¿Alguien conoce «Esperando a Godot»? Esto es de nota. Yo no lo sabría si mi madre no fuera lo que no dudaríais en llamar una empollona. «Esperando a Godot» es una obra de Samuel Beckett, un tipo del que no sé nada, confesión que queda fatal en una chica que próximamente va a llevar una sección de cultura en una web… y que os debe llevar al delirio, porque no tiene sentido aparente que yo haga referencia en un título a una obra teatral que ni he leído ni he visto de un autor que no conozco, pero es que soy así de divina y, además, al parecer no me pierdo nada: hasta Wikipedia dice que la trama no tiene sentido, se basa en hechos repetitivos y absurdos, ya que pretende demostrar lo absurda que es la vida. Así que ya sabéis, autores del mundo, ya no hace falta calentarse la cabeza para hacer tramas, porque si hacéis una parida lo suficiente absurda para luego atribuirle una base falsamente trascendental, quedáis como dioses y hasta podéis entrar en los libros de historia.
¿Y por qué cito esto? Pues lo cito porque, hasta donde mi ignorancia sabe, lo principal del argumento es que los personajes se tiran toda la obra esperando al tal Godot, un protagonista ausente que nunca llega… y, claro, cuando me he visto en la tesitura de contar lo que debo contar hoy, ha sido lo primero que me ha venido a la cabeza.
Yo también me he pasado un curso esperando a Godot, pero no se llamaba Godot, se llamaba inspector. Ya sabéis que desde el principio nos comentaban que un año de estos vendría, nos destrozaría con su rayo poderoso y dejaría a los monitores reducidos a cenizas.
Imagino que era un medio de intentar que cumpliéramos instrucciones imposibles, como seguir la programación sin materiales o lograr que estemos con ese mono horroroso puesto que, por lo demás, no tenemos por qué ponernos: ni siquiera nos protege demasiado la ropa.
Sin embargo, hoy ya ha sido el colmo. Días atrás avisaron a mi compi de que próximamente se le haría una auditoría a nuestra empresa. Eso hizo que tuviéramos que mandarle cosas pendientes como, sin ir más lejos, aquellas famosas hojas de firmas para demostrar que estamos asistiendo; cosa graciosa cuando, tal y como hemos hecho, es increíblemente fácil sacar las hojas el último día y firmarlo junto. Al principio íbamos a fichar dando toques con un teléfono móvil muy inútil que nos dio la empresa, pero, justo por su inutilidad, la empresa acabó decidiendo que tiráramos de hojas y firmas y punto.
Ahora bien, tampoco es el colmo de la agudeza pedirnos que sellemos dando toques, ya que sigue siendo perfectamente posible dar toques en lugar de la otra.
Como diría «El chavo del ocho»… ¡No contaban con mi astucia!
Y el día pasó, el inspector no vino y ya no creo que vuelva ya. Sólo espero poder firmar la modificación de mi contrato a final de curso y, si es posible, que me digan a no tardar mucho si me van a renovar el contrato o no en septiembre, porque el panorama se me presenta muy oscuro si no me renuevan.
De todos modos, cuando se me quite la maldita sinusitis, echaré CV, aunque algún CV he ido echando ya por Internet. Según los médicos, no se me ha quitado aún porque se ha complicado con la alergia y me he hecho resistente al antibiótico, así que me ha tocado cambiar de antibiótico y comenzar a tomar un antihistamínico para sobrevivir a la polinización de esta complicada primavera.
A continuación, resumen, por flashes, de lo que ha ocurrido en los últimos tiempos:
- Están recogiendo firmas en el colegio para intentar mejorar la seguridad del centro. Todo comenzó porque, al parecer, un señor fue visto realizando tocamientos a una niña de infantil. Sin embargo, parece que sólo la madre de la niña se está movilizando realmente. No creo que tengan mucho que hacer, dada la situación económica nacional, más allá de que a nosotras (a mi compi y a mí) nos hayan abordado de buena mañana asegurando que si se colaba alguien al colegio y ocurría un incidente, a nosotras se nos caía el pelo cuando la verdad es que nosotras estamos completamente solas y desarmadas ante cualquier posible agresión… así que somos potencialmente más víctimas que cualquier otra cosa.
