendrá 14. Quizá a base de publicaciones logre un 15 (y esto es mucho soñar). Aún así, su puntuación seguirá siendo inferior a la del interino.
Hace un tiempo, en una academia me dijeron que, debido a esto que acabo de explicar, las probabilidad de que una persona que no ha realizado ninguna interinidad consiga una plaza en una oposición es del 5%. Y eso, me permito añadir aunque no me lo dijeran, suponiendo que no entren en juego otras variables.
Es sencillo comprender por qué los opositores hacemos cursos como locos. Si con los cursos nuestras posibilidades son bajas, sin ellos son INEXISTENTES.
Hete aquí el negocio. Muchas entidades ofrecen formación para opositores: sindicatos de docentes, sindicatos genéricos, fundaciones, asociaciones, empresas privadas… y es recomendable andarse con ojo. Todos son unos piratas, pero unos son más piratas que otros.
AVISO FUNDAMENTAL: Cuando se busque un curso, hay que buscar en su publicidad que en alguna parte ponga que está HOMOLOGADO. Si no pone nada o pone la chorrada aquella de HOMOLOGABLE… aunque el curso sea, conceptualmente hablando, una maravilla, mejor se invierte el dinero en otro en el que no se aprenda nada pero que sirva para robar puntos de alguna parte. ¿No os parece? Y los cursos que, por mi experiencia hasta hoy, siempre están homologados en el caso de las oposiciones de educación, son los de los sindicados educativos. Una de las primeras cosas que ha de hacer un opositor es afiliarse a un sindicato, básicamente para que nos manden boletines diarios con posibles oportunidades laborales, información sobre cursos que se puedan realizar, descuentos en los cursos, sms al móvil para las noticias con relevancia, descuentos en algunos comercios, y, lo más interesante, la posibilidad de que alguien esté económicamente obligado a resolver el aluvión de dudas que, seguro, te asaltarán en diversas fases de la pre-opo, opo y post-opo.
Estos cursos son caros. Normalmente no aportan nada que no haya aportado la carrera. Hace unos años se apoyaban en las actividades de lápiz y papel y los opositores lo que hacían era ponerse de acuerdo, por equipos, para matricularse en los mismos cursos y repartirse las actividades. En la actualidad no hace ni falta: la enseñanza es cada vez más virtual y eso convierte a los cursos en un cachondeo, aunque lo de Bolonia puede complicarlo.
Hablemos de Bolonia. El Plan de Bolonia. La ley que unifica los planes educativos de las universidades europeas. Una ley que promete facilitar el trasvase de estudiantes europeos, un mayor número de horas prácticas en cada titulación, más tecnología en las aulas, más uso del inglés… y, según el Decano de la Universidad de Lugo, un timo absoluto. Para quienes quieran entrar en la Universidad y estén investigando lo que les espera, recomiendo encarecidamente la visión de este video: http://www.youtube.com/watch#!v=DewXJhbXo_U&feature=related (1ª parte) y http://www.youtube.com/watch#!v=553NA0_lY3s&feature=related (2ª parte).
¿Cómo afecta el Plan de Bolonia a los opositores? Pues en lo siguiente: la mayor parte de las entidades con cursos homologados los imparten con la colaboración de una universidad pública o privada. Siempre fue así y el mismo baremo que se emplea en las convocatorias para calcular el peso específico de nuestra formación es el que se usa para estimar qué valen las horas que hemos invertido en la universidad. En otras palabras, si Bolonia cambia el valor de una hora, las oposiciones que se convoquen en el 2011 contarán con un modo diferente de computarlas. Viendo que la hora se ha devaluado, planea sobre nosotros la amenaza de que nuestra formación pierda valor y que incluso quienes tenían la máxima puntuación en cursos se vean obligados a hacer más, con los gastos consiguientes. Un curso de 110 horas puede costar perfectamente 120 euros.
Como buena opositora, este año hice cursos. Los del primer cuatrimestre (septiembre- diciembre) se estructuraban y valoraban como siempre pero, para mi sorpresa, los del segundo cuatrimestre (enero- abril) se encontraban sazonados a la boloñesa. Realicé un par, aunque puntos tengo de sobra, pero por evitar problemas futuros, y así concluí, tras experimentarlo en mis propias carnes, que las modificaciones realizadas sobre el anterior formato son… de risa.
Los cursos que ofrece el sindicato al que estoy afiliada son virtuales. A través de la web se accede a la documentación. Viene bien guardarla por si alguna de ella sirviera para la elaboración de la programación didáctica por el divino método del «copia y pega». Luego, cada tema tiene unas 10 preguntas tipo test. Quien sabe mirar en la web puede encontar una plantilla con todas las preguntas, para así responderla en papel y, de ahí, pasarlas al ordenador. ¿Por qué? Porque es muy cómodo ir entrando a cada documento y, con ayuda de la opción «buscar» (control+b) y palabras clave sabiamente elegidas, ir respondiendo sobre el papel cada una de las preguntas sin necesidad de leer los documentos.
Antes se evaluaba con 6 pruebas test de 10 preguntas cada una. Ahora en ese sindicato evalúan con 4 pruebas test de 10 preguntas. ¿Y la parte práctica? Se encuentra en unos «Simuladores didácticos» de resolución voluntaria que me resultan calcados a esos libros que me leía de pequeña, los de «diseña tu propia historia» ¿Os acordáis? «Te llamas Fulano y has llegado a un bosque. De pronto, aparece un dragón ante ti. Si quieres hablarle, ve a la página 20. Si quieres huir, intenta la 15. Si deseas atacarle antes de preguntar, ve a la página donde pone FIN…» y bien, esto es lo mismo: «Ha aparecido en clase un nuevo alumno que se llama Halil. Manifiesta problemas con el lenguaje. Si quieres pedir ayuda al orientador, señala la opción a, si le repatrias de una patada en el culo, señala la opción b…» Una vez que finalizas tu toma de decisiones, aparece un «informe pedagógico» en el que te dicen qué «porcentaje de acuerdo» tienes con los pedagogos que parieron el simulador. Un informe que no es nada ex-catedra y lo saben, ya que cada situación es un mundo y de los ordenadores a la vida real hay un trecho, y que se puede resolver con más de un 80% de acierto sin haber tocado la documentación del curso, comprobado por la que esto escribe.
Y por esta formación «tan novedosa» corremos el riesgo de que se devalúen nuestros cursos y toque volverlos a pagar. Más vale que nos ofrezcan otras soluciones.
FIN DE LA PRIMERA PARTE, que este post es más largo que la Constitución.
Verdaderamete deprimente.