Voy a tocar un tema peliagudo. Igual me llueven las críticas en forma de chuzos de punta o maldiciones gitanas… pero hoy me apetece hablar de la justicia social y evidentemente esto molestará a las personas triunfadoras.
Hay un principio que no falla: cuando a una persona le va bien, piensa que la vida es justa y que si a los demás les va mal, es que no se merecen que les vaya mejor. Es entonces cuando se conceden la atribución de dar consejos, para divulgar la imbatible fórmula de su éxito.
También tenemos otro principio paralelo: cuando a una persona le va mal, piensa que la vida es injusta y que si a los demás les va bien, no se merecen que les vaya mejor. Es entonces cuando se conceden la atribución de erigirse en mártires, para divulgar la injusticia de sus fracasos.
Con esto os digo que sé que en el momento en que critique ciertas cuestiones de justicia social, mi obvio punto flaco es que estoy hablando desde el fracaso, no desde el éxito, y me consta que mis palabras serían mucho más valoradas si hablara desde el éxito.
Aclarado esto, procedo.
No es un secreto que vivimos una crisis, que el desempleo se ceba en los jóvenes y, dentro de ellos, se ceba especialmente en los más titulados, ya que se supone que no se resignarán a un trabajo de inferior categoría profesional y, en cuanto tengan oportunidad, migrarán a otro lugar que les ofrezca algo más acorde con sus capacidades.
Entonces, imaginaos el cabreo de los titulados cuando:
– Ven pasar por delante a jóvenes menores de 21 años porque estos salen más baratos a las empresas.
– Ven pasar por delante a personas menos cualificadas, porque salen más baratas y porque son más manipulables por sus jefes, más dóciles. O, como se suele decir en selección de personal «eres fácilmente formable porque careces de vicios previos», que traducido significa «no tienes ni idea y pienso hacer contigo lo que me dé la gana» (JL dixit, es un grande explicándose).
– Y cuando el titulado encuentra trabajo, por razones misteriosísimas, suele cobrar mucho menos que quien no tiene esa cualificación… encontrándonos camareros, comerciales, etc, que ganan más que diplomados y licenciados universitarios. ¿Es eso justo? Seguro que si se le plantea a cualquiera de los beneficiados, responderá que indudablemente su trabajo les cansa mucho y no van a renunciar ni a medio euro de su sueldo. Comprensible y normal.
– Otra cosa que deprime a un titulado que haya accedido al funcionariado o pretenda acceder a él es comprobar que cuando los trabajadores del metro, sin juzgar su desgaste laboral, evitan la rebaja de sus sueldos del 5%, quedándose sólo en un 1%, porque se manifestaron como auténticos animales colapsando Madrid… mientras que los civlizadísimos funcionarios, que siempre respetaron los servicios mínimos, y que muchos no secundaron la huelga por un principio de civismo, se ven con el sueldo recortado sin la menor consideración.
– Encima, cuando algún titulado comenta en su entorno cualquiera de estos factores, se le acusa de soberbio, de creer que una cualificación por sí misma da una mayor competencia, recalcando que y que ellos (los no tan cualificados) son «más competentes», «más sociables», «más positivos», «más dóciles»… porque pocos van a decir «no, si realmente tú merecerías esto o aquello más que yo».
También hay quien dice que los titulados no rezan lo suficiente y sugieren cosas como «reza más», pero esa es otra cuestión.
¿Qué se valora en esta sociedad? ¿Qué tipo de conducta conlleva éxito y qué tipo de conducta implica un fracas0?
que diferente es el paisaje según la ubicación del que mira.
Hay un hecho objetivo, el mundo en el que vivimos es una mierda y lo peor, es que no tiene apaño.
Lo normal, cuando a alguien le van bien las cosas, es que piense que se lo han montado bien, si es un vanidoso y egocéntrico asqueroso, pensará lo que has escrito arriba.
Cuando a alguien la vida le va de pena, él sabe que le va mal porque se lo montado mal, y ha cometido errores, salvo que realmente haya tenido problemas que le hayan impedido alcanzar mayores logros.
No te quejes por ser titulada y pienses que los menos formados tiene mejor suerte, porque son muchos, los que estando con titulación, se presentan a oposiciones para plazas que podrían ocupar la gente con menos formación, y también, las empresas contratan antes a una persona titulada que a una no titulada, porque se presupone que es más inteligente y entenderá mejor las instrucciones que se le den, un prejuicio estúpido y sin sentido, ahí tenemos a un mentecato en la Moncloa con toda su titulación.
Es cierto que aquí, quien tiene poder para fastidiar, camioneros, trabajadores del metro, etc, pueden conseguir logros estupendos a costa del derecho de los demás.
Yo no se aquí en este jodido país quien trabaja, porque los jóvenes no tienen hueco, no encuentran trabajo, pero cuando te acercas a los treinta y poco años, empiezas a no encontrarlo, y a partir de los cuarenta años olvídate de ser contratada.