- Tuve una pelea con mi compañera. Me cansé de que me hiciera tantos reproches por el tema de cuando me dormí y de que se pasara una semana completa más pendiente de su teléfono móvil que de otra cosa. Además, hubo un día en el que me montó un numerito. ¿Recordáis aquellos viejos reproches acerca de que «regaño poco» de los que os hablaba al principio de curso? Pues volvieron y un día, de sorpresa, en el que había que regañar a unos niños y que era ella quien sabía qué habían hecho, empezó a abroncarme ante los críos diciendo que ella se cansaba de ser la que regañaba siempre y que si no lo hacía yo, que ella pasaba. Genial momento para ponerse en tonta, teniendo tanto público infantil delante, y luciendo yo esta pedazo de sinusitis que, entre otras cosas, por momentos me complica mucho hablar. Les regañé,pero tras esto estallé y justo por no afearle la conducta ante los críos, le mandé un correo electrónico detallado. Después de eso hablamos y, aunque es la clásica persona que por orgullo no pide perdón nunca e inicialmente se había mosqueado mucho por mi correo, ahora la relación ha mejorado mucho… lo que viene a demostrar aquel viejo dicho de «más vale una vez rojo que ciento amarillo». Creo que es bueno comentarlo porque, cuando dije en petit comité que había decidido expresarle mi malestar a mi compañera, muchos me salieron con el típico «¡Estás loca! ¿Vas a crear problemas a apenas un mes de final de curso?».
- El director del cole, tras haber estado todo el curso recibiendo la lista de los asistentes al aula matinal en Excel, de pronto me escribió esta semana diciendo que el programa que yo estaba utilizando es muy moderno, que no podía leerlo y que se lo mandara de otro modo. Esto da lugar a preguntas inquietantes como: 1. ¿Por qué me dice esto a un mes de terminar el curso? 2. ¿Cómo ha estado llevando las cuentas de los asistentes y no asistentes al aula matinal si no podía ver los listados y 3. Si sus poderes sobrenaturales le han permitido controlar las cuentas sin ver los archivos ¿para qué mierda pretende jorobarme ahora? Tal y como decía la compañera, era como para que yo me negara a sus peticiones y le animara a instalarse una versión más moderna de Excel, pero como no quiero hacerme enemigos y no me costaba demasiado (porque el programa me lo permite) he guardado el último documento como archivo Acrobat Reader y se lo he mandado así. A ver qué me dice.
- Aunque no tenga nada que ver con el Aula Matinal, el cosmos me ha obligado a comprarme un móvil nuevo. ¿Cómo lo hice? Tras varios intentos infructuosos, como expliqué en entradas anteriores, me encontré con una grave circunstancia: el cargador de mi móvil se jodió. Así, con palabra malsonante y todo, porque me dio un disgusto. Probé primero a intentar adquirir un cargador de estos universales, pero no eran lo suficientemente universales porque, como os contaba, mi móvil era MARCA-LA-PAVA y no había ninguno que le calzara. Tirando de lo que tenía más a mano, a pesar de las malas experiencias anteriores, acudí de nuevo a la tienda de Yoigo y comenté que me resulta imposible pagar un contrato con ninguna compañía porque no me dejan, que mi poder adquisitivo no da para pagarme un móvil prepago de 400 pavos y, sin embargo, estaba a horas de quedarme sin teléfono (lo que durara la batería) y no podía acabar el día sin que tuviera un teléfono nuevo. Además, puestos a pedir, lo quería con Android. Mi gran suerte fue que cuando la chica acudió a mirar las ofertas por renovación, había un móvil con Android, el único entre todos los demás, un GALAXI-MINI libertado que, por 84 €, prometía solucionarme la vida. ¡Ni lo dudé! ¡Para la saca! Y ahora he pasado de criticar el «whatsup» a volverme casi adicta. Es fascinante lo que los teléfonos móviles son capaces de hacer: miden cosas, comparan precios de productos mirando el código de barras, te orientan si te pierdes, te calculan los días más y menos fértiles del mes, te ponen la radio, te cantan, te bailan… casi que diría que sólo les falta servir para hacer llamadas, porque la agenda se me ha hecho un estropicio y me toca ir recuperando números.
- ¡Mi proyecto con «La Universal» sigue adelante! Estoy ilusionadísima y currando como las locas. Por las noticias que tengo, parece que empezaremos con las nuevas secciones a partir de la segunda semana de junio. ¡Seguiremos informando!
¡Un abrazo a todos, que tengo el día tierno!
¡Nos leemos!
jajajaj, vaya vida más emocionante tienes!!!
