Una de anécdotas de bar (IX)


Desenlace:

  • J regresó a Almería. Apenas resistió fuera de España dos semanas. Alguna vez conversé con él durante ese tiempo a través de MSN, aunque jamás llegué a decirle de modo directo mis impresiones sobre M.E. Sólo me atreví a comentarle que para mí fue muy violento que ella acusara a M.A de ese modo ante mí y más violento todavía que me prohibiera llamarle por teléfono para invitarle a la despedida. El muy hijo de la Gran Bretaña, malinterpretándome completamente, me preguntó si decía eso porque estaba celosa. Extraña frase egocéntrica para provenir de alguien que va al psicólogo porque es incapaz de hablar normalmente con mujeres y a quien no le ha quedado otra que arrimarse a una señora cuarenta años mayor que él. Aquello ya me convenció de que era inútil intentar razonar con él.
  • M.E siguió acosándome. Durante la despedida de J, M.E manifestó la intención de seguir manteniendo la «amistad» conmigo a pesar de su marcha, pero como es lógico aquello era algo que ni me creía ni me apetecía. Yo ya estaba dándome cuenta  gracias a un par de conversaciones virtuales de que J andaba muy melancólico y predispuesto a volver, pero la confirmación definitiva fue recibir una entusiasta y extraña llamada de M.E pidiéndome que la ayudara a preparar, no os lo perdáis, una fiesta de recepción de J en su casa con todos sus alumnos, ojo, todos los alumnos menos M.A. Yo me hice la sueca, simulé que iría, luego le metí una trola – repito: no recuerdo ni cuáles ni cuántas le he metido exactamente a esta mujer- y pasé olímpicamente de la fiesta de recepción pues, con todas las cosas que había acabando sabiendo de ellos, lo único que deseaba ya era desligarme de la singular pareja. No obstante, una vez que J llegó a España, recibí dos llamadas más de M.E y me di cuenta de que seguiría recibiendo llamadas hasta que no fuera a casa de la bruja una tercera vez.
  • Información extra sobre esas llamadas: Hay que decir que la primera de estas dos llamadas me la hizo J. Quizá la vieja se iba dando cuenta de que si llamaba ella sus posibilidades de éxito eran iguales a cero. En esta ocasión pusieron de excusa una representación teatral dirigida por el hijo de M.E; sí, aquel del que se habló en el segundo capítulo, en referencia a que era era director y actor de teatro, que recorría Andalucía haciendo representaciones de teatro,  y al que luego no me había vuelto a referir. Con este chaval coincidí en las tres ocasiones en que me vi forzada a ir a casa de M.E y, la verdad, que me da bastante pena: es un señor que linda los cuarenta años, que se ve bastante solo en un país que no es el suyo, y al que le ha tocado en la lotería de la vida una madre loca que anda paveando con un británico atontolinado que podría ser nieto de ella e hijo suyo. Era el único sinceramente simpático en esas reuniones tan desagradables y hacía grandes esfuerzos por permanecer al margen de los conflictos. La cuestión es que yo rechacé la invitación, me había coincidido con unas conferencias en Aguadulce y, aparte, muchas ganas no tenía, aunque probablemente la obra estuvo bien y siempre es mejor quedar con la gente esta en  un teatro que en su casa. Días después, J. volvió a llamarme, insistiendo en que quería quedar conmigo, aunque se notaba que detrás de todo ello andaba la mano negra de su mujer, que por supuesto no dudaba en «apuntarle cosas» mientras él hablaba por teléfono, así que ella andaba detrás, dirigiendo y, cómo no, autoapuntándose a la cita, que acabaría siendo en su casa. Yo aquí decidí ponerme dos Power Balance y conquistar el mundo. Previamente intenté contactar con Chuck Norris, pero éste pasó de mí y de mi culo. Cogí mi baraja de Tarot, mi amuleto y decidí transmitirle a la bruja tres mensajes: 1. Yo también soy bruja; 2. A mí no me tumba ni Rafiki y 3. Capto cuando alguien es falso, sé que ella es falsa y no voy a tolerar que me incordie más.
