V. Experiencias pre-profesionales: Anecdotario de una profesora particular (3)


Alumno 3: El chico argentino

No sé si alguna vez he escrito sobre la «fiebre del pegado de carteles». Esta fiebre es la que nos da a los profesores particulares que no contamos con una «cantera», es decir, contactos con alguna escuela o instituto que nos pase directamente a los chiquillos para evitarnos la necesidad de anunciarnos. Así vive un capullín muy amigo mío, su padre es conserje de un instituto, él es conocido en el centro en el que trabaja su padre y encima tiene la ventaja de enseñar matemáticas, física y química, que están muy demandadas, por lo que se pone las botas. Tampoco voy a negar que sus alumnos obtienen muy buenos resultados y gracias a ello consigue un buen mantenimiento de la clientela, pero vamos, el muchacho nunca ha tenido que pegar ni un cartelito, mientras la que esto escribe debe hacer rondas de carteles y cibercarteles; pues ya hay portales, como www.tusclasesparticulares.com, www.profesor-particular.com, www.profeparticular.com, www.donprofesor.com y www.miprofesor.es entre otros, donde los profes podemos anunciarnos y los padres pueden buscarnos, con el consiguiente ahorro de papel, aunque una aconseja utilizar ambos sistemas para cazar alumnos.

A lo que iba, cuando quieres ser profesor particular, te entra la fiebre de pegar carteles, y ahí vas por toda la ciudad buscando los mejores rinconcitos y, si tienes buena mano con los dueños de las tiendas, es el momento de rogarles que te tengan una temporadita con el anuncio pegado en su escaparate porque… el profesor particular, y más en crisis, es muy hijodeputa (todo junto) y se puede ver cómo las bajas pasiones conllevan la desaparición de los cartelitos de la competencia. Lo dice una que no sólo pega carteles, también hace rondas y los censa para comprobar si siguen ahí.

El caso es que en una de mis «fiebres» se me ocurrió poner un cartelito en un locutorio. Ese cartelito era un poco especial, pues no sólo me ofrecía para dar clases particulares y atención psicopedagógica, además me ofrecía como correctora de textos, pensando que en un lugar que siempre anda lleno de extranjeros podía tener alguna oportunidad, pero no puedo compertir con el chitipitifláutico corrector del Word. Sin embargo, sí que recibí una llamada para solicitarme como profesora particular a raíz de mi cartelito del locutorio. Me llamó nada menos que una chica argentina que trabajaba ahí por las mañanas.

La verdad es que el niño no era complicado. Tenía entonces seis años y su único problema era un poco de retraso en la adquisición de la lectoescritura y las primeras cuentas. Al parecer, al niño se le habían hecho pruebas neuropsicológicas y se le había detectado un cierto retraso madurativo, por tanto, aunque siempre se le puede estimular, esa cuestión tenía una base física y, si no me falla la memoria, una gravedad ínfima. ¡Ni que todos los niños tuvieran que hacerlo todo exactamente al mismo tiempo!

Por si me lee alguien que albergue tópicos acerca de los alumnos extranjeros, debo comentar que este chico, a pesar de su edad (tenía cosas de niño, pero no debemos olvidar QUE ERA UN NIÑO) es el alumno mejor educado que he tenido, con el que menos me ha costado trabajar. Hubo otros problemas, pero nada tuvieron que ver con el chaval, sino con su entorno, que voy a describir a continuación:

– La madre tenía un horario tan intenso que apenas convivía con su hijo. Todas las mañanas se las pasaba arrimando el hombro en el locutorio y todas las tardes se iba a trabajar a otro sitio, por lo que llegaba a su casa a las 9 de la noche. Un disparate.

– No contaba con el apoyo de una pareja. El padre del chico se quedó en Argentina y la relación se rompió. Incluso diría, por lo poco que se mencionaba al caballero, que quizá ni le prestaba el menor apoyo a su hijo.

– Sí tenía otra hermana viviendo en Almería, que pasaba de cuando en cuando por la casa a echar un ojo, pero ese apoyo es muy leve, más teniendo en cuenta que esa hermana tiene también un niño pequeño (unos 4 o 5 años) y cuando le daba por aparecer y me pillaba a mí trabajando, me tocaba cuidar de los dos niños, así que esto era más una complicación que una asistencia, porque el pequeño distraía al mayor y no hacía más que intentar acaparar nuestra atención.

– Por lo demás, el niño estaba a cargo de la abuela, una pobre mujer analfabeta, que por lo tanto no estaba en condiciones de apoyar al niño académicamente en ausencia de otro adulto, y, lo que es peor, con principio de alzheimer recién diagnosticado. Por tanto, lo normal era que estuvieran solos en casa el niño de 6 años y su abuela con alzheimer. ¿Quién cuidaba a quién? Esa situación era un peligro, y no me puedo imaginar cómo lo habrán resuelto.

– Si yo necesitaba consultar algo, sólo tenía dos alternativas: o intentar importunar a la madre por las mañanas, durante su horario laboral, o plantearle los problemas a una abuela que no está del todo en sus cabales, y quizá, intentando no pecar de indiscreta, a la itinerante tía del nene.

Al final mis dificultades me las comía yo con patatas, al igual que me comía a los dos nenes por el precio de uno, y lo que es peor: también me comía a la abuela. Como mi horario era de 6 a 8 o de 7 a 8 (se trataba de un momento en el que compatibilicé a varios alumnos a la vez) al final acababa quedándome hasta las 9 o incluso 9.30 a la espera de que llegara la madre con tal de no dejar sola a la abuela. Por supuesto, como esas horas las hice porque me salí de las narices, ya que no tenía estómago de dejarlos solos, nunca me las pagaron. Soy muy dada a cometer esos atentados contra mi tiempo y mi economía, pero es algo que no puedo remediar.