¿Emocionante? 😛 Bueno, todo depende de cómo te lo tomes 😉
Una adicta más al whatsapp, cuando desaparezca el programa que será de nosotros jajaja
¡Moriremos entre dolores infernales! jajaja
jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj, ¡¡¡madre mia que agobio!!!!!!!!!!!!! Me ha encantado lo de tu compañera, se lo merecía. Y ójala te renueven. de todo lo demás. Genial, como siempre, lo único malo, que sigas con tu sinusitis. Mejorate guapa y un besazo, que yo también tengo el dia tierno jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj
¡Muchas gracias! Como dije anteriormente, es que estoy valorando la posibilidad de echarme Sidol Desatascador en la nariz, pero sé que acabará pasando. Lo que pasa es que la sinusitis es algo muy muy coñazo. ¡Otro abrazo para ti!
En cuanto a mi compi no es mala chica, pero como ocurre en las relaciones humanas, a veces toca poner los puntos sobre las íes 😉
Entre lo de «más vale una vez rojo que ciento amarillo» y aquello otro de «sirven casi hasta para hacer llamadas» me has matado XD Bienvenida al mundo Android, es adictivo pero te facilita la vida un quintal.
Da la lata a tu jefe disimuladamente!! O enseña cacho (oye, por probar), a ver si para septiembre te pone el contrato sobre la mesa. De todos modos, ese chaval era compañero tuyo o algo así, ¿no? Creo recordar que encontraste la oferta a través de un estado de facebook.. así que a lo mejor cuela ;P
Sí, fue compi de voluntariado, de cuando estaba en la asociación de autismo. La oferta la vi en un estado de tuenti. Ya me animé a darle la lata,aprovechando que fui buena chica y mandé los archivos, pregunté de guay si me volverá a llamar, alegando que retomaré mis estudios de inglés, por aquello de estimar cómo andaré de pasta 😛
Lo de Android es una pasada. Voy a coger una adicción acojonante, lo veo venir. Y eso que en mi vida había usado las pijerías del teléfono más allá que para llamar y mensajear. Quién me ha visto y quién me ve.
¡Un abrazo, guapa!
Tu tambien pillada por «un parato» señor, señor que paciencia con esta juventud… y nos quejabamos de un miserable cigarrito de la risa (por lo menos yo) pero en vista de que hay que modernizarse, pues eso, ya no me quejo.
Me alegro de que no os hayan carbonizado jejejejeje
Un besazo cuca!
Y de hecho te estoy respondiendo desde el ‘parato’…. Total, las adicciones siempre existirán porque existen los adictos, que somos nosotros. Besoteee
Te has confundido, Silvita. Quien decía eso de «¡No contaban con mi astucia!» era el Chapulín Colorado 😀 Por cierto, justo el otro día leí un consejo para drenar los senos nasales. No lo he probado porque no estoy resfriada, pero consiste en lo siguiente: oprime el techo de la boca con la lengua mientras presionas tu entrecejo con un dedo. Aguanta 20 segundos y tus senos nasales comenzarán a drenarse. Ya me dirás si funciona. En otro lado pesqué una lista de alimentos que sirven para combatir las alergias. Tampoco la he probado porque no tengo alergias, pero si quieres te la paso también (avísame por FB). ¡Besotes!
¡Jajaj! Gracias por el apunte, es que hace muchos años que no veo al Chapulín. El truco ese… ¿hay que hacerlo aguantando la respiración? Porque si cierro la boca y oprimo el cielo de la boca con la lengua, no puedo respirar 😛 Lo de la lista suena interesante, luego te comento por Face.¡Muakis!
Algunos apuntan que Godot quizá fuera Dios (God…cuñaaaaoooo!!)m algo que Beckett siempre negó. Yo leí otra obra suya, «Fin de partida»…y eso, fin, en fin…que cosa. Suerte con todos tus proyectos, y sigue defendiendo esa alegría que me ha alegrado la tarde hoy. Un abrazo 🙂
¡Me alegra haberte alegrado la tarde, Explorador! ¡Otro abrazo empaquetado para que llegue prontito a tierras irlandesas! Cuídate 😉
Pues la verdad es que yo también conocía al Godot de Beckett, como tu madre. Y me siento obligado a recomendártelo. Es el retrato vivo de esas esperas interminables de alguién que no se sabe quién es, ni qué pasará cuando llegue, ni si llegará jamás.
Tomo nota de la recomendación 🙂 humoradas aparte – ya habrás notado que soy mucho de bromear- con todo lo que es el arte sucede que hay un emisor un receptor, un canal y un mensaje. Si el mensaje se transmite eficazmente y si llega por el canal adecuado, ya es tema de que emisor y receptor sintonicen. Ignoro si esa obra me gustará o no, pero sé que es un tema estricto de sintonía. Incluso soy consciente de que algo que me podía gustar hace 10 años ahora no me llame y viceversa, todo depende del momento de tu vida en el que estés y de lo que ande en tu cabeza en ese momento.
¡Nos leemos!
¡