Practicum I y II de Psicopedagogía:
Estas prácticas son casi completamente prescindibles en mi vida. Me tocó llevarlas a cabo no en un instituto sino en una entidad muy fuerte de España dedicada a tratar cierto tipo de déficit asociado a cierto tipo de minusvalía. ¿Ventajas? No me exigieron nada e incluso, debido a características de los horarios de dicha entidad, me tocó asistir la mitad de días que recibieron mis compañeros. No obstante, una prefiere en ciertas ocasiones un nivel de exigencia para poder aprender y, tratándose de unas prácticas, esta es una de esas ocasiones en las que quiero aprender aunque me cueste más horas de asistencia, más trabajo, más supervisión…
De todos modos, como ya he comentado anteriormente, los alumnos aprendemos pese a nuestros profesores. De dicha entidad aprendí cómo ciertos programas de ordenador facilitan mucho las cosas, mientras que los colegios están anclados en el papeleo; cómo unas cuantas mentes con ingenio pueden elaborar unos materiales que de entrada costaría trabajo imaginarse; cómo una persona a la que en condiciones normales compadeceríamos puede acabar siendo tan capaz como nosotros o más todavía con los recursos apropiados… e incluso pude ver cómo ciertas actividades, que para mí quedaban restringidas a colectivos que disfrutan con plenitud de las capacidades que se supone que tiene nuestra especie, con leves adaptaciones pueden ser disfrutadas por personas que no tienen esas mismas capacidades. Los límites son más mentales que físicos.
Por cierto, que la chorrada del Practicum I (pedagógico) y Practicum II (psicológico) que se hace en magisterio, con tal de evitar que la pedagogía trabaje junto a la psicología (supongo que esta absurda división se debe a cuestiones políticas de la universidad) se repite igualmente en la licenciatura.Además, la estructura es la misma: el Practicum I es para cuestiones organizativas y dura 15 días y el Practicum II es para la práctica real y dura tres meses y pico. Vamos, calcaítos. Casi da la sensación de no haber cambiado de carrera.
En conclusión; mientras que lo fundamental en magisterio lo aprendí en el practicum, lo fundamental en psicopedagogía lo aprendí leyendo y luego… investigando por mi cuenta, a través de las clases particulares y la vida asociativa.
Y una segunda conclusión: cuando un maestro se diploma, no sabe si es capaz de dar clase y, si el maestro es de primaria, la tutoría le impone y los alumnos con necesidades educativas especiales más todavía. Una vez que este maestro se ha licenciado en psicopedagogía, piensa «Ah, ahora es cuando soy capaz de ser tutor y de adaptarme a las necesidades educativas especiales…. ¡pero ni loc@ me veo asesorando a otros profesores sobre el tema!» cuando se supone que nos hemos especializado en esas cosas y que esa es nuestra función en los centros.
Siempre, siempre, siempre nos sentimos faltos de formación en el mundillo de la docencia. Y con razón.
Esta historia me suena, de haber sido contada en cierta teteria de Granada xD
Debo alabar tu buena memoria XD Es que la información cara a cara vale más que 85 entradas en el blog. Me pregunto si seré capaz de llegar al número 100 antes de 2011. O, al menos, estaría bien alcanzar las 5000 visitas antes de fin de año 🙂