Ya, esto es exactamente lo que parece. Si mi entrada anterior era estresante, esta llega a agobiar a los lirones. ¿A que no imagináis a un lirón agobiado? Pues yo tampoco, pero os diré por qué: porque no saben leer y porque no siguen «Abajo las opos».
¿Recordáis el famoso proyecto de «Escuela de Verano» del que al final decidí no formar parte? Pensaba que ya me había librado de él, pero no fue así. Después de aquella semana tan atroz rematada por cierto fin de semana que me pasé encerrada con mi hermano para sacar su brutal carga académica adelante y después de haberme pasado toda la tarde del lunes dando clase (ojo, que el trabajo es bueno, pero te deja sin tiempo) el martes me encontré con una desagradable sorpresa: mi amiga, a la que también hago de negra académica (alguna vez lo he comentado) y que al igual que mi hermano anda de exámenes finales, me pidió desesperada que le redactara el Plan de Empresa en 24h.
Para que os hagáis una idea, redactar un Plan de Empresa exprés puede cogerte semana y media y, si lo haces bien, puedes tirarte más de un mes trabajando en ello. Pedirle a alguien que lo escriba en 24 horas, cosa además imposible, porque hay que dormir, comer e ir a cagar, entre otras cosas; lo que reduce el tiempo a unas 10 horas aproximadamente, es una auténtica animalada.
No obstante, lo hice. Le dediqué unas 8 horas y le cobré 40 €, mucho menos de lo habitual, pero es que es amiga, sé que anda mal de recursos y, sobre todo, es que entre unas cosas y otras le llevo sacados unos 230 pavos, vaya, que es una cliente fija tan fija que se ha ganado la tarifa plana.
Otra cosa es que le aprueben el proyecto. Puedo hacer barbaridades, pero no milagros.
Tuve también una suerte que no fue tal, la alumna a la que le doy técnicas de estudio me canceló las clases del martes y del jueves porque necesitaba dedicar la semana a farragosos trabajos en grupo; cosa que sonaría a excusa si no fuera porque conviviendo con mi hermano me doy cuenta de que es factible que tengan trabajos en grupo como para ocupar todas las tardes de una semana, incluso más.
Pensándolo por el lado positivo, lo del currito de negra me sirvió para compensar la falta de dinero que se deriva de esta semana que no le he dado clase a esta chica.
¿Y el miércoles? ¿Y el jueves? Se los dediqué a La Universal. Por cierto, ya tenemos la web casi lista. El martes estará ya con su ropita conjuntada y sus mechicas puestas y a partir del miércoles arrancan las nuevas secciones. Estad atentos… ¡avisaré!
Dato especial. El jueves mi hermano me dio una alegría (tono irónico on) cuando a las 23 horas, cuando yo ya daba las faenas del día por terminar, me dice mi hermano «Oye, Silvia, que acabo de recordar que mañana tengo un examen de geometría… y además tengo que entregar los deberes de lengua ¿Me ayudas?».
Le ayudé, pero casi lo mato. Que una cosa es que esté agobiado y otra dejarle que se aproveche de esa manera. Sabe que como repita una cosa así, ya no se le ayuda. Encima es que le preguntamos a diario cuándo se examina y qué deberes tiene que entregar para que luego nos salga con esas. ¡Jodía adolescencia!
La anécdota laboral vino de parte de mi compañera, que a propósito de nada, sigue acumulando calamidades. La última, que hace días le sacaron intolerancia a la lactosa y a la cebada. De cara al verano es una faena, imaginad: ¡castigada sin cerveza y sin helado!. Como alérgica de toda la vida os digo que prefiero las alergias que tengo que el sufrir algún tipo de alergia/intolerancia alimentaria. Para mí, son lo peor, aunque imagino que todo es acostumbrarse.
Creo que nunca había comentado aquí que cuando dejo a los pequeños en el patio de Educación Infantil, hay una mujer que siempre me habla. Hemos llegado a hacer una especie de amistad superficial pero recurrente; no quedaría para tomar cafés con ella, pero con ella hablo (y viceversa) mientras que a los demás me basta con saludarlos.
Como mi compañera nunca se ha quedado en el patio de infantil (ni siquiera las veces que he faltado, porque por lo visto en esas ocasiones mandó ir a los niños solos) esta señora nunca la había visto. De hecho, en cierta ocasión me preguntó si es que yo estaba sola con el aula matinal y le dije que no, que tengo una compañera. Como es lógico, la señora me preguntó dónde estaba mi compañera, ya que siempre me veía a mí sola. Yo respondí que mi compañera se solía quedar recogiendo el aula y vigilando a los grandes, porque se marchaba un poco antes que yo al tener otro trabajo, pero señalando que en realidad ambas hacemos horario de más, ya que ella tiende a abrir antes de hora y yo me quedo después de nuestra hora, ya que nuestro horario realmente acaba a las 8.50, por lo que si yo me quedaba con los pequeños era por gusto, para no dejarlos solos.
