Los lectores habituales de este blog, al menos los que lleváis un cierto tiempo, conocéis la saga «Una de anécdotas de bar». Leer aquello es bastante importante para entender lo que os voy a contar y que me pasó ANOCHE, que viene a ser una especie de continuación… ¡parecía imposible, pero sí, la historia continúa!
Por tanto, si no has leído aquella saga, ve a «Categorías», pincha «Una de anécdotas de bar» y estudia, por lo menos, los cuatro primeros capítulos, prestando especial atención a la parte en que fui a comer con mi prima a casa de cierto mujer, a cierto malestar que se le detectó y a cierta forma muy original de resolvérselo.
Para quienes habéis leído la anécdota, yo no había vuelto a ver a mi prima desde entonces. Creo que se le quitaron las ganas de visitarme. No obstante, sí que tuve noticias de ella hace un par de semanas, en unas circunstancias… digamos, que lo que menos te apetece es que te llame tu prima la de Graná.
Al ver que yo pasaba así como cuatro kilos de cogerle el teléfono me mandó un cariñoso mensaje en el que me pedía 200 pavos. No sé si os acordáis, pero en aquel feliz momento todavía no había cobrado. Y eso le dije, que lo sentía, que no tenía ese dinero, pero la mujer seguía presionando, con comentarios del tipo «yo siempre he estado ahí cuando me has necesitado».
Tiene cojones. Desaparecida más de una década, recién reaparecida hace un año y ahora resulta que somos amiguísimas de la muerte y me ha estado ayudando siempre.
Pues bien, eran aproximadamente las dos de la mañana y me doy cuenta de pronto que tengo alrededor de cinco perdidas de mi prima. Yo andaba sin saldo – llevo un par de milenios sin saldo, una intenta ahorrar y el móvil es un agujero negro para mí- así que nada le dije, momento en el cual recibo el siguiente mensaje (pero con faltas ortográficas):
«Prima, porfi, necesito que me pongas en contacto urgentemente con el chico que nos dio la piedra».
Inicialmente pensé que igual mi prima, sugestionada por la experiencia anterior, había sufrido un ataque de superstición y necesitaba una cura del mal de ojo de emergencia… o dos hostias. Pasé del asunto, confiando que no me llamaría más. Error. Por suerte, mi móvil tiene cobertura a ratos y sólo sonó tres veces más, pero llegaron una cascada de mensajes, los típicos que te avisan de que alguien te ha llamado cuando andas sin cobertura y, mezclado con esos, un segundo mensaje escrito por ella que decía así (no os lo perdáis, que es pa mearse y no echar gota):
«Me gustó mucho ese chico, déjame que le hable ya, el de la piedrecita, o, si no, le digo a tu padre con quien perdiste la virginidad».
Antes que nada, ella no posee esa información. Ni siquiera posee indicios. No la llamo para que esté alumbrando cuando se dan ciertos episodios de mi vida personal, pero aunque lo supiera, imaginad, sería buenísimo…son las dos y media de la mañana y mi padre lleva un par de horas durmiendo. De pronto, a mi prima le entra un ataque de furor uterino y, sabiendo que mi padre es algo machista y preferiría pensar que sus hijas son vestales, me amenaza con hacer semejante llamadita. Pongamos que se anima y se le ocurre la brillante idea de llamar… y pongamos que mi padre, que aparte de algo machista, como buen granaíno que es, tiene una mala follá tremenda y se pone especialmente irritable cuando está durmiendo y le despiertan, coge el teléfono y se encuentra con mi primísima que le dice» ¡Tito! ¡Te llamo a estas horas porque tengo que contarte con quién perdió tu hija Silvia la virginidad».
Mi padre se planta en Granada y la abre en canal, vamos.
De haber tenido saldo, creo que a estas alturas del cuento le habría contestado: «Venga, hazlo ¡no tienes ovarios!». Pero yo seguía sin saldo, así que pude ver cómo el ardor de mi prima no se apagaba y seguían llegándome mensajes que indicaban que estaba llamando.
Yo a todo esto, cagándome en sus muertos y pensando «como siga esta con la pataleta, a ver cómo mierda duermo, si mi móvil es a la vez mi despertador». Y si yo le atiendo el teléfono durante el primer sueño, estando mala y esperándome un madrugón a la mañana siguiente, puedo ponerme todavía más agresiva que mi padre.
Siguiente mensaje: «Quiero el número del muchacho que nos quitó el mal de ojo ya, coño».
Encima fina y segura. No queda más remedio que reconocer que mi prima – que no sé si andaría borracha, drogada o, sencillamente, como un cencerro- es una miajica poligonera y se le nota en esos leves ramalazos.
