Día 4. Aquí no vende ni el tato


Antes de contar mi cuarto día de trabajo, debo explicar una anécdota curiosa. Tengo un contacto de tuenti que no sé cómo se me agregó. Los contactos de Facebook pueden confundirme, porque me agrego a toda la gente aficionada a escribir, a fin de enterarme de cuanto flequillo se mueva en el entorno literario, pero en mí lo normal es conocer personalmente a todos mis contactos de tuenti. Sin embargo, no recuerdo cómo, me agregó un muchacho al que no borré porque tampoco molesta. El chico es periodista y locutor de radio y cuando vio que me puse en mi estado de tuenti que había comenzado a trabajar, me mandó rápidamente un mensaje privado pidiéndome información acerca de en qué consiste el trabajo, qué horario tiene y cómo entrar en la empresa. Incluso me mandó el CV. No me lo planteaba como quien necesita un dinerillo para salir adelante, sino como si fuera un reto personal. Eso se lo creerá Rita la Cantaora, pero no yo. ¿Por qué no opta por admitir que necesita un dinerillo extra?

El caso es que ya me dirigí a él con toda franqueza, explicándole que no es tan fácil, que la empresa no es clara, que (descubrimiento casual que hice ayer) ya no es sólo que oculten su nombre y que luego parece ser que tienen dos nombres más, sino que ayer, releyendo mi contrato, descubrí que lo que aparece como entidad contratante es un tercer nombre. Tres nombres distintos para una empresa que no desea presentarse. Raro, raro, raro, como diría el Doctor Iglesias Puga.

Al principio, según le daba información, parecía muy interesado en agradecérmelo y tomarse un café conmigo, pero cuando le di en verdad LA INFORMACIÓN que necesitaba, desaconsejándole el puesto (porque puede aspirar a más), no me contestó absolutamente nada. Igual pensó que me quería quitar de enmedio a la competencia, lo cual es una estupidez, porque yo no compito contra nadie, salvo contra mí misma, pues mi futuro en la empresa depende de algo tan simple como que cumpla los objetivos o no. No se trata de un «o tú o yo».

En fin, gente para todo.

Y ahora, la narración de mi día de hoy:

  • Hoy fui también con la padawan por el camino. Además de volverme a hablar de sus complejos y sus tacones, fue capaz de narrarme de modo casi inteligible el argumento de dos películas. ¡Qué joven es!
  • Pude comer, gracias a que mis padres me compraron un bocata. Hoy una compañera de trabajo casi se nos muere, llegó corriendo a la oficina, roja como un tomate y con una hamburguesa del MacDonald en una bolsa, para atragantarse del peor de los modos posibles mientras nos ponían la conferencia – las instrucciones que nos dan desde Oviedo, que es donde está la sede-.
  • Hoy desaparecieron, de golpe, cuatro currantas. Volvemos a lo que contaba desde el principio: selección natural. Pero nuestro «amigo», el del turno de mañana, continúa y sé que logró vender una vez, así que va empatado conmigo.
  • Esto me lo dijeron el primer día, pero había olvidado contarlo y es una cosa importante. Resulta que cierta compañía de telefonía e internet cobra 60 € en concepto de alta a: 1. morosos y 2. extranjeros. Pero como esto es inconstitucional, no se les debe decir. El problema es que la categoría de moroso puede ser evidenciada o no en el sistema informático y la de extranjero puede ser detectada o no. Si se detecta, es fácil hacerles ver que tienen que pagar esa cantidad, el problema es cuando no se les nota, se les explica la oferta y cuando estás tramitando la ficha, salta a luz ese dato y toca incluir de modo que resulte creíble un pago que no se les había dicho inicialmente en la oferta. Y, además, hacerlo sin que se note.
  • Si el viernes pasado me quejaba de los viejos, hoy toca quejarse de los niños. Pero los niños siguen pareciéndome más agradables; lo único que todo acababa cuando decían «Awela, awela, una chica dice que va a hacerte una PROMONCIÓN».
  • Si el viernes pasado me quejaba de los gallegos, hoy toca quejarse de los catalanes y de los anglófonos, que son unos anglófonos. Había un catalán muy concreto que no había quien no le bajara de la burra de hablarme en catalán. Luego una anglófona que me ha atendido parecía incapaz de hablarme en castellano. A esta me la creo más que al catalán. Hoy me han dado tentaciones de seguir mejorando mi inglés y aprender catalán para ofrecer mis servicios de teleoperadora multilingüe del año, este sería el slogan: «teleoperadora multilingüe, no sabemos si es muy convincente, pero te vende la Alhambra en el idioma que te salga de los cojones».
  • En la jornada de hoy también destacaron los faxes (qué desagradables son), el vacío (eso de hablar con el vacío es muy poético, pero una soberana pérdida de tiempo), las psicofonías (de estas veces que oyes vida al otro lado pero no parece vida de esta dimensión), la música (ya he dicho que hay gente muy maja que te pone música) y… el elemento ameno del día: las dueñas que se hacen pasar por sus propias criadas (pero se les nota una barbaridad) para conseguir que les cuelgues. Es una maniobra que me resulta simpática, en tanto a que soy testigo de cómo mi madre se ha hecho pasar por mí para lograr un objetivo parecido.
  • TOP FRASE DEL DÍA: ¿Es que no tengo derecho a dormir la siesta? La gracia no es la frase en sí, es que la pronunció una anglófona de estas que parece absolutamente implicada en las costumbres españolas. Esto sí es integración, señoras y señores. El señor que obtendría el segundo puesto era más dulce todavía: «¡Dígame cuáles el nombre de su empresa y su número del CIF!».
  • Viejos enfermos y quejicosos tuve unos cuantos, pero en cantidad menos significativa; pero a quien jorobaron hoy fue a la padawan, a la que una señora mayor le contó cómo se partió una cadera, cómo se partió la otra, lo sola que estaba, lo que pasaban de ella sus hijos, que no sabía si internarse o si pedir teleasistencia, y además se quejaba amargamente de que toda la gente que la llama le acaba colgando. La conversación acabó cuando la pobrecita padawan le dijo: «perdone, señora, mi turno laboral acabó hace diez minutos»…
  • No he vendido. Es deprimente. Lo bueno es que las otras nuevas tampoco – la padawan tenía una ficha, pero se la anularon porque dio con alguien MUY moroso, de los que ni con recargo admiten venta, porque en el tema ese tenemos una clasificación; y la otra chica que empezó con nosotras tenía a alguien pendiente de llamada, pero ya ha aprendido, como hemos aprendido los demás, que los que quedan pendientes de consultar con la pareja, con los hijos o con su asesor espiritual, acaban diciendo que no-.
  • Cuando al cabo de los 15 días se me ocurra dividir lo que acabe cobrando con las horas que he trabajado para calcular el valor de mi hora de trabajo, LO VOY A FLIPAR. Ya veréis.