Conste que de mi compi sólo hablamos una vez y hace tiempo. No tendría mucho sentido que ella saliera cada dos por tres en las charlas. Si di información de más es porque era natural que la otra se mosqueara al verme siempre sola y si los padres se piensan que ella no existe, sí que puede quedar mal. Al menos así lo razoné cuando me lo plantearon.
Pues bien, la semana pasada se cruzaron en el patio y, sin recordar siquiera la conversación, las presenté. No esperaba yo que el día que falté por la fiebre se volvieran a cruzar y se diera la siguiente conversación:
Señora: ¿Y tu compañera dónde está? ¿Ha faltado?
Ella: No, no, está en el patio de los grandes.
Señora: ¿Y tú no tienes que irte a tu otro trabajo?
Y parece que la compi se enfadó y dijo alguna bordería educada y la señora, que no era consciente de haber dicho nada malo se quedó a cuadros.
No conté esto la semana pasada porque no lo supe la semana pasada. La compi se tragó el mosqueo ante esta semana, acusándome poco menos que de querer dejarla mal y diciendo que eso era como si ella fuera diciendo de mí que yo llego más tarde por las mañanas… lo cual era para responderle «no por gusto, guapa, sino porque tú me lo pediste».
Aunque en realidad entiendo su temor a quedar mal. Por eso lo hablé con la señora todo lo educadamente que pude «Oye, que mi compañera me ha comentado que le preguntaste esto y resulta que se quedó con la impresión de que pensáis que no hace todo su horario, cuando resulta que ya te comenté yo que sí lo hace…más que nada, ya sabes, se quedó temiendo dar una mala impresión ante los padres».
Para mi compañera, todo estaba lleno de padres cuando se produjo la conversación. Para la señora, allí no estaba ni el tato y ella no lo dijo en plan acusador ni con mala intención. Son curiosos los efectos del sentimiento de culpa dentro de uno mismo ¿verdad?
Y es que lo de mentir o hasta qué punto mentir es todo un tema. Ambas nos hemos estado cubriendo las faltas y hemos atendido a los niños sin grandes problemas o, al menos, sin problema alguno derivado de nuestra asistencia. Pienso que no había motivo para que mi compañera le ocultara a la señora que yo estaba enferma porque la señora no es tonta ni ciega. Si le hacen creer que yo estoy en el patio de los mayores y, por casualidad, pasa por ahí y no me ve, puede pensar que le han soltado una bola y quien suelta bolas es porque tiene caca. Sin embargo, si llega a admitir que yo estoy enferma, creo que todos tenemos claro que la enfermedad es un motivo para faltar al trabajo y la mujer no va a saber si eso lo saben o no en mi empresa o si tengo o no justificante. Del mismo modo, si ella llega a reaccionar con naturalidad ante el comentario que le hizo la mujer, ella no se habría planteado absolutamente nada raro, pero al reaccionar mal ante su comentario y, sobre todo,al pedirme que le hiciera la aclaración a la señora… ahí sí que es verdad que la conducta parece sospechosa. ¿Me explico?
Yo puedo intentar cubrir a alguien del mejor de los modos, pero no voy a asegurar que esa persona está en un lugar en el que no está si esta ausencia es comprobable, porque me pueden coger mintiendo. Me parece más inteligente tomar la verdad y contarla del modo más ajustado a lo conveniente posible. Y sí, es otra forma de mentir, pero es una forma de mentir con pruebas. El ejemplo está en lo que le dije a la mujer al confirmarle que mi compañera sí se va antes que yo por tener que trabajar pero que eso no incide en su trabajo porque cumple su horario. Ambas cosas son ciertas, pero al decirlo de este modo, no se ve como algo inadecuado que haya que tapar.
No sé si recordaréis de dónde viene la inadecuación. Viene de una advertencia que hizo el director casi al principio de curso: aunque no tuviéramos obligación de dejar a los pequeños, debíamos hacerlo y quedarnos hasta las nueve.
Alguna vez el director acudió a verme cuando faltaba poco para que tocara el timbre y la compañera no estaba y…sé que se dio cuenta y jamás me preguntó, como también se tuvo que dar cuenta que siempre era yo la que se quedaba más tarde para ir a hablar con él cuando había cualquier incidencia y, sin embargo, como hemos cumplido con nuestra obligación, ni él pregunta ni a mí me toca el penoso deber de meterle una trola por la que pueda quedar en mal lugar si me cogen más adelante con el pie cambiado.
Hay cosas que no se pueden falsear. Por más que yo diga o calle, se ha visto que ella se iba antes y, por más que presuma de discreta, también se vio que yo llegaba más tarde: lo ven los niños (que puede que lo comenten en casa, cuento con ello) y lo ven sus padres cuando,en algunos casos, me los cruzaba en la calle o en la puerta al llegar. Si se niega la evidencia, quedamos peor, lo que hay que hacer es presentarla del modo más inteligente posible y sin demostrar alteración.
En fin… se nota que me comí el coco con esto ¿verdad? pero ya os lo he comido lo suficiente a vosotros, así que toca explicaros lo de mi desesperada pregunta del título: «¿Me adaptaré a este horario algún día?»