Otro mensaje más, alternándose con esas llamadas que llegaban o no: «Ya, que quiero hablar con él, coño. No me jodas. Ya no insisto más. El tío me pone. Apóyame o llamo a tu padre».
¡Y dale con mi padre!
Yo insito, que le llame, que pruebe, que mi padre se pone MUYYY sociable cuando le rompen el sueño por gilipolleces. A menos que se esté muriendo alguien, no tolera llamadas a horas intempestivas.
Y luego, imaginad por un momento que yo le hago caso a la loca esta y le doy el teléfono del zagal… que se encuentra a casi las tres de la mañana con que le llama mi prima con una urgencia vaginal. La verdad, ya destapando cosas, yo tuve una historia con ese muchacho, ando medio mosqueada con él (quedamos en tener amistad y apenas si se digna a saludar cuando me cruzo con él) y como manera de putearle, lanzarle a la loca de mi prima sería una venganza más que divertida pero… teniendo en cuenta que el chaval de la piedra, diciéndolo suave, autoestima exacerbadamente alta ¡sólo faltaba alimentarle el ego más!
Encima se ha echado novia. ¿Os imagináis a mi primísima acosando a cualquier hora y a la novia mosqueada? ¡Me desovario! (momento Bruja Avería: «Qué mala, pero qué mala soyyyyyyyyyyyy»)
Ay, estas cosas hacen que salga la mala leche que llevo dentro, una será buena, pero una poquica tengo…aunque rara vez pasa del plano de la imaginación (snif).
Al menos a las tres o tres y algo paró. Haciendo una estimación, debió llamar alrededor de 16 veces. Una urgencia es una urgencia. Dormí tres horas y media, menos mal que me había pegado una macrosiesta la mañana del día anterior.
Ahora entiendo aquel día que, estando ella aquí, fuimos de marcha y, creyendo yo que era por causa del alcohol, en pleno pub lleno de borrachos se quitó la camiseta pata bailar más fresquita alegando que ir en sujetador no le daba vergüenza porque era como «ir en bikini».
Ella y yo solas, rodeadas de canis borrachos. Detalle: yo debería ser la chica eternamente adolescente y ella la madre responsable de un niño de cinco años. Le tuve que decir cinco veces: «Prima, mira estamos en un lugar en el que la gente lleva alcohol en las venas y estamos tú y yo solas, HAZNOS un favor y PONTE YA la CAMISETA».
No contenta con esta gamberrada, me costó retenerla porque casi se larga a la playa con cuatro tíos que vinieron a vacilarnos.
Yo pensaba que, como es medio peo, el alcohol le había afectado seriamente, pero ahora he llegado a una conclusión que pondré en negrita:
PRIMA: ERES MÁS PUTA QUE MARÍA MARTILLO.
Y punto.
Vota a este blog en la categoría Educación, aunque a veces seamos más chismosos que educativos. Si queréis una entrada educativa, mirad el post anterior 🙂
Y ahora un vídeo final que me dedicaron ayer en Facebook… creo que querían insinuar algo con respecto a mi modo de contar anécdotas, os lo dejo a vuestro propio criterio:
Silvia con perdon pero tu primaa es como las gallinas de Jerico que aprendieron a nadar para follar con los patos…
por cierto te mantienes en el 51 puesto de Bitacoras que no esta nada mal.
¡Al menos no he seguido bajando! ¡Gracias, Jairo! 😀
PD: nunca había oído lo de las gallinas de Jericó!!!
Tu sabes la superpereza que me da leer ahora tooooodddddooooooo eso de las cuatro entradas? que verlas las he visto…
No importa si entiendo o no de que va, lo que importa es que me lo he pasado muy bien imaginandote con el telefono en la mano y a punto de estrellarlo conta el quicio de la puerta!!!!
Pesaita tu prima un rato largo jejejejejeje. Me ha encantado tu anecdota y la de Faemino tambien!
Un besazo!
ajajjaja ¡Pero esto gana mucho si sabes de dónde sale! no hace falta que las veas hoy, sé que andas liada, pero según vayas pudiendo 🙂 que sé que a ti la anécdota completa te va a encantar.
¡Muakis, guapísima!
Y yo que pensaba que una de mis tías estaba loca… pero tu prima la ha superado :-O
¿No dijo alguien eso de «yo soy yo, la familia son mis circunstancias»? XD
¡Flipo con el personal! jajajajajajaja
¡No me extraña! XD
Ya sabes lo que le tienes que regalar a tu prima para navidades. ¡¡Un consolador!! Lo necesita con urgencia. Quizá no deberías esperar a navidades.
Después de eso no volvió a escribir. Y como podrás imaginarte, no seré yo quien la llame!!!