Estoy sopesando ir o no ir a Granada el próximo día 14. El origen de este dilema está en un correo electrónico que recibí ayer. Hará mes o mes y medio que entré en las ofertas de trabajo de internet y me inscribí en todo lo que pude- proceso que voy a tener que repetir- y, la verdad, debido al tiempo transcurrido, se me olvidó que podía llegarme algún tipo de respuesta. En ese correo se me decía que había sido seleccionada como «Gestora de Formación». Esto, en principio, suena genial para alguien que como yo pertenece al mundo de la formación… pero ciertas cosas me chocaban y esas cosas eran las siguientes:
– Haber sido elegida sólo por mi currículo, sin entrevista previa, sin una triste llamada de teléfono. Mi CV no es tan brillante, debido a mi inexperiencia podría calificársele incluso como opaco.
– Que como requisito previo sólo se me pidiera ir a Granada el próximo día 14 para decidir si quiero realmente o no comenzar a trabajar para la empresa.
– El que el puesto se llame «gestor/a» de formación para que luego, al leer los detalles, resulte que me limito a ser comercial A COMISIÓN, en suma, a vender cursos a las empresas y… a cobrar en función de lo que venda, esperándose de mí al menos una venta diaria.
– El que la empresa contratante sea para mí desconocida.
Es probable que asista, porque aunque me fío de mis prevenciones naturales ante este tipo de puestos, desde hace un mes no tengo alumnos ni dinero ni perspectivas mejores. Lo que me toca ver es si ellos me dan recursos o si me van a pedir que haga lo del sastre del Campillo (coser de balde y, además, poner el hilo). Puede que me anime a intentarlo si a mí no me supone gasto alguno, pero como me digan que todo debe salir de mi cuenta, voy a pasar ampliamente de la oferta.
Seguiremos informando.
¡Abajo las oposiciones! 
Ah, yo he trabajado de eso. Consiste en ir por los comercios y cualquier otro negocio que se te ocurra ofreciendo información sobre cursos gratuitos para trabajadores, financiados con fondos públicos. En realidad, normalmente ni siquiera les ofreces el curso en firme, sino sólo si quieren apuntarse, por si el curso se concediese. Incluso apuntándose, no tienen obligación de realizar el curso.
A la academia le merece la pena, porque creo que cuantos más interesados tenga, más posibilidades de que le concedan el curso, aunque luego la realidad es que rara vez los conceden.
Generalmente te harán un contrato de media o una hora diaria, y tú trabajarás lo que quieras. Irás haciendo contratos, y luego cobrarás en función de los contratos que hayas hecho.
La pega es que mucha gente desconfía cuando le ofrecen algo gratis, por más que le muestres sellos, identificaciones, garantías, les digas que no tienen compromiso de hacer el curso ni aunque lo soliciten, les supliques que te firmen la solicitud para que tú puedas ganar algo de dinero, etc… No obstante, eso me pasó a mí, que tengo pocas dotes comerciales. Una amiga mía que tiene mucha labia, se sacó una buena pasta en un mes, ya que conseguía «clientes» como rosquillas.
Es decir, que sea bueno o malo, depende un poco de tus aptitudes. SI se te da bien, puedes ganar un dinerillo, y si no, pasará a engrosar la lista de experiencias preprofesionales. Claro que también puede ser que la academia te intente timar, en eso tienes que estar atenta.
¡Gracias por la info! Ya os contaré el resultado de la entrevista y si me arranco como comercial, en cuyo caso sería momento de abrirle una sección propia a modo de diario de experiencias.
¡Nos leemos! 🙂