Y tras la tempestad…


Y tras la tempestad, viene la calma. El día D a la hora H, recibí más de 150 visitas en el blog. Teniendo en cuenta que en un día de muchas lecturas puedo recibir 50 (y que en los días más bajos me muevo entre las 10 y las 30) con las dos últimas entredas TRIPLIQUÉ las visitas que puedo obtener en un día fuerte; aunque si algo he aprendido de mi última experiencia bloggera es que «número de visitas» no equivale necesariamente a «número de lecturas» sino a «intensidad de la discusión». Me recuerda a mis experiencias con las hamburguesas de brócoli, como bien saben algunos de mis amigos del Facebook.

Para quien no lo sepa; hace poco entré en mi Facebook con el siguiente estado: «Confirmado: No me gustan las hamburguesas que saben a brócoli. Prefiero el brócoli que sabe a brócoli». Se debía a que había probado una hamburguesa de brócoli y, pese a que me encanta esa verdura, la hamburguesa me dio auténtico asco. Más inocente imposible. Como lo de aquella anécdota familiar que conté hace no mucho… y sin embargo ese inocente estado desató un combate dialéctico entre «vegetarianos» y «no vegetarianos». En este momento llevo 57 comentarios en ese estado.  Guay. Mi popularidad crece.

O será que cualquier excusa para pelear es buena.

Ayer debatía con una persona muy cercana acerca de (entre otras mil cosas) si las opiniones que manifestamos se derivan de nuestra razón o de nuestras emociones. Mi interlocutor afirmaba que una persona no va a manifestar ciertas opiones o creencias si es culta. No obstante, sólo hay que echar un vistazo alrededor para comprobar que hay gente culta que defende cualquier opinión o creencia que nos podamos imaginar.

Nos gusta decir que somos seres racionales, que es la razón la que dirige nuestras decisiones… pero eso es falso: es la emoción quien dirige nuestras decisiones y ella nos lleva a poner toda nuestra cultura, capacidad intelectual, argumentación, etc, al servicio de reforzar y defender las opiniones y creencias que emocionalmente deseamos tener.

Partiendo de esto, no hay acto más absurdo que el debate: podemos convencer a una persona que esté indecisa, que no tenga especial predilección emocional por una opción, pero es casi imposible convencer a una persona que tiene una convicción estructurada, por más información que le presentes… ya que usará esos datos a favor de su argumento, no del tuyo. Quien debate con alguien que ya tiene su opción clara no pretende debatir, sólo pelearse un rato.

Tampoco lo condeno, soy la primera que se ha metido en cruces dialécticos sólo por el gusto de poner a prueba mi dialéctica (mi lado chinche, lo tengo)… pero sin pasarse. Sabiendo que todos somos igual de irracionales, siempre que las opiniones y creencias que salgan a flote no vayan en contra de unos mínimos éticos y de convivencia, no hay por qué armar gresca o hacer que el otro se sienta mal. Son GaDeJo.

GaDeJo: De cara a entradas sucesivas, Ganas De Joder. También tengo lado vulgar. A ver qué os pensáis.

En la carrera me tocó como lectura obligatoria un librito «Inteligencia Emocional» de Daniel Goleman, a quien acabé apodando Goleimon, porque este señor me parecía un poco Pokémon, en el sentido de que parece que usas su nombre en un examen y su palabra es la ley. No obstante, le respeto, sobre todo porque en su obra salían muchos ejemplos acerca de cómo son las emociones (y no las razones) las que condicionan nuestras vidas.

Recuerdo uno en especial, el caso de un señor que acudió a una consulta psicológica porque no entendía lo que le estaba pasando. Él poco tiempo atrás estaba felizmente casado, mantenía una buena relación con su familia y gozaba de éxito en su trabajo. De pronto, se había separado, se llevaba mal con sus familiares y había sido despedido.  El psicólogo hablaba con él y tampoco imaginaba por dónde podían venir los problemas, parecía una persona completamente razonable… hasta que tocó hacerle la gran pregunta «¿Cuándo quiere que tengamos la próxima reunión?».  El tipo era incapaz de contestar, de elegir un día, porque le resultaba irrelevante ir a consulta un día u otro: no era una elección que pudiera basarse en el razonamiento, sino en sus preferencias. Y no tenía.

