Veréis, una de las compañeras del curso que estoy haciendo es alemana y está interesada en entrar en el mundo de la docencia. Hoy, en el descanso, se me ha ocurrido preguntarle cuál es el sistema de acceso a la docencia en su país. Me ha contestado (tal y como suponía) que allí las oposiciones no existen; la gente, cuando acaba la carrera, solicita diversos destinos que le conceden o no según su baremo. Ella me ha hecho mucho hincapié en un detalle: acceder a la enseñanza es mucho más sencillo, PERO no es oro todo lo que reluce: aunque estamos inmersos en Bolonia, que presume de unificar todas las titulaciones europeas, y aunque se supone que en Alemania lleva más tiempo de implantación, resulta que dentro de Alemania hay diferencias entre las titulaciones obtenidas en regiones diferentes, de tal modo que un profesor de Munich descubra o bien que no le dejan ejercer de profesor en Berlín o bien que le dejan ejercer a condición de cobrar menos que otro profesional en el mismo centro, de la misma especialidad y que cobra lo mismo, ya que consideran más válida la titulación de Berlín que la de Munich.
Si esa putada se la hacen entre alemanes, imaginad qué puede suceder cuando llega un titulado español tirando de «movilidad europea» e intenta ejercer de facultativo en Alemania. Allá queda eso. No es tan fácil salir del cepo.
Ya ves, hoy va de refranes, me quedo con ese que dice…
más vale malo conocido que bueno por conocer.
Alemania! Vaya. Conozco gente que sueña con la perfección de los alemanes, y la envidia como si la hubiera comprobado. Bue… Esto es la humanidad, nazca donde nazca. Gracias por contarlo, nena.