Y hasta aquí puedo leer. ¡Mañana más!

A continuación, un video que sintetiza mi estado de ánimo:

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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4 respuestas a Día 4. Aquí no vende ni el tato

  1. variablex dijo:

    Date cuenta que lo importante no es lo que ganes ahora, sino que consigas que te contraten para ganar un sueldo fijo de casi 500€. Si las veteranas venden, tú también puedes. Pídeles consejos cuando puedas.

    ¿Te comenté ya que hay páginas webs con bromas para gastarles a los teleoperadores? Mi madre tiene el arma definitiva, que me ha legado a mí, y yo te lego a su vez a ti para que hagas un buen uso de ella: di que no tienes ordenador. Cuelgan de inmediato. Por mi parte, en cierta ocasión di a entender a una operadora que me había muerto. Llamó preguntando por mi nombre legal, y yo le dije «esa persona ya no existe», en tono despreocupado (no en el tono que se usa para decir que alguien se ha muerto). La otra se quedó muy parada, se despidió, y nunca se ha vuelto a saber. Probablemente escribió sobre ello en su blog, pero seguramente no se imaginaba que yo soy la persona a la que iba buscando.

    Lo de los idiomas me ha recordado a un amigo que trabaja en un servicio técnico. Una señora le llamó para hacer una consulta, y le habló en catalán. Mi amigo, muy amable, le dijo «le voy a responder en castellano, porque no se hablar catalán, pero usted puede hablarme a mí en catalán si le resulta más cómodo, porque la entiendo perfectamente». Entonces la mujer le preguntó por qué no sabía catalán, a lo que mi amigo respondió que no había tenido tiempo de aprender, porque había estado aprendiendo inglés, y haciendo un master de programación. «Ah ¿es que eres sudamericano?» preguntó la señora. «No, señora, nací en Cuenca y sigo viviendo en el mismo sitio», dijo mi amigo. Al final la señora consiguió comprender cual era el misterio del teleoperador que no hablaba catalán.

    • vengatriz dijo:

      Jajajaja… qué gracia lo de «¿Eres sudamericano?». Claro, es que todos tenemos que saber catalán, seamos catalanes o no. A la gente que me dice que tiene ordenador le tengo tomada la medida y le digo que alabo que no paguen un servicio que no utilizan, pero que teléfono sí tienen y que le puedo ofertar una tarifa plana bien económica. Con eso no me callan, je. A propósito de lo de ser sudamericano, a la padawan siempre la están acusando de serlo, y eso que se le nota que es catalana, y hoy un señor me ha dicho: «¿Desde cuántos miles de kilómetros me está llamando?» ante lo cual me he quedado agustísimo y le he dicho: «Pues no sé, pero le llamo desde España». Ya sabes, como estas compañías tienen esa fama cierta de andar explotando a la gente en América Latina porque sale más barata y muchos clientes españoles están quemados de no entender los acentos, ya saludan directamente así.

      Lo de «esa persona ya no existe» es letal y seguro que debe andar en algún blog. Yo, como ya te conozco, probaría a decir algo como «pero usted sí ¿es usted el titular de la linea?». Una tiene que estar preparada para todo.

  2. variablex dijo:

    Juas, pero con alguien a quien conoces no tiene mérito 😛 De todas formas la gente que me conoce sabe que venderme a mí lo que sea es completamente imposible, ya que carezco de dinero hasta para comprar lo necesario.

  3. vengatriz dijo:

    Tranquilo, no quiero quedarme sin amigos, así que no te llamaré (a menos que el ordenador me obligue) XD

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