Hoy era el primer día de trabajo real, el segundo de formación y el tercero de ir a la empresa y, sin embargo, la quincena en prácticas cuenta a partir de mañana, no obstante, decían que lo que vendamos hoy igualmente lo vamos a cobrar. Como llego tarde y estoy cansada – qué bonito es recordar que trabajar cansa- vuelvo al estilo telegráfico, aunque yo no soy realmente muy telegráfica y tampoco voy a comenzar siéndolo ahora. ¡Ahí va!:
- La noche anterior me había desmoralizado. Me puse a buscar información sobre la empresa y empezaron a salir cosas: trabajadores descontentos que se habían sentido explotados y que nunca salieron del contrato mercantil, usuarios que se quejaban del acoso telefónico constante, acusaciones de gente que decía que había sido llamada sin haber puesto su teléfono a disposición de nadie en las páginas blancas… de tal manera que daba toda la pinta de que la empresa se estaba aprovechando de los comerciales, con una elevadísima rotación del personal que jamás alcanzaba los objetivos y con la sombra del delito planeando (me refiero a la ley de protección de datos),lo que cuadra muy bien con la prohibición explícita que tenemos de dar el nombre de la empresa cuando estemos llamando (y con haber leido en Internet que detrás de esa empresa se oculta otra con otro nombre). De hecho, cuando comenté esto con Pablo (¡hola!), me aconsejó que no fuera, pero ya mi propio orgullo me impedía retractarme, y más con la cantidad de bronca familiar que había conllevado mi decisión.
- Nota:El día anterior quedé con el bueno de Pedro al que comenté la mitad de lo que he explicado aquí, pues aún no había indagado a fondo. Me dedicó un precioso comentario: «No te preocupes Silvia, yo firmaré por ti para que salgas de la cárcel». Unos le llaman humor granaíno. Otros, malafollá, directamente.
- Otra cosa que desmoralizó al llegar fue encontrarnos con el compañero (aquel único varón de aquellos cuatro novatos iniciales que nos encontramos el día de la formación) que salía de su turno y que comentaba que lo dejaba porque no había conseguido vender nada. Se puede decir que batió mi récord; recordaréis que en mi anterior experiencia como teleoperadora aguanté cinco días. No creía que pudiera ser superado, pero ya se ve que sí.
- Algo que dejó por los suelos: comentar todo lo que había leido en Internet con cara de «escándalo, esto es un escándalo» y que mis dos compañeras, a las que había tomado por caídas de la luna, especialmente a la pava de 17 años que no sabe hablar sin meter la pata,lo veían todo (que la empresa quizá no sea fiable y que esté metida en cosas delictivas) la mar de natural y de aceptable siempre que ellas acaben cobrando. Me sentí gilipollas,pero con todas las letras. Si en el fondo, por más que haya estudiado,la que se cayó de un guindo mu alto mu alto mu altooooooo soy yo.
- Luego tocó meterse en harina. Yo no sabía ni cómo ponerme los cascos. También fue un fallo tonto mío ir con pendientes. Me los tuve que quitar y casi me los dejo olvidados en la mesilla.
- Después de dos días de formación intensa (el de ayer y el ratico que nos han dado formación antes de entrar en la sala) yo no recordaba una mierda. Esta es una de las cosas que demuestran que a partir de los 25 se pierden facultades; aunque para mí la información que implica números (desde megas a facturas) siempre se me ha resistido porque tengo una neurona muy cabreada contra todo ese tipo de información, de tal manera que tuve que cometer varios gazapazos y ser, oh paradoja, asistida por la pequeña padawan metepatas que tenía al lado (que, a diferencia de mí, parece una grabadora, recuerda todo) para ir haciéndome con la mecánica (sabiendo qué ofertas tengo que hacer a cada quién).
- No sabéis lo difícil que es leer un guión que está en un ordenador mientras simulas naturalidad y apuntas la información que te dan y piensas qué oferta debes hacer al mismo tiempo. A eso añadámosle otra dificultad: internet se cae, el programa se cae, tienes a un cliente al otro lado de la línea y no le puedes poner ni música para que se entretenga, por lo que acabas poniendo excusas cutres tomo «me falla el ordenador» que para que no parezca tan cutre se convierte en un «disculpe, hay un problema técnico,espere un minuto mientras lo consulto con mi coordinadora».
