«No es lo mismo la independencia que cambiar de dependencias«
Llevo varios días muy productiva, lo habéis notado. Las posibles entradas que debo ir subiendo se me agolpan en la mente. A tal grado llega la cosa que voy subiendo a dos entradas por día y, pese a eso, nada aplaca mi ardor literario. Pensaré que es otra consecuencia de mi reciente desocupación: hasta hace muy poco tiempo tenía todo mi día ocupado y, de pronto, con la llegada del verano, el tiempo de ocio se ha multiplicado.
Hoy voy a escribir sobre una idea o, planteándolo mejor, un recuerdo. Se trata de un amigo de una ex compañera de colegio al que habré visto unas cuantas veces, si bien le he perdido la pista en los últimos tiempos. Es más, lo que voy a contar no me lo narró la ex compañera, se lo escuché directamente a él mismo, lo que le da más valor.
Este chico estudió la carrera de informática. En los tiempos en los que yo iba al instituto esta era la carrera de la que todo el mundo decía que tenía salida; así consiguieron que la gente la estudiara en masa y… se colapsara la salida. Años más tarde, los informáticos se vieron solicitando firmas para que su carrera no fuera eliminada, pero esa es otra historia.
Cuando vio que trabajar de informático no era lo que le habían contado, estudió varios ciclos de formación profesional, hasta convertirse en un máquina capaz de arreglarte todo lo que se te rompa en casa, y ganar una pasta notable a base de hacer chapuzas de cualquier naturaleza. Una vez más se demuestra que los ciclos formativos dan más empleo que las carreras.
Además de las chapuzas, consiguió varios empleos a lo largo de los años, pero lo que no obtenía era un grado de seguridad que le permitiera emanciparse… hasta que decidió plantearse el problema de otro modo.
Su casa familiar era un duplex. Eso le permitía convertirse en topo y construir una casa paralela en el subsuelo, justo debajo del suelo familiar, lo que le permite tener luz, agua e ir y venir a su antojo (servicio de comida, lavadora, plancha y otras ventajas que da vivir con mamá) y a la par, mantener su independencia cuando quisiera, teniendo sus espacios propios.
Pidió ayuda a unos cuantos amigos que le ayudaron con el proyecto, más que nada a planificarlo de tal modo que la casa de sus padres no sufriera daños estructurales y… ¡tachán! Chico emancipado a coste muy bajo y sin desplazarse.
A grandes males, grandes remedios.
Pienso que este tipo tiene más cara que espalda… pero también que es brillante. Por eso, cuando hablamos de crisis y de los problemas para emanciparse, siempre acabo hablando de él. Era inevitable que esta historia acabara apareciendo aquí.
¡Saludos!
Yo lo he hecho mejor. Mis padres se han ido a otro sitio y me han dejado su casa y su negocio a mí. En realidad no es que yo me haya emancipado, sino que se han emancipado ellos de mí. Desgraciadamente, es una medida temporal.
Lo tuyo es menos trabajoso, pero no duradero, lo del chaval este es permanente así que discrepo: sigue siendo el tipo (que yo conozca) que mejor se lo ha montado para emanciparse sin esfuerzo XD
Bueno, tengo una amiga cuyos padres se emanciparon de ella permanentemente 😛
Entonces ella se queda con el primer puesto del Top Ten 😉