VI. Experencias pre-profesionales: Mis prácticas en RRHH (2)


El funcionamiento de las prácticas en el Master de RRHH que me traía entre manos quería asemejarse al proceso real de selección de trabajadores.

No recuerdo ya si éramos 25 o 30 alumnos, pero recuerdo con pavor cómo se nos decía que las empresas llamaban a unos o a otros para una entrevista y a mí no me llamaban nunca. No podía entender la razón, puesto que todos estábamos haciendo el mismo Máster y pretendíamos optar al mismo puesto de trabajo, siendo además todos igualmente novatos para ese puesto. El único criterio por el que podían rechazar currículos «a priori» sin mediar ni una triste entrevista previa era nuestra formación. Ahí ya pude reparar en que es más fácil relacionar a un abogado, a un diplomado en relaciones laborales, a un psicólogo o, incluso, a un titulado en turismo (por el nivel de inglés) con el puesto de becario de recursos humanos que a un psicopedagogo. Tengamos en genta que a día de hoy muchas veces la gente de la calle no sabe para qué puñetas sirve un psicopedagogo.

Luego, también pude comprobar que mi tasa de éxito en las entrevistas era bajísima. Incluso podría decirse que nula. Me costó asumirlo, pero al final llegué a una triste conclusion: el factor diferencial que me hacía quedar fuera de las entrevistas era mi imagen. No fue una conclusión fácil, tuve que analizar otros casos parecidos para confirmarme en esta conclusión… pero, al menos en este ámbito, las chicas que iban vestidas de modo elegante e, incluso, inapropiado para un aula – aunque para mí la elegancia consiste en vestirse del modo apropiado para cada ocasión-  conseguían su puesto mucho antes que las que íbamos en camiseta y vaqueros por el mundo – bueno, hay que matizar que ese era nuestro «look» de ir a clase, para las entrevistas nos maqueábamos más, pero seguíamos yendo menos maqueadas que las otras-.

Conste que uso el femenino de forma genérica porque había una mayoría abrumadora de mujeres… y porque una, por inercia, tiende a compararse antes con otras mujeres, ya que considero que sus condiciones son más semejantes a las mías. Aún hay muchas diferencias por géneros para estas lides de conseguir trabajo.

Creo que alguna vez he comentado en este blog que estoy pasada de kilos. Sin embargo, nunca había atribuido a esta condición mis fracasos laborales o académicos. Tampoco se me había ocurrido atribuirlos a mi tendencia demasiado acentuada a primar la comodidad sobre el estilo. Ver esto fue demasiado revelador… y conllevó conseguir en tiempo record ropa adecuada para hacer las entrevistas, ropa adecuada para trabajar…  y volver a ponerme a dieta, ya que, gastronómicamente hablando, vivo siempre en dos etapas:

– O excediéndome, porque luego me pondré a dieta.

– O a dieta, porque me he excedido.

Esto creo que es aplicable a todos los vicios de la humanidad… y vicio es todo aquello que nos gusta, así que…

En resumen, a pasar hambre y a gastar en ropa.

Lo peor es que no se puede decir que consiguiera mi beca como resultado a mi cambio estético. No tuve que competir contra nadie en ninguna entrevista. Un buen día los organizadores del Master me comunicaron que había sido elegida por cierta institución pública, que me presentara para conocer aquello, firmar unos documentos y comenzar a trabajar.

Como podéis imaginaros, desde el momento en que una fue elegida para trabajar en un lugar en el que sólo trabajan funcionarios, cualquier posible esperanza de contratación se esfumó. El tema es que, según me dieron a entender implícitamente los organizadores del Master, ellos tenían especial interés en que yo pasara por ese lugar porque creían estar haciéndome un favor, ya que era uno de los lugares con mejor horario (sólo mañanas), con mejor sueldo(500 € al mes en vez de los 350 € que solían pagar en otros sitios) y, total, como yo había comentado en clase que estaba preparándome unas oposiciones…

Para que veáis qué consecuencias puede tener que comentéis en cualquier parte que estáis preparando oposiciones. Es una información que, tomando una expresión de cierto familiar mío, hay que tomarla (o en este caso, darla) con papel de fumar.

Debo comentar una cosa. El mínimo que cobra un becario según el convenio suele estar entre los 300-350 €. Es muy extraño superar esta cantidad. No obstante, ser becario conlleva (se supone) unos derechos, siendo el principal un horario que no puede superar las 5 horas de trabajo. La cuestión es que este derecho suele ser ignorado deliberadamente por las empresas, aprovechándose de la necesidad de los jóvenes, de tal manera que yo tenía compañeros que hacían turnos de mañana y tarde cobrando sólo 350 €… y debo reconocer que yo, trabajando 5 horas matinales y cobrando 500 €, lo que además me permitía dar clases particulares y ponerme en más de 800 €, vivía como una reina… la diferencia es que los que trabajaban tanto por tan poco tenían la remota esperanza de poder ser contratados y yo tenía la triste certeza de que, por más que me esforzara y bien que lo hiciera, no iba a ser jamás contratada en ese lugar.

