IX. Experiencias pre-profesionales: Algunas entrevistas de trabajo (I)


Esta no es la primera entrevista que me hicieron. La primera fue muy irrelevante. Se trataba de un gabinete psicopedagógico en la que necesitaban un psicoyo para Dios sabe qué, pues ni recuerdo con exactitud qué perfil era el que estaban pidiendo; quizá alguien especialmente documentado en problemas asociados al aprendizaje de la lectoescritura, pero no estoy en absoluto segura, hace años de esto. La entrevistadora fue muy amable, me hizo las típicas preguntas y yo me mostré muy satisfecha de mí misma hasta que llegó el momento de la gran pregunta, esa que trata sobre la disponibilidad y donde creo que yo la cagué porque la disponibilidad que necesitaban en el gabinete chocaba con ciertas actividades mías.

Consejo para navegantes, el trabajo es lo primero, si te preguntan por tu disponibilidad, esta es total, porque… cuando firmes el contrato ya te llegará tu oportunidad de intentar regartear, pero de entrada has de ser el esclavo perfecto del seleccionador/a.

Pero mi segunda entrevista de trabajo fue mucho más divertida. Se trataba de una especie de reformatorio masculino, es decir, un centro en el que andaban internados varones desde su más tierna infancia a su nada tierna adolescencia, todos ellos con algún tipo de pasado delictivo/violento a las espaldas. Y allí estaba ofreciéndome yo, como docente y orientadora de esos corderitos.

No fui consciente de que quizá mi actitud había sido algo temeraria hasta que no me presenté en mi centro, acompañada de esa carpetica que siempre me acompaña en las ocasiones especiales; sí, esa que tiene las dos o tres copias de mi CV.

Aprovecho la ocasión para recomendar que no os llevéis la documentación que acredita la veracidad de vuestro CV porque es un poco idiota ir más cargado que un Rey Mago cuando ni siquiera se sabe si te van a elegir o no. Ellos de entrada sólo miran el CV. Después, si te aceptan y les interesa, puede que te pidan esa documentación… o puede que nunca te la lleguen a pedir. De ahí que sea arriesgado mentir con el CV y que, sin embargo, mucha gente lo haga. Incluso supe de un muchacho que en una ocasión consiguió trabajo de becario en una universidad alegando que tenía una carrera que jamás había tenido, gracias a su habilidad con la informática (no es muy difícil customizar el título de otro) y a la manifiesta incompetencia de mi universidad, pero esa es otra historia…

El edificio era enorme. Nada más cruzar la primera puerta tuve que pasar por un detector de metales. Había parejitas de vigilantes que se habían repartido todas las zonas, de tal manera que ellos me iban dado escolta por los tramos que correspondían a su zona hasta que llegábamos a la siguiente pareja. Esto se produjo por todo el patio. Luego tocó superar otro detector de metales para acceder a conserjería. Allí debí firmar mi presencia y me dieron una identificación. Con ella, siguiendo las indicaciones que me dieron, subí a la primera planta y me quedé en una sala de espera, aguardando a que me llamaran.

Cuando comenzó la entrevista, las primeras preguntas eran las normales: sobre mi formación, sobre mi (in)experiencia previa, sobre qué podía llamarme la atención de ese trabajo, sobre qué sabía de su labor, sobre mis expectativas en cuanto a horario y salario… y de pronto llegó LA pregunta, esa que se te queda clavada en los oídos para siempre y que acaba siendo perpetuada en bares, reuniones y, cómo no, este blog:

«Imagina que estás dando clase. Estás escribiendo a la pizarra y, mientras estás de espaldas, uno de tus alumnos golpea con una mesa violentamente a otro. ¿Qué harías?»

A mí se me vinieron un montón de ideas a la cabeza. La primera, que me olvidara de la capacidad propia de determinación, porque un lugar de esas características debía tener un fuerte reglamento. La segunda, que bajo ninguna circunstancia podía dejar a los «nenes» solos en el aula, aunque mucho me temo que tampoco se podía enviar a los «nenes» a dar ningún recado, por lo que volvemos a lo mismo, algo debía decir el reglamento. La tercera, que un suceso que implica violencia física no debe ser obviado, por lo que la posibilidad de ignorarlo tampoco era admisible.

Al final mi respuesta fue: «Actuaría según estuviera estipulado en el reglamento interno del centro».

Creo que mi respuesta fue correcta. Volví a casa bastante satisfecha de mí misma. Sin embargo, no me llamaron a trabajar y me quedó una sensación interna «No me han llamado porque no soy hombre».

Un tiempo después pensé que puede que realmente un hombre estuviera más capacitado para ese trabajo que yo por una razón: estos niños suelen venir de un entorno machista y lo que respetan es la fuerza bruta. Para empezar, iban a portarse mejor con un docente varón sólo porque el varón es equiparable en fuerza física a ellos y, para seguir, un varón (salvo excepciones) no les resultaría de modo prioritario un objeto sexual, mientas que una mujer docente en un centro así puede verse expuesta a bastantes episodios de acoso.

