Clase 6:
¡Por fin tuve alumnos! Mi técnica me había prometido solemnemente que ellos se enterarían de que había clase y que haría lo posible por lavar nuestra imagen, tal y como expliqué con mayor detalle en una de mis respuestas a un comentario recibido en el post anterior de esta misma categoría «La chica de la Cruz Roja».
Conmigo vino un compañero del que me sorprendió saber que como no cree en los partidos actuales, vota a la Falange. Para los que no sepan a qué me refiero,baste decir que quienes votan a la Falange son aquellos que piensan que con Franco todo iba mejor: la gente era más honrada, todo el mundo tenía trabajo, no había mendigos por las calles, ataban perros con longanizas y las ovejas eran rosas y volaban por los cielos.
Lo más sorprendente del asunto es que alguien que dice que en época del Cid cortaban la cabeza a los moros luego se dedique, y vocacionalmente, a ayudar en el área de inmigrantes. Esto sí que es un conflicto cognitivo para mí.
Volviendo a la cuestión principal, ese día mis alumnos sí fueron avisados y sí di clase, pero como parece que las cabezas pensantes de CR no hacen una como deben, en vez de comunicarles que la clase era a las 10.30 los citaron a las 10.
Consecuencias de esto:
– Los alumnos llegaron (a pie, a través de caminos de tierra) y esperaron media hora.
– Al ver que no estábamos, volvieron a su casa.
– En ese momento, nosotros llegamos al aula y vimos, cómo no, que no había nadie.
– Tal y como nos tienen dicho, si vemos que no hay nadie, vamos a los asentamientos.
– Cuando llegamos a los asentamientos, nos los encontramos, porque ellos llegaron al mismo tiempo (es la diferencia entre ir a pie o ir en coche).
Imaginaos, después de la paliza andando y de la espera que llevaban en el cuerpo, que les dijéramos que veníamos a dar clase, que fueran otra vez al aula.
Por ende, alumnos con intención de asistir (los que se habían dado el paseíto) eran 6… en el coche no cabían tantos y a mi compañero, que es el conductor, no le daba la gana dar dos viajes para llevárselos a todos, por más que yo pusiera carita de «por favor», alegando que él no tiene por qué estar yendo y viniendo si la culpa de eso es de la incompetencia ajena, aunque más bien su expresión fue «si ellos lo hacen mal, no es culpa mía, yo ya paso de todo, como hacen ellos».
Estupendo. Y poquito a poquito, ese tipo de excusas favorecen que la incompetencia se extienda y lo devore todo.
Lo bueno, aunque realmente no es bueno pero nos solucionó el problema, es que de esos seis que querían venir, tres se rajaron por la mala leche (justificada) que les entró… así que los tres restantes sí cabían en el coche y sí podíamos llevarlos.
En cuanto a la clase, normal, dentro de que la improvisé entera. Odio ese libro de texto que me dieron, no se adapta al nivel real de los alumnos. Antes me mataba a preparar material informático, pero conlleva muchas horas de trabajo y luego es un chasco horroroso ver que te hartas de trabajar y no das clase. Encima, lo ideal, en caso de seguir un libro, es que cada alumno tuviera su libro. Podría preparar fotocopias, pero sé que las fotocopias son algo que se pierde, y no me fío de los de CR para imprimirme la cosas, las veces que he pedido que lo hagan, no lo han hecho como yo quería. Ni siquiera tienen una triste libreta (que hace tiempo que pedí) para que sus apuntes tengan algo de estructura. Tampoco me llega el libro de caligrafía que solicité para el chico que no sabe leer.
Por tanto, hasta que vea que los demás se aclaran, funciono a pizarra, tiza y garganta. Muy tradicional, pero son las herramientas básicas del docente… y en mi caso, soy una docente que ha sido capaz de sobrevivir y dar clase incluso sin tiza y sin pizarra. Dentro de eso, no soy persona de dar clases magistrales, busco interactuar permanentemente con ellos, que hablen, que lean, que escriban (que salgan ellos a la pizarra, por turnos). No me parece que se aburran, porque no voy a soltarles rollos, aunque daba clases mucho más curradas y divertidas en otra época de mi vida (reciente)en la que tenía más recursos… ¡ay!
Sólo decir que para evitar problemas de incomunicación futuros nombré un delegado- representante y les anuncié lo que me habían anunciado a mí, que el proximo día se incorporaría una mujer y que yo puede que asistiera o puede que no (debía hacerme una analítica y aquella mañana era idónea para ello).
Todo parecía aclarado y los problemas de comunicación, resueltos…. ¡pero no!
Bonus:
Siguiente día de clase. O de no clase. El día anterior había llamado a la compañera que debía empezar, para alertarla de que iba a estar sola, pero la mujer tuvo un brusco cambio de opinión: de pronto cayó en la cuenta de que su madre se estaba muriendo (la madre llevaba un rato muriéndose, eh, no es que le diera nada repentino) y de que igual era más conveniente pasar con su madre sus últimos momentos que ir por esos mundos de Dios a dar clase de español.
