¡Hola! Antes de comenzar con esto, debo dar gracias a todos. Estoy muy contenta con los niveles de lectura y participación que me encuentro en un blog que apenas lleva una semana de vida. ¡Intentaré mantener el nivel! Aunque, ya aviso, a partir de septiembre será complicado volver a postear con tanta frecuencia, porque tocará buscar trabajo y retomar (otra vez) las oposiciones de magisterio con el aliciente extra de que me cambia el modo de examen, como comenté en entradas anteriores.
Hace días tenía previsto subir este testimonio, pero se cruzaron otras cosas de por medio. Por suerte, guardé los hechos en block de notas, porque mi memoria es más falible que el escritorio de mi ordenador.
Examen: Administración de la Generalitat. Año: 2004. La que contó este estimonio aprobó al segundo intento.
Aspectos a destacar:
– Era un examen test. Rasgo aparentemente positivo, porque las preguntas son objetivas.
– Incluye 200 preguntas sobre 126 temas. Aquí puntualizo que yo he realizado exámenes test y a partir de la pregunta 50-60 ya hay cansancio. Lo de 200 preguntas no sé cómo comérmelo.
– No se reconoce puntuación por cursillos… pero sí por haber trabajado anteriormente en el mismo puesto.
– Al igual que con las de educación, un interino, por el hecho de contar con un 5, pasa por delante de casi cualquiera de turno libre.
– Los temas son muy abiertos, tan abiertos que pueden llamarse cosas como «la energía»… y adivina. Había que memorizar datos tan «importantes» como el porcentaje de ganadería avícola en Cataluña en el año 2000 con respecto al total del PIB… podían preguntar cualquier cosa que se incluyera dentro de los llamados «ámbitos del sector público». De hecho, según esta amiga, en el el primer examen (el de las 200 preguntas) las primeras preguntas trataban sobre la ley de puertos, que nadie había mirado porque en los temarios que andaban circulando por ahí esa ley no estaba. Otra pregunta de calado era la de «¿Cuántas camas había por paciente en el año 1999?». Por ello ahora, los opositores, también somos adivinos… toca adivinar cómo les dará el Siroco y, en consecuencia, con qué preguntas nos pueden obsequiar.
– Lo fuerte es que lo vital para el trabajo de esta chica es sólo y exclusivamente el derecho administrativo… si bien, en honor a la verdad, también me contó que estas pruebas ahora se plantean de modo un poco diferente, haciendo una mayor diferenciación por especialidades, pero habría que hablar con alguien que actualmente anduviera enfrascado en esa prueba para que nos contara si las preguntas siguen siendo tan «sustanciales» como eran hace algunos años.
PD: Al menos en Cataluña tienen la ventaja de hablar catalán. Tengo la idea de que en las CCAA con lengua propia hay menos competitividad porque sólo pueden optar aquellas personas que la dominen que, normalmente, son de la misma comunidad. En los sitios en los que sólo se habla castellano, además de la competitividad de los privilegiados y los interinos, está la competencia de la gente que te llega de otras CCAA por probar suerte. Es tema polémico pero… o nos abrimos todos o nos cerramos todos, digo yo, porque esta actitud nos pone en desventaja a los que sólo somos castellanoparlantes.
PD.2: Estoy pensando muy en serio estudiar una lengua autonómica.
¡Saludazos!
Aprobé al segundo intento, no me asustes.
En las pruebas que yo aprobé ya se hacía diferenciación por materias, quizás mucho más sencillo a la hora de hacer el práctico (el licenciado en derecho la hacía de su materia, los de económicas de la suya) pero al final resultaba un caos en el sentido de que, al salir las listas para escoger plaza, eran más jurídicas las plazas de ámbito general que las de jurídico. Y fue mi caso.
Escogiendo plaza por ámbito general, que es todo menos jurídico o económico, estoy trabajando en una asesoría jurídica.
De todos modos me han dicho que el sistema ha vuelto a cambiar. En la última comvocatoria ya incluía el odiado psicotécnico.
En cuanto a las preguntas del test, sé que ahora se han eliminado los dichosos temas de ámbitos del sector público, aquellos susceptibles de que te preguntaran cuántos cerdos había en Catalunya en el año 2000, pero creo que ahora aún es mucho más complicado aprobar que en mi año (y dejemos de lado las preguntas de la ley de puertos, que estaban ahí porque parte del tribunal provenía de política territorial y obras públicas y les gustó poner cositas de lo que ellos sabían… sólo ellos).
Lo del asunto interinos es algo que me saca de mis casillas. Es tremendamente injusto que alguien sume tantos puntos sólo por el hecho de haber estado calentando una silla (no siempre es el caso). Como máximo podían tener 9,9 puntos lo que complicaba las cosas a los que íbamos por turno libre.
Y menos mal que los de promoción interna (que pasan por delante de todos) suelen suspender casi siempre…
¡Hola, Coral! Creo que eres el único testimonio que ha dado la cara, jajaja… cómo se nota que ya eres funcionaria.
He corregido el tema de los tres intentos, ya consta como que lo sacaste a la 2ª, no seré yo quien manche tu expediente 🙂
En cualquier caso, dos o tres intentos son pocos para salir con plaza cuando hay gente que invierte cerca de diez años de su vida. Puedes darte con un canto en los dientes y dar gracias a que en tu opo, por lo visto, los interinos suspenden… en otras oposiciones, te aparecen con unas notas de «defecate-little-parrot» (cágate lorito, jeje).
Gracias por añadir información más actualizada al post. Siempre puede entrar alguien que se esté preparando las mismas que las tuyas y esos datos pueden venir bien. Me ha llamado la atención la inclusión de psicotécnicos en tu oposición…
¡Besote!
En las comunidades bilingües hay menos competencia, pero la gente de afuera que viene a examinarse, tiene más posibilidades, porque aprende la lengua regional normativa, por regla general, aquellos que hablan la lengua regional, suelen fracasar bastante, porque no es lo mismo la lengua que han aprendido en casa que la normativa.
Pues, según eso, Vicente:
1. Me estás dando la razón, estudiar una lengua autonómica puede ser buena idea.
2. Según lo que expones, el recurso de imponer los exámenes en la lengua autonómica a fin de fomentar el desarrollo identitario puede ser un problema más que una ventaja para los habitantes de esa comunidad. Menuda gracia… aunque te diré que los castellano-parlantes tenemos la idea (errónea entonces) de que cualquiera que hable esa lengua de modo materno siempre tendrá ventaja sobre alguien que la aprenda de modo más «artificial».