Sé que dicho así queda machista, pero no se trata de discutir la valía del hombre y de la mujer. De hecho, me considero feminista. Sólo analizo qué problemática específica puede tener una mujer trabajando en un entorno así y por qué es probable que, en igualdad de condiciones, un seleccionador prefiera elegir a un hombre antes que a una mujer.

No obstante, la historia del reformatorio es muy interesante para aplicar en situaciones de ligue. Recuerdo cómo una vez, en un botellón (¡todavía los botellones eran legales!) un chico que pertenecía al que entonces era mi grupo de amigos, se me acercó y me preguntó el clásico «¿En qué trabajas?». Yo, que tenía el ánimo burlón, contesté con cara de pocos amigos «Trabajado de psicopedagoga en un reformatorio masculino» (esto se dice haciendo especial hincapié en la palabra «masculino»). Los títulos que comienzan por psico y los entornos de trabajo fuera de lo común provocan divertidos efectos en los hombres.

¿Creéis que huyó? Un poquito. Luego le aclaré que bromeaba, pero que era una broma que podía materializarse, en tanto a que había hecho una entrevista de trabajo para ello. Poco después intentó ligar conmigo en una fiesta de Nochevieja y le dije que nones, pero esa es otra historia que no procede en este espacio.

Sólo digo (a las chicas) que probéis a contarlo en situaciones de ligue. Es muy divertido.

Próximamente: Más.

PD: De cada 100 CV que se echan (al menos por internet) se recibe una llamada para una entrevista. A quienes estén enviando sus CV les aconsejo paciencia, paciencia y más paciencia.

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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6 respuestas a IX. Experiencias pre-profesionales: Algunas entrevistas de trabajo (I)

  1. Vicente dijo:

    En una entrevista de trabajo, me preguntarom si me gustaba trabajar en equipo y porque, yo dije que no tenia inconveniente en trabajar en equipo, aunque me gustaba ser el unico responsable de mi trabajo. ¡ERROR! Hay que decir siempre que prefieres el trabajo en equipo, que es muy creativo y se aprende mucho. Aunque tengas que soportar a vagos que se descargan en ti, o que pierden el tiempo, etc.

    • vengatriz dijo:

      ¡Gran consejo! Aunque también depende del trabajo que se trate, porque si te presentas para un puesto en el que el trabajo va a ser individual corres el riesgo de cagarla también. Es mejor analizar qué características le convienen a esa empresa para venderles que eres su HOMBRE/MUJER. No sé si sería buena idea (recordad que soy una parada crónica que OSA dar consejos) pero en mi CV tengo puesto que me agradan ambas maneras de trabajar y destaco algunas ventajas de cada una de ellas: de los equipos aprendes, son más creativos, se suman los talentos de todos para resolver los problemas…. y en el caso del trabajo individual es un reto, adquieres un alto grado de compromiso, supone también un esfuerzo individual para aprender… todo es ir adaptando la (marrrrdita) dialéctica a gusto del consumidor.

  2. variablex dijo:

    ¡¡¡Cómo escribes!!! ¡Imposible seguirte el ritmo!

    La novia de un amigo hizo su primera interinidad como docente en una residencia escolar de menores supuestamente «no delincuentes». En realidad, aquello era un aparcaniños, la mayoría de los cuales venían de familias con graves problemas, muy pobres. El acoso que sufría era bestial, y dice que vió de todo durante ese año… Los niños eran todos menores de 12 años.

    Aunque generalmente estoy de acuerdo en que una mujer y un hombre pueden hacer las mismas cosas, creo que para ese puesto en concreto era mejor contratar a un hombre. No es sólo una cuestión de «fuerza física», sino de percepción social de peligro. En general, las mujeres no se ven como «peligrosas», y eso que más de una podría darle una buena paliza al más pintado… pero se supone que no lo van a hacer, aunque puedan hacerlo, por el mero hecho de ser mujeres. En cambio, cualquier hombre se percibe como un agresor en potencia, hasta al más canijo (pero no los obesos mórbidos) puede, en un momento dado, «darle un arranque» dejarte un ojo a la funerala. Al menos esa es la percepción social de los roles de género… que está muy lejos de la realidad.

    • vengatriz dijo:

      Y, si seguimos analizando, eso deja en mal lugar a los hombres, que de entrada son considerados violentos. Para muestra, los clásicos anuncios «Se busca chica para compartir piso»…

      PD: Ya lo sé, soy compulsiva. Lo mismo no paro de escribir que me da un arranque de pereza. Y estoy en fase productiva, para vuestra desgracia, pero sólo a nivel bloguero, porque cuentos hace un rato largo que no me sale ninguno…

      • variablex dijo:

        De hecho, así es. Un día podré escribir una entrada sobre ese tema (el de que los hombres somos considerados violentos). He estado esperando, porque podía traer problemas a otra persona, pero ya puedo hacerlo…

        La violencia y la agresividad potencial es quizá uno de los factores más determinantes de la «masculinidad», hasta el punto de que un chico que es evidentemente inofensivo es considerado «mariquita», aunque resulte ser hetero, y un hombre adulto, un «calzonazos».

  3. vengatriz dijo:

    Pues escríbelo!! Estaré atenta a tu blog 😀

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