Con el rollo de que estuve trasnochando por hacer cosas, ya soy incapaz de dormir antes de la 4, es más, ayer entre el calor y otros factores fui incapaz de dormir hasta las 6 pasadas. Es decir, que habré dormido una hora y poco y, por aquello de que es viernes y espero menos obligaciones hoy, me lo voy a pasar sin dormir hasta la noche, a ver si regulo el sueño aunque sea a hostias.
¿Qué otros factores? Es un poco penoso de contar, pero a todos nos ha pasado alguna vez. En mi caso, que conste, por el consumo de medicamentos durante mi sinusitis eterna (afortunadamente ya superada) y porque hace años que tomo anticonceptivas. Resulta, dicho elegantemente, que mi vagina a sus años se me ha puesto«cándida». Y, dicho sin elegancia, que me pegan unos picores que me dan ganas de rascarme como una mona, pero no soy la única que anda puteada: mi hermana de pronto anda con alergia, cosa sorprendente porque se suponía que no le tenía alergia nada, pero nunca es tarde para adquirir un vicio nuevo.
Y mi padre, que es el encargado (por propia voluntad de controlar lo que se gasta) de comprar las cosas desde ayer tiene las recetas y por pereza pura de oliva aún no salió a comprarlas.
Sólo le deseo que estornude, moquee y le piquen los bajos y no vea en qué lugar es más urgente poner las manos.
Un deseo que extendería a más gente, pero me reprimiré 😛
¡Nos leemos!
Y ahora voy cerrando, que este post me ha quedado largo, para variar.
Acabo de descubrir tu blog gracias al post que has colgado en «Los nuevos pobres». Nos vamos siguiendo. Salud!
¡Hola! ¡Bienvenido! Voy a conocer tu blog ahora mismo, aunque como has leído, tengo a los blogs un poquito plantados, pero bueno… ¡nos leemos!
Hola!!! Confieso que te escribo antes de leerme el post pero es que no tengo tiempo. me voy pitando que mi prima ha venido a Madrid y en un ratico he quedado con ella!! pero mañana te leo detenidamente.
No sé si te enteraste todo lo que pasó con A70, que fue donde te conocí, con su foro, etc, etc. unas chicas crearon uno alternativo y si te interesara, me encantaría invitarte a participar. Un besico!!!
No sé qué pasó con A70, pero ayer quise asomarme a comentar la entrada en la que Yael cuenta que es su cumpleaños y… no pude. Deduzco que habrá tenido problemas, la sigue mucha gente. No formaba parte del anterior foro, pero sí me gustaba poder comentarle los textos, son muy interesantes. ¡Por supuesto que estoy interesada en ese foro! ¿Me invitas? 😀 ¡Muakis!
El enfado de tu compañera me parece una tontería bestial.
¡Me alivia que así lo pienses! Como una es como es, la chica esta logró hacerme sentir mal. ¡Un besico!
Jajajaj yo le deseo lo mismo a tu padre!!! Yo se lo k es eso y no veas…. Respecto a lo de tu compi… No veas como se pasa… Como se descuide se delata ella solita 😉 creo k en ocasiones se aburre… Y estoy contigo en eso de k hay k decir esas mentiritas a medias… Bss wapa!!!
¡Por suerte me trajo la medicación por la tarde! Ya mucho mejor, no al 100%, pero échale un 90%. Mañana a la doc otra vez. En cuanto a mi compi, mucho se ralla pero luego ante los niños bien que se va de la lengua, eh. ¡Besote!
No sé si te adaptarás o no al horario del demonio que tienes; lo que sí sé es que cada vez escribes mejor. ¡Enhorabuena! Bicazos coruñeses 🙂
¡Me alegra que pienses eso! ¡Gracias! Besazos desde Almería 😉
Madre mia Silvia … tu vida es un caos… Como me gustaría poderte seguir … Pero me falta tiempo… Escribes mucho y muy continuo … Pero aun no siguiéndote te felicito eres una excelente escritora… Compañera… Y amiga…. A tu hermano maja no le pongas las cosas tan fáciles… Si el pide lo que quieres y tu das siempre chungo lo tienes… Haz una prueba … Cobrale algo simbólico… Para que vea que el trabajo cuesta y así igual si tiene que soltar pasta igual aprende a valorar mas las cosas… Ya me duras preciosa muackkkkk
No te creas que se las pongo fáciles, tampoco sabes la bulla que le ha caído, y se lo pienso cobrar en forma de ayudar más con las tareas domésticas en verano, pero como expliqué anteriormente tiene parte de culpa pero no todo.
Y no creas que soy tan productiva. Ahora escribo una o dos veces a la semana, pero lo he sido mucho más, de cuatro entradas semanales. Lectores habituales han llegado a quejarse de lo poco que escribo ahora, je. Sin embargo, poco precisamente no escribo, que soy de explayarme. ¡Me alegra que te guste!
Un besote, guapetona, gracias por pasar 😀 ¡y cuídate!