  • Síntesis de la tercera visita: Como os dije, me vine con mi equipo de bruja de la tribu, ya que alguna vez M.E había manifestado que le hacía ilusión que le echara las cartas. Previamente, eso sí, había que complacer el ego del hijo artista de M.E, pues ya se sabe que el ego de los artistas es un saco sin fondo, y eso implicaba tragarse al menos la mitad de la obra que acababa de representar, puesto que tenía su copia dentro del ordenador. Cuando comenzó el sarao del Tarot, partiendo de que si la sugestión es algo que me afecta a mí también va a afectar a los demás, saqué mi amuleto del bolsillo y lo coloqué encima de la mesa diciendo «esta piedra es un amuleto que me protege y está prohibido que absolutamente nadie que no sea yo lo toque». Si la bruja es bruja y, por tanto, cree en esas cosas, con ello sabe que le estoy lanzando el mensaje de que yo también lo soy y puedo cuidarme de ella – aunque sea mentira, je-. Luego, cuando comencé a echar las cartas, aproveché para lanzar algunas advertencias crípticas a J, pero ya sabemos que era inútil, además, teniendo a M.E de testigo durante la tirada e interpretación, pude presenciar cómo ella iba tergiversando cuanto le contaba al inglesito, así que tratar de alertarle a través de la vía de la superstición también era inútil. Luego mantuvimos una charla a propósito de la mucha, poca o ninguna validez que tiene el Tarot, de la importancia de la sugestión y, especialmente, de las percepciones personales. Ella volvió a hablar crípticamente de sus poderes de saber qué pensaban los demás con respecto a ella y aquí jugué de nuevo la misma baza que ella, pues en el amor y en la guerra los faroles son más importantes que las cartas, de tal manera que no vacilé en decirle «Mira, M.E, yo también soy una persona muy intuitiva, RECONOZCO PERFECTAMENTE cuándo una persona se hace la educada conmigo y luego está pensando pestes de mí o desea hacerme algún mal. En ocasiones he intentado pelear con esta capacidad, pero al final mis intuiciones acaban teniendo siempre la razón». Una manera de decirle, como veis, en su idioma que dejara su falsa educación, que me había dado cuenta de que lo que quería era causar daño. J, para variar, parecía completamente ajeno a las sutilezas de la conversación… y a todo tipo de sutilezas pero, oh cosa extraña, cuando salí de su casa me pareció que tenía los ojos enrojecidos, que estaba a punto de llorar. En cuanto a M.E, de ella diría que me entendió perfectamente pues, a partir de esta maniobra y hasta hoy (han pasado 3 meses) no ha vuelto a molestarme.
  • Bonus track: sobre M.A: Lo más divertido de este último tramo de la historia es que en cuanto dejó de perseguirme M.E comenzó a perseguirme M.A. Inicialmente tuvo una excusa muy fácil, tirar de la misma que utilizó para sacarme el teléfono; teníamos previsto, incluso llegué a hablar de ello en este blog cuando enuncié mis proyectos de verano, montar un grupo los antiguos alumnos de J para reunirnos una o dos veces a la semana y seguir practicando inglés, para no perder fluidez ni oído. Sin embargo, vi que utilizó esto un poco de cuentitis, porque mucho lirilirili y poco lerelerele; nunca se puso a organizar en serio el grupo… hasta que yo me acabé dando