- Hay otra norma muy divertida:aunque disponemos la opción de silenciar el micrófono para que el cliente no escuche lo que estamos diciendo, justamente por eso de que no hay música y no está permitido que nadie le cante (¿dónde están las sopranos cuando se las necesita? ¿por qué no nos darán permiso para poner canciones en youtube y colocar el micro al lado de los altavoces?) tenemos que hacer las consultas pegando bocinazos, porque ni siquiera puedes hacerte atender por la coordinadora a un tono de voz normal:en una sala llena de gente donde todo el mundo anda haciendo algo, hay que llamarla a gritos y eso queda calorríiiiiiiiiiiiiisimo (en almeriense, que es como decir caníiiiiiiiiiiisimo- poligoneríiiiiiisimo). Imaginad el cambio de tono de teloperadora fisna a chillona de pescadería.
- Es increíble el repertorio de modos que tiene la gente para mandarte a la mierda;desde el caballero que a la pregunta:»¿Con quién tengo el gusto de hablar?» te responde «Conmigo» hasta el viejecito que te dice «Ahora mismo no estoy, deje un mensaje cuando oiga la señal,piiiiiiiiiiii» simulando ser un contestador. Están los que directamente te insultan porque le has pillado a la hora de la siesta, los que te escuchan amablemente pero luego no hay quien los mueva del «no, no, no», los que no quieren comprar pero se dedican a contarte sus traumas con diferentes operadores de teléfono y sus graves problemas de salud, los viejecitos que te dicen «yo estoy sordo,ciego y casi ni siento», que,pese a estar medio muertos, son capaces de contestarte al teléfono… e incluso los pastilleros que cuando hablas con ellos, aunque no te digan nada especial, te dan miedo porque te sientes como si estuvieras intentando venderle al Nen de Castefa.
- Lo importante es que.. ¡He conseguido una venta! Admito que fue por pura suerte, hablé con un cliente que venía convencido: había contratado lo mismo que yo le ofrecía por Internet,llevaba dos semanas experando y no le llegaba la instalación, así que prometiendo solucionárselo, he conseguido mi primera ficha, cosa que ninguna de las dos nuevas ha logrado. Así, aunque me acaben dando una patada en el culo,ALGO cobraré.¡Siempre positiva!
- Y algo que añade aún más mérito: SÓLO llevaba un yogurt en el cuerpo. Me he visto comiendo tostadas y zumo de naranja a las seis de la tarde, nada más salir de trabajar, e invitando a una compañera (sí, la que me ayudó, la cría, la metepatas, que además habla ella solica catalán, francés, italiano e inglés, es voluntaria también de Cruz Roja y ha estado en el conservatorio la tía) a comer también, por lo que ella ha prometido que mañana me hará el bocata para que las dos intentemos comer por el camino. Nos vamos a ver como el perro de las Fábulas de Samaniego:
Bebía un perro en el Nilo
y al mismo tiempo corría.
«Bebe quieto» le decía
un taimado cocodrilo.
Y díjole el perro prudente
«Dañoso es beber y andar
pero ¿es más sano aguardar
a que me claves el diente?».
Y a continuación, a modo de cierre de post,un video que ilustra cuál ha ser la actitud de un currito inteligente:
«Siempre positiva», una buena manera de pensar, te lo dice un «pesimista positivo» (Optimista con mucha experiencia, pero mucha mucha…) Y si a los 25 uno va perdiendo facultades… ¿Que hacemos los de 40? No vuelvas a decir algo así que me hundes.
Te dejo la dire de mi blog, solo tienes que pinchar, pero está parado… no hay tiempo. Un beso.
Gracias por dejarme la dire, me la habían escondido los gnomos.
Sí que sentí que perdía facultades, yo antes pillaba rápido las cosas y no sabes el complejo que me daba no recordar la explicación, pero también debo reconocer lo que digo en el post: tengo aversión a la información numérica y este tipo de datos de toda la vida me ha colapsado, megas,euros, adsl, lsd, psp, vhs… grrrr…
Vamos a ver cómo se me da hoy el tema.
¡Un besote!