CMYNM: 38-42 Un poco de docencia y otro de turismo

¡¡Hola!! Perdonad la tardanza, he tenido una racha bastante fuerte y no sé ni por dónde cogerla para contaros, pero… ¡ahí voy!

No puedo hablar detalladamente de lo que ocurrió en cada una de estas clases, ni hay espacio ni me da la memoria, pero hubo algunos hechos significativos en el trabajo:

• Mi coordinador envió un correo amenazador. Es demasiado largo para copiarlo entero, pero os puedo pasar la parte más destacada. Atención:

«(CENSURADO) me lo repite todos los días que quien no cumpla con sus obligaciones ya sabe lo que tiene que hacer. Quien tenga alguna queja que me la diga pero esto es un trabajo con sus derechos y obligaciones, cobráis según convenio. Recibo algunas quejas de la pasividad de algunos de vosotros, y como comprenderéis no me sirve de excusa el hecho de que no se haya entregado el material todavia. La mayoria sois maestros y se supone que os gusta trabajar con niños, eso implica tener aptitud de servicio para con ellos y no estar de brazos cruzados. ¿Me explico?»

• Mejor me pongo en lo obvio: pretenden que cumplamos la programación cuando todavía nos falta: 1. El curso obligatorio de primeros auxilios; 2. No os van a dar la copia impresa de la programación disponible para padres porque quieren que la imprimamos nosotros; 4. Empezamos en septiembre, estamos a mediados de noviembre, NO tenemos materiales, pero quieren que cumplamos y 5. Encima, por no querer poner los recursos de nuestro bolsillo (que no llegamos a 200 euros/mes) nos acusan de falta de vocación. Si sacara la mala leche diría que me parece imperdonable que un docente confunda APTITUD con ACTITUD y que en este correo oficial los acentos brillan por su ausencia e incluso llama la atención alguna falta de sintaxis. Jugando con este concepto, podríamos incluso decir que nosotros andaremos faltos de actitud, pero él anda falto de aptitud, como coordinador y como maestro.
• Hay que decir en su descargo que luego escribió otro mensaje disculpándose, pero… por más que se disculpe, la cagó bastante fuerte y se libra de que se le largue la gente por la mala situación laboral que hay en España ahora mismo.
• Coincidiendo en el tiempo, recibí algunos correos electrónicos de Cruz Roja. En uno de ellos la coordinadora nos agradeció a aquella chica francesa y a mí la labor que hicimos el otro día con los inmigrantes y ya me he comprometido con otras dos actividades, aunque igual debo cancelar una porque acabo de caer en la cuenta de que mañana me toca ir a Comisaría a renovar el DNI y solicitar mi pasaporte. ¿Recordáis que pedí cita hace mil años? Va, no mil años, pero mes y medio sí… ¡como para despistarme y verme obligada a solicitar de nuevo!

Entretanto, como os contaba, me fui de viaje a Elche, Aspe y Murcia. La visita a tierras de la Comunidad Valenciana acabó con una cogorza monumental y un par de vídeos en internet en los que se hace el ridículo, se pierde la dignidad y… la gente se lo paga pipa. Por supuesto, no pienso anexar esos vídeos a este espacio, porque aquí me interesa que me guardéis un poquito de respeto (jeje) aunque como diría Mae West (frase descubierta hoy): «He perdido la reputación, pero no la echo de menos».

El plan en Murcia fue más tranquilo. Tras una interesante sesión de incienso, velas y… Tarot (¡je!) tuve la oportunidad de conocer las fiestas de un barrio muy chulo en el que todos sus habitantes se acicalan al más puro estilo San Fermín (ropa blanca, paño rojo en el cuello), sacan a pasear a un Cristo sentado (no a Toro Sentado, aunque lo parezca) y van a beber cerveza y comer de una paella gigante, al más puro estilo Villarriba-Villabajo – para quien no lo entienda, esto es un homenaje a los anuncios del Fairy-.

Una vez más, toca dar gracias a todos mis anfitriones, pues se portaron genial y lo pasé estupendamente.