La cosa es que cuando te vienen con un «quilombo» así (este término es argentino, pero lo he adoptado porque me gusta cómo suena) sólo te queda desear que le sea leve, que le vaya bonito… y ni siquiera le puedes reprochar que no te haya avisado, que haya comprometido tu palabra porque tú contaste a los alumnos que ella iba a ir, etc, etc…
Y eso conllevaba otra cosa más: esa chica tenía carné. Como tenía carné, se suponía que iría sola. Como se suponía que iría sola, no había ningún compañero comprometido para hacer las vecesde chófer. Por tanto, me quedaba yo tirada, nuevamente, al frente de la tarea, nuevamente, y sin chófer.
Puto carné de los cojones (de ahora en adelante: PCDLC) que por sí solito merecería una entrada.
No quedaba otra que llamar a la técnica y comentarle el percal. Por supuesto, aunque mi ex compañera afirmaba haber avisado en CR (supongo que llamaría a la máxima jefa del área) la técnica (nuestra jefa inmediata) no sabía nada de nada: ni que la otra voluntaria lo había dejado ni que el chófer había manifestado que no tenía intención de acudir.
Así que le comenté lo de mi analítica y le dije que si encontraba quién me llevara, iría (pese a mi intención inicial de no ir) pero si no encontraba a nadie, quería saberlo pronto. Una petición, creo yo, bastante lógica.
La mujer (yo creo que estaba deseando que yo faltara porque mi presencia le supone un cierto estrés profesional) empezó a decirme «no, Silvia, ¡tu vida es más importante! ¡Si tienes algo que hacer hazlo!». Por más que yo le decía «Preferiría hacerme el análsis mañana, pero puedo hacérmelo otro día» ella insistía en ese punto de recordarme que mi vida es lo más importante para mí. Seguro que en realidad pensaba «Mira, Silvia, tu vida ¡ES MI DESCANSO!». Qué triste.
Yo entonces le dije que había nombrado un representante, que si nadie iba a ir que le avisaran a él, que él avisaría a todos los demás. Ella respondió que no me preocupara, que para que no siguiéramos perdiendo la confianza del alumnado, iría ella misma. Quedamos también (puesto que las llaves del aula las sigo teniendo solamente yo cuando se supone que deberían haber hecho varias copias) en que a primera hora de la mañana, antes de clase, ella pasaría por mi casa para recoger las llaves.
¿Qué pasó al día siguiente? Os lo resumo:
– La técnico me mandó un sms que ni vi diciendo que al final no podía dar clase, que buscaría a dos personas para darla, pero que no prometía nada.
– Luego me llamó para anunciarme que no había encontrado a nadie que pudiera ir.
– También me dijo que llamó al delegado, pero que el delegado estaba trabajando y de todos modos no tenía previsto ir a clase ni podía avisar a los compañeros, por lo que al parecer la técnica (sí, ella misma, en persona, sin delegar en segundos o terceros) se dedicó a llamar a dos o tres de ellos para divulgar el asunto.
No sé en qué quedaría la cosa, pero… me alegró no haber asistido, dadas las circunstancias, podía exponerme a otro plantón.
Previsiones:
Tengo una clase a dar el martes, pero el próximo jueves salgo de viaje y no regreso hasta el martes siguiente (mis clases son los martes y los jueves). El próximo día 24 es cuando SE SUPONE que POR FIN aquel compañero que tenía al principio de los tiempos, va a reincorporarse. Me gustaría contar con que me supliera en esos dos días que voy a faltar, sobre todo tras todos los marrones que me he tenido que comer en su ausencia, pero no lo tengo nada claro. Le mandé un sms comentándole el asunto, y un correo informativo que incluía los días que he dado clase, qué contenidos he dado y cómo lo he hecho, para que no se sienta perdido… pero DE MOMENTO no me ha contestado. Dicho correo fue reenviaod también a la técnica, pero ella también me ha ignorado. Si los alumnos se ven sin atender tantos días, es altamente probable que nos manden a la mierda… pero, como bien me decía esta mujer que cobra por el trabajo que no hace: «Silvia, ¡tu vida es más importante!».
Ahora entiendo aquel test del principio en el que me preguntaban cómo reaccionaría si tenía algún conflicto con un compañero o si me sentía en desacuerdo con algún técnico.
Llevo computadas 6 clases (es decir, 12 horas) más las cuatro horas que eché el día de las firmas (4 horas), que hacen un total de 16 horas. Espero poder hacer, al menos, 30 horas antes de rajarme: es lo mínimo que te piden tener en cualquier curso para que te lo acepten en el INEM.
Llamadme pesimista, pero mi experiencia voluntaria no pinta nada bien. Yo quería coger experiencia y así no hay manera.
Abrazote a todos.
Continuará….
Te deseo más suerte la próxima semana, a ver si al menos completas esas 30 horas!
Sí, se supone que me metí para coger experiencia y me lo tomo más en serio que todos los que están allí.. porca miseria (sniff)