Hoy (en realidad, ayer, es que son la 1:52 am) me llamó al teléfono un amigo para comunicarme su suspenso. Otro que cae en las oposiciones. Conozco a este chaval desde hace años y sé que tiene auténtica pasión por los idiomas. Tiene todos los cursos de EOI (Escuela Oficial de Idiomas) por inglés y lleva algunos cursos de francés. Además, es pedagogo, así que además de saber de idiomas, sabe de docencia. Añadiré que es andaluz, pero no precisaré la provincia porque os he dado muchos datos de él y siempre velo para que los casos no sean muy reconocibles, por no perjudicar.
Este amigo no llevaba un año, sino dos, preparando ese examen como los locos. Doy fe de que apenas podía salir, alternar o escaparse un par de días de vacaciones, siempre esclavo del examen y del trabajo- no especificaré cual, pero basta comentar que tiene un trabajo poco estable (honesto ¿eh?) que le ocupa una cantidad de horas variable a la semana-.
Para prepararse no acudió a una academia, sino a un preparador, buscando una atención más individualizada. Llevaba siempre las cosas al día. Me daba rabia compararme con él, porque siempre llevaba más trabajo adelantado que yo. Y van y se lo cargan, de modo inexplicable. Hasta aquí no es un testimonio que se diferencie demasiado de otros, pero añadiré tres informaciones más: 1. la mayor parte de las notas altas de su tribunal fueron asignadas a interinos; 2. las calificaciones estaban polarizadas entre extremadamente altas y extremadamente bajas; 3. De los cinco miembros del tribunal de mi amigo, uno era profesor de portugués y otro de ruso. En conclusión, ni siquiera le entendieron en su exposición oral, que fue en inglés.
¿Cómo os quedáis?
Saludazos, seguiremos denunciando 🙂
¡Abajo las oposiciones! 