Vacaciones… Santillana ¡!

¡Hola a todos! ¿Qué tal?

Supongo que os preguntaréis si me he relajado más. La respuesta es que NO, aunque sí es cierto que he estado durmiendo más y mejor, ya que he podido suprimir esos madrugones de mi vida. Motivos de no relajarme he tenido varios:

• Nada más comenzar las vacaciones, me dediqué a hacer coladas, planchar y a ordenar mi cuarto. Eso es lo menos relajante del mundo.
• Mis trabajos como negra académica. No sé si recordaréis que le estaba llevando una optativa a mi cliente, más allá de algunos encargos esporádicos. Además, estaba sacando unas notazas estupendas, no bajaba de 9. Vamos, cuando yo estudiaba para mí no conseguía esas notas ni de coña.Pero hubo una práctica dentro de la asignatura que resultó polémica. Veréis, esa optativa es virtual, se lleva a cabo enteramente por ordenador. Los profesores te atienden a través de correo o de un foro abierto y muchas veces se piden trabajos grupales con alumnos que comparten espacio virtual y que proceden de toda Andalucía. Conste que en los restantes trabajos grupales no tuve ningún problema, pero en la práctica de la discordia se aunaron las siguientes circunstancias: 1. perdimos muchos días de trabajo debido a un problema técnico que los profesores no se dignaron a intentar resolver; 2. de los cinco miembros del grupo, sólo tres participamos activamente en el trabajo durante todo su desarollo; 3. a última hora, el día límite de la entrega, reaparecieron los dos desaparecidos y se pusieron a cambiar todo (hay que considerar que se trataba de una wiki, todos los miembros podían editar en línea). Atención, la putada es gorda porque además de la wiki teníamos que entregar de modo individual un informe basado en la wiki grupal. ¿Consecuencias de la maniobra de esta gente? que los que ya habíamos entregado el informe nos encontramos con que, debido a la aparición sorpresiva de los otros dos, ya no se correspondía lo que habíamos escrito con el trabajo grupal.  Yo me imaginaba que eso conllevaría un suspenso de la práctica, por lo que se lo expliqué al profesorado, pregunté por modos de compensarlo, por posibles sistemas de recuperación… y nada, todo el mundo pasando cuatro pueblos de mí. Y de pronto veo, cuando se corrige esa práctica, que la han calificado con un cero. Así,como si no hubiera hecho nada de nada. Y a todo esto, sin explicar modos de solucionarlo. ¿Qué hizo mi cliente? Porque yo, con independencia de la nota, hice mi trabajo, entregué todas las prácticas, y con muy buena nota en la mayoría de ellas. Pasado el curso, porque parece que ya terminó todos los exámenes, debería u ocuparse ella de esa recuperación o pagarme para que me ocupe yo. Pero no, de momento,como no se sabe qué va a pasar con eso porque los profesores son tremendamente informales, por aquel temor suyo de que no se noten nuestras diferencias al redactar, me está tocando a mí responsabilizarme de las quejas. Y eso me molesta y no me deja sentir que he terminado. Aparte, no me pagan por quejarme (si cobráramos por quejarnos, todos los españoles seríamos ricos).
• Presión doméstica.Mi hermano volvió a lesionarse la rodilla (una fea costumbre que tiene y hasta los 21 no le operan, tiene 16…) así que las tareas que llevaba a cabo él se reparten entre mi hermana y yo, con lo cual, si había cierta saturación, imagináos ahora.
• La informalidad de la gente del Aula Matinal. Hoy fui a devolver el chaleco del uniforme. No esperaba que me pidieran la tarjetita de identificación, pero tocará devolverla también. Eso me costará ir expresamente al colegio, porque juraría que se quedó ahí, pero la mía no es la única: la de mi compañera también. Pero aunque no tuviera que devolver la tarjeta, tendría que volver a la oficina. ¿Motivo? Porque, después de tantos meses, todavía no tenían preparada la modificación de mi contrato (es decir, la rectificación de mis apellidos). Es más, han tenido el descaro de decirme que esa modificación la solicitaron AYER. Lo más fuerte del asunto es que, por suerte para ellos, yo no tengo derecho a cobrar el paro. Si tuviera que cobrarlo, que te dan 15 días de margen para hacer la solicitud, debido a su informalidad y a mi viaje perdería el derecho a cobrar el paro. ¿Cómo os quedáis?
• La elaboración de mis carteles de profesora particular. Esto es gracioso de contar. Hacía días que me daba vueltas una idea publicitaria, pero tenía cierto miedo de llevarla a la práctica. La idea juega con una frase que es de uso altamente común en España, pero temía que pudiera herir algún tipo de sensibilidad religiosa. Sin embargo, consulté con varios amigos y a ellos les pareció una idea muy divertida, así que me puse manos a la obra, espero pegar este fin de semana unos cuantos. Sé que contar esto implica exponer el proyecto de cartel y tenía mis dudas, por aquello del temor a que me lo copien, pero pensé «más gente lo verá por la calle y me lo pueden copiar igual, si lo comparto aquí en cierto sentido queda claro que el cartelito es mío y que, si alguien usa ese modelo y luego el cliente ve que no es Silvia quien da clase, debe rechazar imitaciones» (ya, hablamos del supuesto de que todo el mundo me leyera, soñar es gratis). Así que allá va el modelo, eso sí, sin datos personales… aunque igual debería darlos, si queréis que dé clases particulares a vuestros chiquillos, ya sabéis cómo contactar conmigo ¿eh?

• Otro motivo de estrés es (aunque sarna con gusto no pica) mi próximo viaje a París. Mis peleas con Ryanair merecen un post que, no lo dudéis, escribiré cuando vuelva y se lo dedicaré a cierto amigo que lo merece. Aparte, preparar la ropa, comprarme sandalias, destrozarme los pies con ellas y (repetimos aunque sarna con gusto no pica) el tener que adelantar todas las próximas entradas que aparecerán en la parte de cultura de La Universal me ha supuesto bastante trabajo. Ya todas las secciones fueron presentadas y estamos comenzando con los primeros post: «El optimismo como catalizador para el éxito» de Francisco Mateo, «Magro de cerdo y arroz con romero», de Lola Velasco o la primera viñeta de «El humor de Euler». Y mañana más. Y el otro. Y el siguiente. Con independencia de mis vacaciones, que para algo me he dado el currele: salvo un miércoles al mes, todos los días tendrán su entrada… ¡No os las perdáis!

¡Nos leemos pronto!