En cuanto a cómo fue mi estancia en dicha institución, se puede resumir con una frase «Búscate la vida». El primer día me dijeron cuál era mi mesa, mi teléfono y mi ordenador, cómo usar el Lotus Notes, me dieron una torre de archivadores con información relativa a mi tarea y… «búscate la vida», con un relativo «si tienes alguna duda, pregúntame a mí o a la compañera X».

Teniendo en cuenta que él (y ojo, realmente era la persona responsable de mi trabajo, un becario se supone que lo que pretende es aprender) nunca estaba, me tocaba dar la lata a la compañera X, una mujer extremadamente ocupada y que, siendo cortés, jamás logró ser agradable (una moda en ese lugar, todos corteses, ninguno agradable), así que procuraba hacer la cantidad de preguntas mínimas para realizar la tarea que se me había encomendado.

Me siento muy orgullosa del trabajo que realicé en esos seis meses de estancia. Baste decir que la tarea que me encomendaron estaba empezada, que el año anterior la llevaron dos personas, pero lo poco que habían hecho lo hicieron con errores y me tocó retroceder, rehacer todo y avanzar… acabando aquello que se me pidió a los (nada menos) 4 meses. Me hice especialista en acoso telefónico (parte de mi trabajo consistía en encuestar a los secretarios de los ayuntamientos), en tratamiento de datos (debí aprender a manejar el Excel yo solita) y en opinar sobre cuestiones sobre las que realmente no tengo idea (diría que es lo que mejor se le da a un universitario). Comprobé que, pese a que me encanta trabajar con la gente, puedo y me gusta llevar sola una tarea (hasta llegar a un punto en el que me molestaban las intromisiones) y que soy capaz de tragarme mi sociabilidad e irme a desayunar todos los días sola sin que me dé un ictus porque los funcionarios se niegan a trabar lazos afectivos con una persona que no pinta nada y que desaparecerá a los seis meses de haber entrado.

Fui muy eficiente y me lo reconocieron, de hecho, como acabé el trabajo antes de plazo no tenían ni idea de qué hacer conmigo. Si me di tanta prisa, sabiendo que nunca sería contratada, era porque me motivaba la posibilidad de poder hacer cursos privados, puesto que me habían prometido que si acababa a tiempo, me dejarían hacer formación. Me sentí muy estafada cuando llegó el momento, no me lo permitieron, y tampoco me enseñaban a hacer cosas nuevas porque no sabían qué puñetas encargarme para tenerme entretenida.

Eso motivó que, aunque yo suela decir que estuve de becaria seis meses, abandonara la beca a los cinco meses porque me surgió un trabajo que parecía mejor.

Sobre ello hablaré próximamente: una experiencia laboral «pa mearse y no echar gota».

¡Gracias por estar!

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
Esta entrada fue publicada en Experiencias Pre-Profesionales y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a VI. Experencias pre-profesionales: Mis prácticas en RRHH (2)

  1. Garicano dijo:

    !Hola!,

    ?Sabes? Cuanto mas leo tu blog y veo cuantisimas cosas has hecho hasta llegar al dia de hoy (tienes vivencias para ‘echarle a los chinos’), mas me pregunto que he estado haciendo yo por comparacion :S.
    Bueno, espero con ansia tu proxima entrega, que nos has dejado con un ‘cliffhanger’ del 15 ?No seras escritora?

    P.S. Ni un comentario sobre los acentos… gracias.

    • vengatriz dijo:

      Pues tú, que yo sepa, una pedazo de carrera y una estancia prolongada en el extranjero ¿te parece poco? 🙂 debes tener un super-CV, además de un coco muy bien amueblado.

      Intento ser escritora, fíjate que, pese a lo inconstante que soy, llevo casi un año actualizando el blog de manera bastante continua.

      PD. Tuve que buscar lo del cliffhanger. No hay día en el que no aprenda algo, jejeje.

      PD2. ¿Bajas a Almería para verano?

      • Garicano dijo:

        Jejeje, no me digas un pedazo… la tengo entera 😀 (a veces todavía sueño que se equivocaron al pasar las actas y tengo que repetir algún examen :S).

        En realidad, lo que quería remarcar es que tienes un abánico de experiencias enorme (y creciendo), eso es lo que me maravilla, porque veo en tí una versatilidad que por ahora no veo en mí mismo.

        Y bajaré unos días en Mayo. Nos vemos.

      • vengatriz dijo:

        Me alegra que valores esas experiencias. A veces debería valorarlas más yo misma. Sobre este tema quería postear una entrada, ya lo estuve hablando ayer con un amigo. Igual es la próxima 😉

        ¡Nos vemos!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s