cuenta. Luego tiró del corporativismo; él también es opositor, por la especialidad de inglés, y me pidió que un día quedara con él en una cafetería para poder practicar conmigo la exposición oral (que es en inglés). Debo reconocer que me mosqueó un poquito (o un muchito) quedar con él y que en vez de practicar la exposición, se dedicara a charlar conmigo de chorradas y a tomar café. Si quería verme, que me lo hubiera dicho directamente, pero sin poner la excusa de estudiar ¿no os parece?. Tras quedar con él (en mala hora) las llamadas se volvieron constantes; quedando en que ahora sí, de verdad, de la buena, iba a decirme la exposición, pero yo ya pasé. Después, una vez que hubo realizado el examen, la siguiente excusa que me ponía es que no tenía con quién quedar y esta me reventó más todavía. Queridos niños, por favor, no intentéis esa táctica de dar pena porque lo que conseguís es justamente lo que pretendéis: ser penosos. Si acudís a una tía diciéndole «quiero quedar contigo porque no tengo con quién quedar» lo que piensa la tía, suponiendo que os crea, es «acude a mí porque se aburre y soy el último recurso» ante lo cual os estáis buscando que os diga «es tu problema» o, si no es tan fina «ve y pélatela con dos piedras, así te entretienes». Encima a lo largo de este tiempo este chaval había cometido sonadas meteduras de pata, como analizar los conocidos comunes de mi tuenti, y preguntarme por qué tenía a cierto compañero de teatro en él, que si no me daba vergüenza, exponiéndose a que le dijera lo que le dije: «Este chico no es amigo íntimo, es un compañero, pero con él no he tenido el menor problema y lo que haga con su vida privada es cosa suya, no mía. ¿A que a ti no te hubiera gustado que te juzgara por lo que me contó M.E de ti? Pues, por esa misma Ley de Parques y Jardines, me niego a juzgar a nadie con los chismes que tú me cuentes». Le di tal corte que tuvo que darme la razón, pero no fue el único, tocó darle otro mayor el día que, en lugar de preguntarme si quería quedar, me mandó un sms citándome determinado día en determinado lugar. Como una no es perro faldero, se negó a ir. Una cita que hagan conmigo sin mi consentimiento se convierte en autocita. Al hombre no le gustó acabar citado consigo mismo, así que se cabreó bastante, pero ni por esas conseguí quitármelo de encima. Comenzo jurando que soy un desastre de persona, que le había decepcionado terriblemente, que yo no parecía que no iba a ser la típica mujer de Almería pero que al final si lo era – si tan poco le gustamos las almerienses, le aconsejaría que se fuera mudando-, pero luego, cuando vio que yo no sólo no le pedía perdón sino que además le decía «bueno, ya te has desahogado ¿no? ¿ves que no me defiendo? ahora dime ¿qué pretendes insistiendo? ¿cuándo llegamos a la parte en que me borras y no quieres saber más de mí? lo digo para terminar, porque me aburro, aunque si lo que pretendes es arreglarlo, te aconsejaría que dejaras de insultarme». No sólo no me borró, sino que acabó llamándome princesa antes de darme las buenas noches, señal ineludible de que, si el tipo en cuestión no me interesa, es el momento adecuado para salir huyendo por patas, y eso hice: dejar de atenderle cuando me llamaba por teléfono y bloquearle de todas mis redes sociales, que entre la bruja y lo que no era la bruja ya estaba de acoso telefónico hasta los mismísimos ovarios. Por ende, en el caso de M.A tuve que meterme TRES NÚMEROS en memoria porque, al principio, usaba la técnica de ir cambiando de teléfono para despistarme, aunque ya ha visto que ha dejado de colar.

