Despedida de La Universal

Hola a todos. Hace una semana no hubiera esperado escribir la entrada que voy a escribir. Una entrada en la que anuncio por qué abandono ese proyecto que cogí con tanta ilusión y por qué me encuentro tan profundamente decepcionada.

Seré breve. Como coordinadora de cultura debía llevar a 14 personas y 16 secciones, de tal modo que cada día de la semana hubiera una o dos publicaciones. Además, como colaboradora yo escribía a un ritmo de una entrada semanal, lo que implicaba una participación muy alta, ya que, salvo un par de excepciones, la mayor parte de los compañeros escribía una vez por quincena. En consecuencia, me tocaba recordar a los autores cuándo debían escribir, corregir sus textos, editarlos (añadir formato, incrustar imágenes, etc) y divulgar sus actualizaciones, porque la propaganda también había que cuidarla.

Como sabéis también me he mudado. No he tenido alumnos de clases particulares este verano. Sólo estoy apoyando a mi hermano y a él no le cobro. Lo que me salva un poco el mes es que me pagaron una deuda y que me surgió un encargo como negra académica de última hora.

Las noticias que me llegan del aula matinal son muy negras. Según me han contado, van a quitar 500 aulas matinales de Andalucía porque la Junta no puede seguir pagando las subvenciones que daba y, por si esto fuera poco, reduce el número de comedores escolares a 80 para toda la comunidad.

Es decir, que como no me renueven, lo voy a tener mal para encontrar trabajo en mi sector, así que preveo que me tocará moverme muchísimo, porque necesito ingresos.

Como dedicarme a las actividades económicamente productivas (o a buscarlas) lleva su tiempo y yo, entre la mudanza, el hermano, la familia, la búsqueda de empleo y demás, no es que ande muy sobrada, decidí hacer lo más responsable en estos casos: renunciar. E intenté hacerlo del modo menos dañino posible.

No esperaba que la directiva lo tomara como algo personal y empezara a acosarme a través del grupo de Face que empleábamos para coordinarnos. Y menos esperaba que la directiva atacara sin mesura ni respeto a mis colaboradores cuando estos, al ver la mala reacción ante mi renuncia, salieron a apoyarme.

Muchos decidieron renunciar simplemente ante el bochornoso espectáculo que estaban viendo. Muchos, pero no todos.

Sin embargo, lo que ya me quedaba por ver fue la reacción ante la carta de despedida de uno de los colaboradores, uno que fue especialmente atacado ayer. En dicha carta sólo decía que se había sentido insultado, que abandonaba la colaboración en la web y que le había sorprendido que una persona que sabe lo que es vivir sin que te respeten debido a ciertas circunstancias (en su caso, la transexualidad) no debería faltar el respeto a otras personas.

¿Dura la carta? Sí, pero correcta, y más dada la situación.

Pues bien, no sé cuánta gente la ha leído, pero la carta ya no existe. La directiva eliminó el grupo de Facebook en el que nos coordinábamos y como única explicación envió (y no a todos) un mensaje a los colaboradores comentando que, debido a los últimos acontecimientos, Cultura cerraba y que, si acaso querían seguir colaborando con ellos, que se pusieran en contacto.

Gente que días atrás nos hacía la pelota diciéndonos que somos guapísimos, maravillosos y estupendos.

Borrar así el grupo es una falta de respeto enorme hacia quienes han estado durante más de dos meses alimentando una web que no les reporta beneficio económico alguno. Y hacerlo sin eliminar además las aportaciones de estas personas a la página supone además una falta de respeto porque, como es lógico, después de aquel despliegue de mala educación y de la falta de valoración consiguiente del trabajo realizado, habrá muchos autores que, ofendidos, no quieran ver sus textos publicados en esa página.

Yo, por lo pronto, exijo que quiten los míos.

Y ahora me voy a dormir, que me duele la cabeza. Espero volver a actualizar más seguido. Tenía el blog abandonadico, entre otras miles de cosas.

¡Un abrazo!