La anciana me tomó cariño. Incluso se ponía a hacerme confidencias. Recuerdo una en especial…

La abuela me vino con una foto en la mano. En esa foto salían ella y su difunto esposo. Ambos rubios, altos, con los ojos azules… además de un apellido de origen alemán o austríaco. Cuando vi la foto mi reacción fue decir «Admiro la diversidad racial que hay en Argentina, usted y su esposo sois tan rubios, su otra hija tan rubia y su nieto y su madre tan morenitos…» Aviso que este comentario lo hice sin maldad ninguna y debe leerse literalmente, entiendo que en Argentina hay mucha diversidad racial y que hay familias en las que los nenes pueden salirte de cualquier color.

Su respuesta fue «¡Ella antes era más clarita! ¡Lo que pasa es que de pequeña salía demasiado a jugar bajo el sol!»  – sí, claro, con esa pinta de mulata y resulta que no es eso, que es que se le había chamuscado, aquí me tocó hacer un esfuerzo para no reír y seguir escuchando respetuosamente- pero, tras esto, bajando el tono me dijo «Mira, nadie sabe lo que te voy a contar,ni mi otra hija ni ella misma, pero mi hija fue adoptada nada más nacer».

Me pareció desolador. La madre de mi alumno ignoraba que había sido adoptada, su hermana también lo ignoraba, su padre adoptivo ya no podía contar nada puesto que hacía años que había fallecido y la única que recordaba el secreto, esta señora, estaba en proceso de ir perdiendo la memoria y sus facultades mentales en tiempo récord.

Este alumno me duró poco más de un mes. Ignoro por qué fui despedida, no hubo motivos. La razón que se me dio es que antes de que yo le diera clase, había otra persona, que debido a que se había tomado unas vacaciones había dejado el puesto libre cuando yo vine a ocuparlo, pero dicha persona había regresado y se decidió que retomara el trabajo. Sé que este dato (que había una profesora anterior que se marchó) es cierto, porque también se me comentó cuando me llamaron… pero no sé, no sé… ¿No será que a la madre del chiquillo no le hacía gracia que me quedara hablando con la abuela? Ideas que se me pasan por la cabeza, pero qué queréis que os diga, veo mejor lo que hice que dejar sola a esa mujer, que por no tener a quien contar sus secretos, se los cuenta a la profesora particular de su nieto…

Continuará… que no todo va a ser hablar de los electroduendes…

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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6 respuestas a V. Experiencias pre-profesionales: Anecdotario de una profesora particular (3)

  1. fmateo dijo:

    Como bien sabes, yo también tendría un buen anecdotario para comentarte…. la verdad es que el tema de las clases particulares (y supongo que como cualquier trabajo) implica que vas a tener experiencias de lo más diversas, pero bueno, yo prefiero no contar algunas de las que tengo porque yo firmo mi blog con tooodo mi nombre (y lo que ello implica). Lo que sí te voy a decir es que este «capullín» tiene en mente, por fin, un tema para un blog y que se relaciona con esto que has contado, lo de las clases particulares. En mi caso, quiero que sea más como un punto de encuentro para mis alumnos pero no descarto llegar más lejos. Ya te contaré, ahora sabes que el profesor «capullín» está de exámenes y que tiene todo esto chapado (además de que hace tiempo que no escribo en mi blog, ya sabes que tuenti se me peta de visitas, mientras que estas cosas las llevo peor…).

    Un saludete.

  2. vengatriz dijo:

    Qué a pecho te has tomado lo de «capullín», jajaja… me alegra que tengas ya las ideas asentadas para un blog. En cuanto esté encarrilado, avísame, sabes que en este espacio tienes propaganda gratuita. Te adelanto una noticia (y, de paso, la adelanto a quien me lea): al parecer (tachán) MAÑANA me ponen POR FIN Internet. Ojalá sea verdad para poder dar por zanjado el asunto, tanto bloguerísticamente como en mi vida, que estoy de los electroduendes hasta el arco ojival de medio punto…

    Un abrazo 🙂

  3. fmateo dijo:

    Pues me alegro un montonazo, la verdad!! ya va siendo hora de que nos veamos por aquí, por la red. Piensa que a este «caso» apenas nos vemos, menos mal que mantenemos la sana costumbre de leernos y de mantener el contacto, que si no…

    En fin, el viernes paso por el aro de los exámenes, así que en breve tendrás noticias mías.

  4. vengatriz dijo:

    Paso a caso y caso a paso resulta que… ¡tachán! ¡Me han puesto internet! Paso a contar el desenlace de la historia y anuncio, oficialmente, que ya no sólo entraré de noche, que youtube, tuenti y facebook vuelven a existir para mí y que me desentiendo olímpicamente del juego al que está enganchada mi señora madre… ¡yupiiii!

  5. Clara dijo:

    Argentina es así. Hay tantas historias que cuentan sobre niños desaparecidos. Yo tengo familia allí se fueron porque aquí estaban mal y allí estuvieron fatal pero todos salieron adelante

    • vengatriz dijo:

      ¡Hola, Clara! Al final tendemos a sobrevivir, a salir adelante como sea 🙂 Gracias por aparecer por aquí. Si estás interesada en leer mis nuevas entradas, que están protegidas, podemos ponernos de acuerdo a través de Facebook. ¡Gracias por estar!

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