Y ahora, mi pequeña venganza psicológica contra la bruja: ¿No quedamos en que tú valías como mujer más que yo? XD ¡Pues el estomagante de M.A a quien ha incordiado hasta el hartazgo ha sido a mí! ¡Y sin exhibirme en toalla! ¡Chincha-rabiña-que-tengo-una-piña-y-tiene-piñones-y-tú-no-los-comes!

Esto fue todo. Si tuviera más noticias de estos peculiares personajes, prometo hacerlo saber.

A modo de conclusión:

  • El Factor Silvia existe.
  • Mi examen de inglés tuvo mérito, no sólo por el examen en sí, sino por ciertas razones extracurriculares.
  • Confraternizar con los profesores puede ser peligroso.
  • Confraternizar con sus parejas puede ser más peligroso todavía.
  • Si me atrevo a contar esto es porque ya me he buscado otra academia. ¡Ni se me ocurriría repetir la experiencia!
  • Si os ocurre algo remotamente parecido a lo que aquí describo… ¡salid por piernas!

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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10 respuestas a Una de anécdotas de bar (IX)

  1. Josse dijo:

    ¡Una obra maestra! u.u…hay que decirlo…jejeje
    It’s over…=(

  2. reversoscuro dijo:

    Finalmente al día!!!

    Bueno, con todas las entregas que ha tenido esta serie ¿cuando comienzas a hacer merchandising? Camisetas, peluches, muñequitos articulados de la bruja, reproducciones de la piedra (filosofal) y el pañuelo rojo del destino…Más los cómics y la película ( de al menos 195 min)… que esto es un filón nena.

    Por cierto, tu frase de «¿cuándo llegamos a la parte en que me borras y no quieres saber más de mí?» está al nivel de otras como «El camino del hombre recto….»

    Un abrazo,

    • vengatriz dijo:

      Una curiosidad: ¿Cuánto has tardado en leerte los 9 capis? ¿Te habrás leído los 9 de golpe? ¡Qué barbaridad! jejeje

      Quién sabe, igual en una dimensión paralela me puedo forrar con esto XDDDDD.

      Y recuerda: «El camino del hombre apañao está rodeao por tos laos por la gilipollez de los farfollas» 😉 – Pillando Purpos, disponible en youtube para quien no lo conozca, Pulp Fiction en motrileño, je-.

      ¡Abrazos!

      • reversoscuro dijo:

        Sí, fueron todas las partes menos la primera de golpe…lo que viene siendo un atracón.

        Y ya estoy también al día con Pillando Purpos… 😀

        A cuidarse!

      • vengatriz dijo:

        ¡Qué barbaridad! XD Pues que sepas que el tuyo ha sido el comentario número 1000 de este blog. Si estuviera sorteando cosas, como hace la buena de Chimos (blogger de uno de mis blog amigos, el de «el baúl de Chimos»), el premio te habría tocado a ti por lo redondo de la cifra, pero no tengo su habilidad para hacer bisutería, como no te ofrezca una tirada de tarot…

  3. jairo dijo:

    Vaya desenlace Silvia, al final ha sobrevivido a mi entender la unica cuerda, esto me hace reflexionar y decir que en esta vida ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos, que la gente es falsa o se mueve por intereses y que los desinteresados son los que al final pagan el acoso de esta sociedad

    • vengatriz dijo:

      Pues sí, nadie es tan bueno ni tan malo. M.E tenía un historia de desgracias detrás. Preferiría no volver a cruzarme con ella, pero entiendo que quizá tenga razones para actuar así. J también da pena, pero eso no quiere decir que no sea capaz de andar con dobles juegos. Ahí lo tienes, que también intentaba buscar pareja por otro lado pero sin soltar la relación anterior debido a su inseguridad. En cuanto a M.A, no merecía lo que le pasó con J y con la bruja, pero tampoco era un santo, y no lo digo por lo agobiante que se volvió, sino porque tampoco se medía un pelo a la hora de ir criticando a los demás así que, aunque sólo sea por la ley del Karma, quizá en cierto modo merecía que otra persona le pusiera a parir.

      Yo no me considero demasiado cuerda XD lo que pasa es que creo que gano por comparación. ¿Qué aprendí de esto? Que, aunque quede poco bonito comentarlo, en determinadas situaciones lo mejor es apartarse y pasar de problemas.

      Un abrazo 🙂

  4. variablex dijo:

    Me encanta esa conclusión: ¡Jódete M.E., que M.A. me perseguía a mí!
    Otras conclusiones:
    – Que es más fácil espantar a una bruja que a un ligón desesperado.
    – Que M.A. no sabe cuando NO es conveniente llamar princesa a una chica.
    – Que el inglés es tonto de remate. Mira que volver… Eso, o que la señora es una máquina de follar.
    – Que echar el tarot es más útil de lo que pueda parecer a simple vista.

    • vengatriz dijo:

      Jejeje ¡buenas conclusiones, Pablo! Un día debería dedicar un post a las utilidades no visibles a simple vista del Tarot. Más de uno y más de dos os podíais llevar una sorpresa.

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