XI. Experiencias pre-profesionales: Segunda oposición


Segunda oposición:

A mi primera oposición me presenté en 2007. A la segunda, en 2008. Si en la primera me presenté por la especialidad de magisterio de primaria, en la segunda me presenté por la especialidad de psicopedagogía (actual orientación educativa, de momento) perteneciente a  secundaria. Eso significaba cambiar de temario, pasando de estudiar de 25 temas a 68, y de programación, pero no quería caer en las estupideces en las que incurrí en la oposición anterior. Evitaría que la oposición fuera mi único interés haciendo otras cosas al mismo tiempo, como el Master de Dirección y Gestión de Recursos Humanos, mi periodo como becaria en Diputación y mis clases particulares. Evitaría que la oposición me rompiera el ritmo circadiano, considerando que una hora de estudio al día vale más que ocho horas de estudio durante la noche, y que bajo ninguna circunstancia debía invertir el orden de sueño-vigilia. Evitaría aislarme y recluirme, garantizando tiempos de ocio y de relación con los demás a lo largo de la semana. Evitaría dilapidar energías inútiles en la elaboración de un documento que luego ni siquiera se iban a molestar en leer… por lo que opté por acudir a uno de esos foros de oposiciones que hay en la red y compré una programación ya elaborada con la idea de modificarla. También conseguí así el temario, y de la misma persona, para que no tener que arruinar a mis padres pidiendo que me costearan una academia.

No os podéis imaginar el interesante mercado negro que hay en torno a este tema. Os recomiendo investigarlo, aunque con tanto cambio de normativa, los recursos de opositores tienen ahora muy difícil reciclaje.

Mis padres me ayudaron con la compra del temario y la programación, con el los derechos de examen. No hice demasiados cursos, pensé que la mayoría de los cursos hechos en mi anterior convocatoria me servirían para secundaria. Falso, apenas me reconocieron baremo. Debía contar, en intentos sucesivos, con que me tocaría matricularme en cursos específicos para las oposiciones de secundaria.

No creo que partiera de premisas incorrectas, sólo que en esta ocasión cometí errores distintos a los que había cometido durante mi primer intento. El primer y peor error era que había dejado de opositar por mi propia voluntad para opositar por la voluntad de mis padres. Yo no tenía cuerpo para volver a afrontar el desgaste que supone opositar. Había consagrado todo el año anterior a otro examen, me había examinado en julio y, tras apenas un mes de vacaciones, me tocaba volver a reiniciar esa lucha desde cero. Mi cuerpo lo intentó, mi mente no era capaz. El segundo error, muy relacionado con el primero, fue dedicar mi entusiasmo a otras actividades. Un opositor no debe centrar su actividad sólo en opositar pero, si oposita, ha de hacerlo por su propia voluntad y con entusiasmo, si no, no rendirá bien.

Mis resultados fueron mediocres – palabra suave para no decir «muy tristes»-. Obtuve algo más de un dos y medio. Apenas me importó, entusiasmada como estaba con las oportunidades laborales que parecía que se abrirían de mí de modo inminente a raíz de mi primera experiencia académica y profesional fuera del cepo de la educación; un ámbito que, fuera del Estado, apenas ofrece alternativas.

Recuerdo mi extrañeza cuando expuse ante el tribunal. Como en esta ocasión carecía de esperanzas, esperaba al menos no sentir nervios. Sin embargo, la ansiedad seguía manifestándose con el mismo ímpetu que me asaltó en mi anterior intento. ¿Por qué?

Imagino que un opositor siempre pasa ese miedo escénico, incluso cuando aprobar es imposible, el «¿y si…?» queda rondando por la cabeza y, lo que es peor, el sentimiento de culpa por no haber rendido del modo adecuado, aunque eso estuviera decidido desde el principio, tampoco se va.

Próxima entrada en esta categoría: Tercera oposición

***

En otro orden de cosas, hay noticias médicas de mi madre:

1. Aparentemente el cáncer no es de pulmón, aunque los resultados de la biopsia saldrán la semana que viene.

2. Toca seguir buscando. La siguiente visita es al hematólogo.

Es una buena noticia, porque el cáncer de pulmón es de los más agresivos que existen, pero… tampoco es grato pensar que ese bicho se ha instalado en un lugar que no encuentran y va ganando terreno. Tocará confiar en los médicos, por más difícil que se me haga.

Gracias por estar ahí 🙂

PD2: ¡Puedo volver a ir comentando blogs! ¡Ojalá me dure! Ya iréis recibiendo comentarios míos este fin de semana. Algunos los habéis recibido ya 🙂

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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6 respuestas a XI. Experiencias pre-profesionales: Segunda oposición

  1. Gissel dijo:

    Espero que lo de tu madre no sea grave, Silvia. ¡Le deseo mucha suerte!

  2. Brushi dijo:

    Pues fíjate, q me da a mi que volverás a opositar y lo lograrás….nena, intuiciones mias. Lo harás, ya lo verás (q no te lo digo ya por darte puros ánimos, q lo creo de verdad, repito: INTUCIÓN GORDA).

    Muacksss!!

    • vengatriz dijo:

      Y chocante, las dejé muy convencida de dejarlas y ahora, con el tema de que no van a salir plazas, todos los opositores andamos muy desmoralizados, pero ¿quién sabe? De momento no me voy a Irlanda, si se dieran las circunstancias necesarias,podría volver a intentarlo. Al fin y al cabo nunca se puede decir «de este agua no beberé» ni «este cura no es mi padre».

  3. jairo dijo:

    Silvia en positivo siempre, piensa que aunque el cancer gane terreno, poco a poco tiene menos sitios para esconderse y acabara derrotado, toda mi energia para ti silvia a ver si ayuda 😉

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