¡Hola, gente!
Como sabéis, uno de los temas que he tratado en el blog es la famosa reforma de Bolonia. En unas cuantas universidades de España este es el primer año que se aplica, en otras lleva dos, por lo que es un tema novedoso y controvertido – aunque fuera más anunciado que el apocalipsis maya del 2012-. Hoy, con permiso de Hengo (http://hengo.wordpress.com/) quiero compartir con vosotrsos su testimonio, publicado el día 3 de diciembre de 2010 (http://hengo.wordpress.com/2010/12/03/abolonados/#comment-268) de qué supone a efectos prácticos estudiar en la universidad bajo este nuevo sistema. Espero opiniones 😀
¡Gracias, guapetona!
PD. Aprovecho la ocasión para recomendar su blog, que sigo asiduamente 🙂
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Ahora que soy una estudiante seria de universidad (¡esta semana he faltado sólo a seis horas de clase!), entiendo mejor que nunca por qué es Bolonia un plan negativo, al menos para mi carrera. Yo englobaría lo negativo en tres puntos: prácticas, asistencia, evaluación, créditos, calendario lectivo y madurez del alumnado.
PRÁCTICAS
Tengo que decir que la Complutense se pasa este plan un poco por el forro de los c****** (sí, con asteriscos, que en google también hay niños, hombre). Desde luego, en la facultad de políticas, lo hacen. La ley obliga a dar un porcentaje (30%, creo) de clases prácticas. Hay profesores que ignoran completamente esta norma, y dan las clases como quieren; respecto a otros, nos mandan un trabajo cuatrimestral, y tirando; y luego hay alguno, como el de psicología, que nos manda trabajos super raros de los que ya hablaré. No son especialmente difíciles, pero eso sí, te comes la cabeza y llevan su tiempo. Estos trabajos cuentan un buen porcentaje de la nota cuatrimestral, un porcentaje que me parece escandaloso (en Instituciones y Estructuras de Decisión, que viene siendo Derecho Público, las prácticas, que realizamos en clase, cuentan un 40%. La asistencia, un 10%)
Pero hay otras universidades es aún peor. En concreto, la UAH (Universidad de Alcalá de Henares) parece casi un colegio, por lo que me van contando. Un montón de trabajos, un montón de parciales… Y todo te quita temario para el examen final. Y si hablamos de la de Vicálvaro, más de lo mismo. Exámenes semanales. Ni en primaria, no me jodas. La Autónoma creo que es algo más universidad y algo menos colegio; la Politécnica, comosiempre, va por libre, porque los ingenieros curran en licenciatura, en grado y hasta en FP.
Por cierto, que esto de las “prácticas” es una tomadura de pelo. Se supone que es algo propio de ciencias, pero como Bolonia pretende cientifizar todas las áreas de conocimiento, ahora es obligatorio un 30% de clases prácticas, que en el ámbito de sociales y literatura se traduce en trabajos y debates. No me preguntéis cómo ni por qué, pero mientras que los de biología se quitaron sus prácticas de laboratorio en una semana , yo tengo 1 hora semanal de prácticas de cada asignatura (y, en total, 3 horas semanales de clase por materia). Doy yo más prácticas de debate, que los de ciencias de laboratorio. A partir de ahora no me voy a fiar ni de mi médico.
ASISTENCIA
Se acabó eso del mus en la cafetería en las clases chorras. La asistencia ahora cuenta de verdad. En la mayoría de mis asignaturas, cuenta sólo un 10%, pero he escuchado a gente a la que no le dejan presentarse a exámenes a partir de no se qué porcentaje (no muy elevado) de faltas.
Gente de la UAH me ha dicho que no les dejan entrar tarde a clase, ni salirse en mitad de ésta. En Sociología lo hacemos continuamente: yo he llegado a entrar una hora tarde a clase, y a nadie le ha importado. Salimos para comprar café, para ir al baño, o porque la clase nos aburre y nos apetece. Con que firmemos la lista en medio minuto, vale.
Ahora bien, esas listas son algo tan poco común, que yo me enteré esta semana de que existen. En mi carrera, la mayoría de las veces no las pasan. Y como yo apenas he firmado dos (creo que son muy pocas, para tres meses de clase), mi “plan” ahora es dejarme notar en clase. En todas las clases hablo, aunque no sepa de qué (si no hay dudas, te las inventas). Si el profesor sabe tu nombre, es que vas a clase, punto.
EVALUACIÓN
Según en qué carreras, parece de coña. En la UAH, exámenes parciales que te quitan temario (¡en carreras de letras!), en la URJC, trabajitos y exámenes casi semanales; y en la mía, trabajos que cuentan más que el propio examen, aunque, eso sí, nada de exámenes parciales. Y nuestros manuales son tochos bastante gordos.
Tengo una asignatura que es un cachondeo, nadie sabe de qué nos examinamos. El profesor ni ha dado manual, ni apuntes, ni sube nada al campus virtual. Las clases parecen a veces inconexas entre sí, como si según entra al aula, dijese algo así como “a ver.. hoy no me apetece seguir dando contabilidad… hoy hace un día muy soleado, muy azul, lo que me apetece es explicar el PIB“. Pos vale. En clase nos dedicamos a hablar, él explica algo, da ejemplos, hace preguntas, nosotros nos comemos la cabeza, nosotros reguntamos dudas, él nos saca a la pizarra, nosotros contestamos. Cuando le preguntaron qué tenemos que estudiar para el examen, él dijo que no ns preocupásemos, que con ir a clase aprobaremos. Pero ha puesto fecha de examen. Nadie sabe qué entra en ese examen. Guay.