¿Factor Silvia? ¡Por supuesto que hubo! ¿Lo dudabais? Aquí algunas muestras:

• Pudiendo llegar a mi destino en tres horas y media, tardé cinco horas. Un trayecto de bus a prueba de psicópatas porque llego a ser psicópata y acabo asesinando a todos mis compañeros de autobús por puro aburrimiento… porque la contemplación pasiva de todo el paisaje de la huerta murciana, por orgullosos que estén en esa noble región, no entretiene lo suficiente.
• Aparezco en Elche (Elx para los amigos) a las 8.30 y me veo solita en la estación. Es lo que tiene visitar a una pareja que se ve con poca frecuencia, empiezan a apurar, a apurar y a apurar el tiempo… y acabas en una estación mirando al techo y cantando un viejo tema de Javier Krahe, ya sabéis: “No todo va a ser follar, no todo va a ser follar”… aunque tampoco puedo quejarme, porque por suerte vino otro amigo al rescate y así estuvimos esperando al resto en la cafetería de la Estación.
• Al día siguiente (sábado) mis amigos de Alicate me dejaron en la Región de Murcia, en un centro comercial enorme llamado “Nueva Condomina”. Hubo accidentes a tutiplén, a destacar que nosotros nos perdimos y nos costó un mundo encontrar la entrada al complejo, que a una de mis amigas se le jodió el coche y dependía de una de sus tías para el desplazamiento, por lo que no podía abandonar el centro comercial, y que a la tercera, a su paso por la autovía, se le jodió también el coche, por lo que ya me fue imposible verla hasta el domingo.
• Fue imposible disfrutar de la cerveza y la paella de las fiestas del barrio. Vale que trasnoché (¿le sorprende esto a alguien conociendo mis hábitos?) y que, en consecuencia, llegamos tarde a todos los repartos, pero no deja de tener narices, por no citar otra parte del cuerpo, que la paella se acabó justo antes de que llegara nuestro turno o, en otras palabras, que tooooooooodos los que iban delante SÍ pillaron comida y que exactamente lo mismo sucediera con la cerveza. Deben ir aprendiendo que van conmigo y que conmigo pasan esas cosas.
• Mención especial merece mi acarajotamiento para coger el bus. Por culpa de que me entretuve haciendo fotos estuve a punto de perder el último que salía para Murcia. Prefiero no pensar qué me habría tocado hacer de haber perdido ese bus. La escena final, todos corriendo, preguntando a cada conductor, quedando sólo un minuto para que la salida, era digna de una peli. Casi mato a mis amigos de un infarto… ¡pobres!

Llegué a casa a las 11 – parecía que iba a llegar más tarde, pero tuve suerte, nos ahorramos algunos pueblos y llegamos antes de lo previsto – y cometí el típico error trágico de conectarme al ordenador para ver cuánta gente se había acordado de mí en mi ausencia. Ya no me acosté hasta las 5 de la mañana, dormí dos horas y eso tuvo como consecuencia recaer en el terrible hábito que tanto espacio ha ocupado en este blog: la siesta matinal.

Además, el lunes por la mañana tuve un despertar un tanto traumático: mi compañera me llamó por teléfono antes de hora, asustadísima, porque se le ha perdido su copia de las llaves y necesitaba que yo le abriera la puerta. Ni tiempo a ir al baño me dio. Tened en cuenta que, aunque estoy llegando a mi hora, voy con un margen de cinco minutillos, así que ella sigue llegando la primera. Al menos puedo concederme eso teniendo en cuenta que yo soy quien recoge y suelo salir más tarde de lo que me corresponde. Vamos, no pude ni desayunar, ni ir al baño, ni lavarme la cara; tocó vestirse a toda leche y correr como las locas y, a pesar de que mi forma física es lamentable, la otra se quedó muerta a causa de la velocidad que pude desarrollar. Nada como la necesidad para estimular las capacidades.

Hoy mi despertar también fue traumático. Me miré al espejo y no vi a Sil, vi a la rana Gustavo. Una bonita catalergia mezclada con algo de sinusitis. Tuve que llamar a la compañera, diciendo que la policía, al verme las pintas, me había retirado el carné de transeúnte, que tenía que tomarme algún antiinflamatorio, pegarme una ducha exprés (el agua caliente lo cura todo) y darme una mano de chapa y pintura (el maquillaje no lo cura todo, pero algo remedia) antes de salir. Hay que decir que la chica ha sido comprensiva y que lo único que me ha pedido es que llegue con margen suficiente como para que ella pudiera llegara su otro trabajo.

Como veis, estas han sido dos aplicaciones consecutivas e inmediatas del principio “Hoy por ti, mañana por mí” que deberíamos tener siempre presente.

Una última cosa que os quería comentar…

¡Ayer di la mejor clase particular de mi vida! Como uno de mis grupos (el de las tres chicas de 3º de ESO) estaban dando las preposiciones de lugar en inglés, se me ocurrió sacarlas a la calle y hacerlas practicar, como quien hace una ginkana, a guiar al resto con frases en inglés utilizando las preposiciones que se tenían que aprender. Fue un panzón de reír y, lo que es mejor, se las aprendieron.

A ver cuántos profesores particulares conocéis que, con argumentos pedagógicos, saquen a los alumnos de paseo. Ea.

¡Mañana más!