A partir de ahí el psicólogo se puso a investigar y descubrió que los problemas de su cliente habían comenzado a raíz de una operación en el cerebro que aparentemente no había tenido consecuencias. Y, sin embargo, las tuvo y graves, aunque sus capacidades intelectuales continuaran intactas.

Supongo que recordar esto me debe llevar a perdonar a los chavales que se enfurecieron tras leer la entrada del día D a la hora H; porque incluso partiendo de que hayan leido (aunque actuaran como quien no había leido nada), estaban tan cegados por sus emociones que no podían razonar, como el resto de los mortales. Incluso podemos extrapolarlo al simpático debate sobre la hamburguesa de brócoli, o a cualquiera de las cientos o miles de discusiones que todos tenemos al año. Vale la pena recordarlo: somos unos animalitos que hablamos desde nuestras tripas.

Ahora quizá me digáis lo que me dijo otra persona «Nena, tú ibas a hablar de oposiciones y te estás saliendo cada vez más del tema». En realidad, no me salgo, sólo amplío los temas porque para eso soy la autora del blog y en ese campo no hay quien me discuta de qué puedo hablar o no. En este blog se cuentan anécdotas de oposiciones, propias y ajenas, sí, y se han compartido noticias sobre las oposiciones, consejos y anticonsejos… pero es un blog contrario a las oposiciones, lo que implica hablar de críticas al sistema y de la lucha por abrirse camino en el Mercado Laboral más allá de la «tiranía funcionarial» que tenemos, esa idea de que no podremos salir adelante de ningún modo digno si no somos funcionarios. En ese ámbito cuadran muchas de las cosas que he estado contando, mías o ajenas, tanto la última anécdota como lo de los cursos de (FPO) FPE, y demás etc, etc, etc – he superado las cuarenta entradas, no querréis que las mencione todas-.

Esta reflexión también es pertinente, porque arranca de unos hechos que sucedieron en este blog. No me parece incoherente hablar en mi blog sobre mi blog. Así que sigo sin salirme del tema.

Ahora colocaré otra entradita, bastante más «oposicional». Hay ciertas cosas que debo comentaros, pero no me gusta mezclar las churras con las meninas.

¡Hasta ahora mismo!

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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7 respuestas a Y tras la tempestad…

  1. Tony el brasillas dijo:

    que conste que yo no quería pelear!!eso fue después de mis comentarios y no lo he leido hasta hoy…a mi me gusta debatir,pero bien cierto es de que el que tiene sus convicciones difícil es que se desprenda de ellas…pero no es curioso lo que se desató por una hamburguesa de brocoli??jajaja

    • vengatriz dijo:

      Jajajja… ya sé, te declaro inocente de todos lo cargos XD pero el resto fueron vehementes y lo fueron en vacío: nadie va a convencer a nadie. Tampoco me opongo a que la gente se divierta, chinchar, debatir, confrontarse, puede ser muy divertido…pero con moderación, no tiene por qué salir herido nadie. Ni siquiera una patata.

      Pero vamos, no le doy la menor importancia al suceso, todos son buenas personas hablando de lo que creen correcto, sólo me hace gracia lo que se puede liar a veces por un comentario de lo más tonto. 😛

  2. Pingback: Me Aburro En Internet

  3. vengatriz dijo:

    Gracias por el Pingback 🙂 De ese blog recomiendo «El rap de Saber y Ganar». Jordi Hurtado traumatiza, pero nunca pensé que tanto. Adjunto el enlace a ese video:
    http://www.meaburroeninternet.com/videos-audios-divertidos/el-rap-de-saber-y-ganar-no-apto-para-sensibles/

  4. Me ha encantado el rap. Es una autentica pena que esas cosas salgan por la tele, pero… quienes somos nosotros, unos pobre bloggers, para opinar sobre el tema?? Saludos a todos. Por cierto, Chiquilla, las entradas solo puedo subirlas a partir de las cinco. Un día se escriben, al otro se suben. Un saludo!!

  5. vengatriz dijo:

    Pues eso: Unos pobres bloggers, que elegimos un canal u otro 😛 Y tenemos una plataforma donde explicotearnos y algunas personas que nos leen… (momento megalomaníaco) jejej

  6. vengatriz dijo:

    PD. Sé que son merinas. Lo de «Meninas» lo decía una profesora de literatura que tuve en COU, a modo de chiste. Recordadme, si alguna vez saco las oposiciones, que no martirice con chistes sin gracia a mis alumnos 😛

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