La sofisticación exquisita de las entrevistas de trabajo


Hace poco salió una oferta de trabajo en Infojobs, de esas en las que se apunta un montón de gente, y yo probé a echar CV. Era para una tienda de ropa. La cosa es que si me atrevo a echar CV en una tienda de ropa es por puro deporte, por aquello de que «Injofobs» es de quien se lo trabaja. En alguna ocasión he comentado que soy una muchacha con cierta tendencia a ensanchar hacia los lados y eso al parecer es incompatible con vender ropa y con ejercer de azafata. No sabría deciros cuántas veces me han llamado por teléfono de academias de formación de azafatas y a mí me tocaba decir cosas como «mira, no doy con el perfil que estáis buscando» y ellos «¡no digas eso! ¡ahora somos más tolerantes que antes!» y yo «en serio, de verdad, no me habéis visto, no doy ni con el PERFIL ni con el FRONTAL que estáis buscando» que podía acabar, cuando se empeñaban en no soltar a su presa, en un «mira, nena, lo que tú pesas, lo peso yo en cada pata, no soy una simple rellenita guay, soy una tía que realmente ofrece resistencia al aire, así que vete a incordiar a otra». Cabe decir que estas academias son muy caras, te prometen el oro y el moro y, aunque tengan bolsa de trabajo y todas estas cosas que siempre prometen las academias (yo se supone que ando en una bolsa de empleo tras mi master de RRHH y en otra una vez que hice el curso de profe de español para extranjeros, y aquí me veis) luego, quien quiera currar de azafata tiene que seguir estando BUENA, aunque el dinero de las gordas le venga tan bien a la academia como el de las flacas.

El caso es que yo echo CV por probar, por ver si al menos llego a la fase de entrevista personal, lo que viene a signifcar «ser descartada una vez que soy vista», pero qué va, ni a eso llego, en esta ocasión recibí una carta muy atenta (al menos se molestaron en escribirme,aunque seguro que tenían un modelo para esto) en la que me decían que sentían mucho no considerar mi CV pero que el motivo era mi inexperiencia en el mundo de la moda. Me llamó la atención que no dijeran «inexperiencia en atención al público», pero supongo que pensaron que, aunque lo mío no sea exactamente atención al público, tampoco se puede decir que no esté acostumbrada a trabajar con gente: cuanto he estudiado y he hecho se ha orientado siempre al trato con los demás, así que, como veis, me faltó un Master en Moda. ¡Vivir para ver!

De modo curioso, pocos días después, supe que una amiga sí había sido preseleccionada para hacer la entrevista. Es una chica que siempre ha trabajado de cara al público (ya ha trabajado de camarera y de vendedora) y, además, es monísima (baste decir que es bailarina profesional) así que no me sorprendió en absoluto que la llamaran. Lo que sí me sorprendió es todo lo que le hicieron: entrevista personal, test de inteligencia, test de personalidad y dinámicas de grupo que iban desde montar un escaparate con ciertos elementos hasta botar una pelota con una mano mientras se montaba un castillo Lego con la otra mano.

Hace días comentaba esto con otra amiga que estudió empresariales. La explicación que ela daba de esto es que la empresa quería medir cómo reaccionaba ella ante la ansiedad y la frustración. Es un cuento que me lo sé; no deja de ser la versión más urbana de ese sofisticado método de tortura que experimenté  en primera persona que recibe el nombre de «Outdoor Training» y que en resumen consiste en llevarse a un grupo de gente al campo , tratarla como a Boy Scouts y obligarla a hacer un circuito lleno de juegos infantiles que esconden intenciones nada infantiles y que resuelves con mayor o menor pericia en función de tu resistencia física (no todos estamos igual para trotar por los campos), de tu interacción con los miembros de tu equipo (no todos los equipos entablan relaciones igual de positivas, además, en un entorno real, pues esto no deja de ser una práctica de Master, hay que valorar que se está haciendo colaborar a gente que en realidad lo que pretende es competir) y luego de tu habilidad para hacer ciertas cosas, que pueden tener poca o ninguna relación con las habilidades del puesto de trabajo al que optas, porque esto sirve más para valorar variables de personalidad que tu capacidad para ejercer un puesto de trabajo.

La cosa, lo que yo veo más cruel, es que aunque es verdad que una persona que sepa manejar la ansiedad y la frustración es más útil para un puesto de trabajo que implique estrés, es que no es lo mismo manejar un estrés cuya causa se conoce que manejar un estrés de razón desconocida; en otras palabras, que considero que no es lo mismo ejercer autocontrol porque un cliente se te pone gilipollas y debes sonreír en lugar de mandarle a la mierda, que ejercer autocontrol porque te están pasando unas pruebas de las que ignoras su finalidad y por las que temes ser descartada.

Además, qué queréis que os diga, aunque os parezca que estas pruebas son idóneas, tenéis que admitir que si se permiten el lujo de elegir dependiente como quien elige a un alto ejecutivo, que sí que ha de soportar un nivel de estrés mucho más fuerte, es por el grado de competitividad que hay ahora, por la gran cantidad de gente que hay en paro, por eso se pegan el lujo de sofisticar de ese modo los métodos de selección; porque si en vez de encontrarte a 900 inscritos por oferta hubiera sólo 20,seguro que los instrumentos para escoger al futuro trabajador serían bastante más sencillos y se limitarían a pedirle: 1. capacidad de expresarse adecuadamente y 2. educación para tratar con el cliente y 3. cierto grado de buen gusto a la hora de asesorar al cliente a la hora de elegir el vestuario; dejando la capacidad de reaccionar ante el estrés extremo a los altos ejecutivos, los médicos de urgencias, los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y… los maestros de escuela; pues estas son, curiosamente, las profesiones en las que más gente pide bajas por estrés – aunque yo añadiría «los comerciales a comisión», que no se dan de baja porque no se lo pueden permitir-.

Por cierto, al final la chica no fue elegida para el puesto, aunque ella asegura que en ningún momento perdió los papeles. A la postre, citando aquella carta sincera que escribí al responsable de un departamento de recursos humanos hipotético, será que complicar tanto las pruebas de acceso sólo es una excusa para que el jefe de recursos humanos pueda elegir a quien LE SALGA DE LAS NARICES, porque realmente no hay personas que puedan cumplir todos los requisitos que aparentemente piden para cualquier puesto de mierda en estos tiempos que corren.

PD. Lo más divertido fue escuchar decir a gente que ignoraba que yo había echado CV para esta tienda aquello de «me encanta la política que tiene esta tienda; se trata de un negocio en el que pueden ser avistadas chicas gordas (¡ay, Amparo, fíjate!) e incluso ¡hombres! «(a los hombres les cuesta mucho acceder a ciertos puestos, eh, esto podría dar lugar a otra entrada)… pues bien, como se ve, puede trabajar cualquiera excepto la chica esta y yo. Eso como poco.

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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2 respuestas a La sofisticación exquisita de las entrevistas de trabajo

  1. variablex dijo:

    Einstein lo tendría muy jodido hoy en día para conseguir un trabajo de lo que sea. Los españoles debemos ser unos profesionales de la ostia, si para seleccionarnos pasamos tantos filtros… Lo que no entiendo es por qué luego llegas a cualquier sito y te atienden mal.

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