Después del viaje tocó descansar dos días. Fue como tener un fin de semana de relax tras haber tenido otro de jarana. Luego tocó trabajar un día, descansar otro, trabajar otro y ya… ¡fin de semana!
En el colegio no ha pasado nada particular, salvo que no hay material que pueda ser escondido a prueba de niños. Ellos reclaman las cartulinas, la plastilina y, en general, todo lo que hay y, aunque en un primer momento tratamos de administrarlo, para la ridiculez de cosas que trajeron, decidimos dejarles hacer uso libre de ello.
No se han repetido episodios extraños con las del comedor, aunque verdaderamente no ha dado tiempo. Sin embargo, no creáis que me aburro, porque si algo he tenido estos días han sido sucesos sorprendentes, sólo que más enfocados a mi vida personal que laboral. No diré nada sobre ellos a menos que cuente con la presencia de mi abogado y la suficiente cantidad de alcohol en sangre, lo siento.
Clases particulares estuve dando. Mi alumna, la de técnicas de estudio (el resto son de inglés) aprobó biología, aunque raspando – teniendo en cuenta lo que le cuesta la materia, considero que no podemos quejarnos del resultado- y confío en que en lengua obtenga un éxito parecido.
El inglés apenas lo he estudiado esta semana. Además, me siento culpable, porque hoy por la mañana, siguiendo con mi nuevo horario de la academia, debería haber asistido a clase y no he podido hacerlo. ¿Motivo? El más vulgar del mundo: una sale de trabajar, va a su casa, se toma un café, se le mueve la tripa y… hasta que no deja de moverse la tripa, pues no puedes salir del baño. Citando a Jurassik Park: «La naturaleza se abre camino». Sale una del baño, ya son las 9.30, voy al bus, espero hasta que llega, me subo, tarda sus diez minutos o cuarto de hora, tampoco me deja al lado de mi destino y… cuando me vengo a dar cuenta, llevo una hora de retraso y, aunque nadie me va a echar del aula, porque para eso me pago mis clases, tal vergüenza me dio aparecer tan tarde que, cuando estaba a punto de llegar, me di la vuelta y eché a andar para casita.
Afortunadamente, tras esto quedé con la chica polaca y dimos dos horitas de conversación, porque tampoco quedé con ella el miércoles así que hoy compensamos todo el tiempo, pero mi conciencia sigue sin estar tranquila. Toca centrarme y estudiar un poco o el examen de inglés lo va a aprobar «Rita, the singer».
A ver si me voy quitando el curso de Cruz Roja. Se supone que lo termino el 19 de diciembre y es el culpable de que mi rendimiento en inglés haya bajado, porque se está llevando el tiempo que yo solía emplear en estudiar inglés. De momento, sigo aprobando todas mis prácticas, aunque observo con un puntito de mala leche que la profesora cada vez evalúa más a la baja las cosas que le entrego. Sin embargo, como anécdota simpática os cuento que, cuando hoy me metí en la web del curso para ver qué novedades había, encontré en mi buzón un correo electrónico de un compañero que me pedía que moderara la complejidad de mis intervenciones en los debates – una de las prácticas que hacemos en el curso es debatir en foros online sobre ciertas cuestiones y cada alumno está obligado a escribir tres participaciones- porque, según él, le iban a suspender por mi culpa.
Es simpático esto de que mis notas vayan bajando a la vez que mis compañeros se quejan de mi capacidad. Tiritas para el ego, que no hay ego que no las necesite.
Por lo demás, creo que os conté que este fin de semana me iba a la fiesta que organizaba la academia y a la convivencia de la gente de Cruz Roja en una casa rural, pero he llegado a una serie de conclusiones:
- Estoy cansada.
- Tengo tareas pendientes y este fin de semana no es como el anterior; el lunes estaré trabajando.
- No me apetece hacer gasto.
- Alternar con mis compañeros de academia no es algo que me llame mucho.
- Los de Cruz Roja me comentaron que los talleres son básicamente de orientación nocturna y senderismo y exigen ropa específica, cantimplora, linterna… y yo paso cuatro kilos, no me apetece y de pronto siento que es perder el tiempo.
Os preguntaréis cómo la semana pasada y la anterior andaba tan sociable y en esta me he aperrado tanto.
Podéis elegir como respuesta la que más os apetezca entre las siguientes opciones:
- Soy mujer y mi ánimo es cambiante.
- No soy campestre como las amapolas.
- Me ha entrado un ataque de estrés al ver lo que tengo pendiente.
- En el fondo, todas son correctas.
¡Ayns! Este finde toca acoquinar 🙂
¡Nos leemos!
PD: Sigo sin aprender cómo madrugar y no morir. Ni imagináis la siesta que me he pegado esta tarde.
No soy campestre como las amapolas.
Esa me gustó mucho. Que te sea leve el recupero de tus pendientes.
Es una verdad como un castillo. El campo no me atrae demasiado 😛 soy animalito de ciudad
Silvia a descansar, aunque ñla agenda este apretada, y tranki que el cursop te lo quitas pronto y tendras tiempo pal ingles
🙂 Gracias por los ánimos, Jairo. Sí, es ya sólo una semana. Tampoco me debería quejar, yo si no me estreso no soy feliz, pero hay ocasiones en las que me saturo y hago lo contrario, me lío a soltar cosas. Es lo que tenemos los caracteres compulsivos y pelín inestables, pero el caso es que al final hago lo que tengo que hacer, que es de lo que se trata.
¡Un abrazo!
El estado cambiante no es porque seas mujer, hay hombres cambiantes y mujeres que no 🙂 el estado cambiante es porque tu eres así,jejeje Lo siento, tenia que decirlo, hay de quitar estigmas jaja Guapa, estás en todo tu derecho de decir NO.
Y respecto a las clases de inglés, llegar una hora tarde, NO PASA NADA, cada uno tenemos nuestras vidas y circunstancias a la próxima si tienes ganas de ir, mira, sabia que llegaría tarde,pero me interesan tanto que al menos aprovechaba otra horilla,jeje (supongo que son de 2…no?).
Besos!
¡Ya salió la psicóloga, en función pedagógica! jajaja, vale, te admito la rectificación, pero sabes que las personas guasonas muchas veces tiramos de lugares comunes para bromear, justo por el hecho de que son comunes y por ello la gente se va a reír. Si siempre habláramos en serio, qué pesá sería la vida. Y total, me reía de mí misma y de los clichés sobre las mujeres.
Sobre lo de las clases inglés, vale que ganas no tenía, perooooo… te juro que me dio vergüenza, en un perfecto estado «revival» adolescente, porque alguna vez me salté clases del instituto o de la universidad por razones parecidas, me entretenía o me pasaba cualquier cosa, veía que iba a llegar tarde, me daba vergüenza y me volvía XD.
En fin, estaba terciada el viernes y sigo un poco terciada este finde, pero son ciclos.
¡Un besote!
Me encanta tu desparpajo para hablar de temas triviales y a tu compañero del foro ese, le cantas el troloró. Que tu lo vales y quien no lo vea, es que simplemente no quiere hacerlo. Y en la cuestión de la excursión de Red Cross, que hagas lo que te de la real gana…¡Te seguiremos leyendo!
¡Gracias, primor! Ya sabes lo que hice al final: No ir 😀