Me dijeron que, antes de que yo llegase a este grupo, este profesor hizo dos exámenes sorpresa. Llegó un día a clase gritando “¡examen!“. Todo el mundo acojonado. Entregó entonces unas hojas con preguntas super complicadas de economía, todas del tipo “nombre y apellidos”. En serio. Cuando los recogió, dijo “si no habláis durante el resto de la clase, ya estáis todos aprobados“. Ahora tenemos una seria curiosidad por saber si en el examen cuatrimestral nos preguntará la fecha de nacimiento y nuestro color favorito. En todo caso, algo está claro, y es que esto NO ES UNIVERSIDAD.
Por cierto, que los peor parados de ésto son los de Magisterio y Educación Infantil. La mitad de ellos ni siquiera tienen exámenes, sólo trabajos. Con esto, lo siento, pero el tópico se vuelve realidad: ¡pinta y colorea!
CRÉDITOS:
Me jode, y mucho, el asunto de los créditos. Porque antes las materias de libre elección de las podías sacar entre cursos, conferencias, o asignaturas de otras carreras. Podías hacer cosas que realmente te interesasen y te sirviesen para la carrera, y te aprobaban un montón de créditos.
Ahora, ir a conferencias no cuenta para nada, y tu “libre elección” de asignaturas se baja en una obligación de matricularte en una asignatura (=pagar una asignatura) que te aprueban por participar en actividades de la universidad (=pagar otra asignatura). Por ejemplo, te apuntas (pagando) a clases de baile, deportes o idiomas de tu universidad, y así puedes matricularte (pagando) en una asignatura que se llama “transferencia de créditos”, que es obligatoria en todas las carreras. Fascinante. Esa asignatura cuenta sólo 6 créditos, y en la mayoría de las universidades te obligan a hacer más de una actividad para aprobarla (apuntarte a dos idiomas distintos, o a idioma y baile, o a…). Total, que en esa asignatura no aprendes nada para tu carrera, pero estás obligado a hacerla; mientras tanto, a diario hay un montón de conferencias y talleres super interesantes que no sólo no te convalidan créditos; es que ni siquiera puedes ir, porque coinciden con horario de clases, y si faltas a clase, suspendes.
En mi universidad hay casi semanalmente entrevistas a gente. En Octubre vino Rosa Díez; ayer, Cayo Lara, y la semana que viene, Zygmunt Bauman. Y entre medias ha habido muchísimas más ponencias y charlasa, claro, pero no me acuerdo de todas. Hay siempre cosas más interesantes que ir a clase de historia (cosa que considero una pérdida de tiempo: puedo leerme el manual de historia en mi casa, yo solita), pero no puedes, porque como estudiante de grado, tu obligación es ir a clase.
CALENDARIO LECTIVO
Con Bolonia, las clases empiezan a principios de septiembre. Muy a principios. Sin embargo, la Selectividad se hace a mediados de mes; y en algunas comunidades, como en Madrid, no te puedes matricular hasta finales de octubre.
Un mes y medio después de que la carrera haya comenzado.
Yo soy de ciencias sociales y vale. Pero a los de ingenierías les tiene que sentar super bien ese mes y medio de retraso, je.
Y hay casos peores. Hay gente a la que la han llamado para entrar a su carrera a finales de noviembre, porque antes no quedaban plazas.
Yo empecé la universidad a mediados de noviembre, que es lo que tardé en conseguir que me dieran el cambio de turno. Hay asignaturas que tengo directamente suspensas, porque he faltado a muchas clases y no he entregado una sola práctica de los dos primeros meses. Tampoco la puedo recuperar en septiembre, porque las prácticas no son recuperables. Sin empezar la universidad, ya tenía suspensa esa asignatura, ¿y todo por qué? Porque Bolonia está muy mal pensada.
MADUREZ DEL ALUMNADO
Ahora, los pobres estudiantes de grado no nos podemos traumatizar. Y para ello, hay universidades en las que existen las tutorías. Como en el instituto, je. Para hablar de los problemas que tengas.
Hace unas semanas, se reía un profesor de licenciatura (doble licenciatura, ADE con Márketing, o algo así) de la URJC con sus alumnos. Se burlaba de que el maravilloso nuevo sistema educativo le había hecho a él tutor de un grupo de magisterio. Que éstos le habían pedido que fuese a hablar con una de sus profesoras, porque tenían un problema con ella. Y él se preguntaba a sí mismo que a santo de qué tenía que ir él a discutir con la señora, si ni la conocía, ni tenía él ni sabía qué materias se estudian en Magisterio, ni ná de ná, que lo suyo eran los números y la economía.
Antes, se supone que en la Universidad te resolvías tú solito los problemas, que te buscabas la vida. Ahora tienes tutores para ayudarte.
Mi madre, cuando ve un niño pequeño, suele decir “ayy, mírale qué mono, el bebé… Lo malo es que luego crecen” (tras esto, suele mirarme de un modo muy significativo, y es que madre solo hay una, aunque sea para odiarte). Bueno, pues mamá, mamás del mundo, no os preocupéis. Gracias a Bolonia, vuestros nenes de veinte años están en la Universidad como si estuvieran en el cole. Dentro de poco, os enviarán las faltas de asistencia y podréis ir vosotras a hablar con el profesor; y si no, tiempo al tiempo.
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