No te discutiré, Vicente, que en este país tenemos ilustres gilipollas y muchos están metidos en política, con independencia de su signo.
Tampoco negaré lo que comentas de la estrategia de opositar a cuerpos inferiores al propio. Me la he planteado, ante la dificultad de entrar al mío. Además, por lo visto, al pasar de un cuerpo a otro te dan beneficios y una reserva de cupo, lo que hace que esas personas luego tengan ventaja para volver a su grupo deseado.
Y obvio, no negaré que todos tenemos para quejarnos y que parece que el barco hace aguas allá por donde miremos. Lo que tú me comentas sobre los no titulados que se sienten marginados ante los titulados pudiendo ser mejores que ellos (cuando las cosas relamente dependen de la calidad del ajuste entre la persona y el puesto al que opta) me recuerda a algo que me han comentado de una persona conocida que, teniendo un ciclo formativo con el que pensaba que laboralmente le iba bien, ahora quiere hacer carrera. Me ha sorprendido porque suelo ver el proceso contrario: gente de carrera que se matricula en ciclos formativos. ¿Qué pasa? ¿Nadie está contento?
Toca relanzar las preguntas finales del post: «¿Qué se valora en esta sociedad? ¿Qué tipo de conducta conlleva éxito y qué tipo de conducta implica un fracas0?»
Gracias por seguir frecuentando el blog 🙂
Para el próximo post prepararé la historia de las palomas supersticiosas. Es muy ilustrativa.
Muy bueno (soy Opositora también 🙂 )
Te sigo, te agrego y te leo…
A mi me empezó a estresar el blog… a veces publico pero ya a cada tanto… ya sabes, hablar de lo mismo en ratos libros puede terminar saturando 😀
A mi me queda poco ya…estoy en la recta final, que precisamente es cuando más me descentro, me ha gustado mucho encontrarte, tienes un blog estupendo.. poco a poco lo revisaré a fondo
Un abrazo y mucha suerte!
¡Hola, Ceci! ¡Bienvenida!
Tienes razón en que escribir siempre sobre lo mismo ¡ralla! sobre todo si encima toda tu vida parece orbitar alrededor de eso. Mi último batacazo derivó en un ataque de mala leche, las cosas como son, había rabia acumulada y unas ganas tremendas de protestar. El caso es que pensaba que el fuelle se me agotaría antes, en cuanto contara un par de cosas, y sin embargo dura, la gente me cuenta vivencias que me permiten seguir desarrollando el blog… y espero, con un poco de suerte, que las experiencias que estoy divulgando y la información de veterana que acierto a compartir puedan servirle a alguien.
¡Espero seguir encontrándote por aquí!
Un abrazo y muchísima suerte 🙂
¿Qué se valora en esta sociedad? ¿Qué tipo de conducta conlleva éxito y qué tipo de conducta implica un fracas0?
Si respondo a esta pregunta en relación a mi experiencia personal, es posible que acabemos llorando en un rincón.
Te contaré una historia.
Erase una vez, una empresa desastre en la que nada funcionaba, dentro de esa empresa, que era grande y con dependencias varias y de todo tipo, había un almacén en el que nadie sabia donde estaba nada; en el caso de que hubiera la mercancía que se estaba buscando.
Cierto día, entró a trabajar allí una persona, (no es un relato autobiográfico).
La dirección de la empresa lo puso como gerente de ese almacén, en donde no había método, sistema alguno de trabajo, era un desastre.
Pues esa persona, estableció un sistema de trabajo útil y lógico, de modo que ya ea posible saber qué cosa había y en donde estaba ubicada con exactitud y sin errores en el stock, es decir, un trabajo de lujo.
En el almacén vecino, contiguo a este del que hablo, seguía existiendo desorden pero bueno era más pequeño y la cosa se llevaba mejor.
¿Qué gerente de que almacén, crees tu que logró ser reconocido y apreciado por la dirección de la empresa?
Pues si, quien logró prosperar en esa empresa y subir de categoría, fue el inepto del almacén más pequeño, que acabo siendo el jefe delos dos almacenes.
¿Qué pasó con el gerente profesional, eficaz y responsable?.
Tuvo que sufrir el ostracismo, las calumnias, sólo los que trabajamos con él en el almacén grande le reconocíamos su valía, pero no servía de nada, al final acabó amargado y como todos yéndose de allí.
¿Por qué medró el otro y fracaso el eficaz?
Porque el gerente eficaz, era un inutil social, no sabia relacionarse con las personas, sabia hacer muy bien su trabajo, pero no sabía relacionarse.
Mientras que el inútil, lameculos como él solo, tan lameculos como el jefe de ambos, logró ser reconocido y valorado.
Y así es este país.