¡Hola a todos!
Quienes me leéis desde el principio, recordaréis que uno de mis temas recurrentes eran las entrevistas de trabajo, aunque, como es lógico, ya con todo lo que me pasó en los últimos tiempos, me centré en el aula matinal y en mis alumnos. Ahora que mi madre está estabilizada y que el trabajo peligra, ha sido el momento de volver a actualizar mis CV en las webs de empleo y solicitar para todo lo que haga bulto. Intento imponerme la disciplina de echar en estas páginas dos horas diarias, aunque, siendo como soy y viviendo como vivo, lo mismo echo dos, que ninguna, que cuatro. Menos mal que hay alguien ahí que me anima a seguir insistiendo para que no me venga abajo, porque es agotador enviar currículos para que nadie te llame, comprobar los miles de requisitos que hay para puestos que en realidad son de baja cualificación y la poca oferta que hay (poca por no decir ninguna) de empleos relacionados con mi profesión. Hubo una oferta que me gustó especialmente o, digamos, que me gustó considerando mi aversión hacia todos los puestos comerciales, que es lo único que se ve en las webs de empleo en estos tiempos. Se trataba de una oferta para captar socios para mi vieja amiga – Cruz Roja- y sólo por eso eché el CV, ya que Cruz Roja, a pesar de todos sus defectos, para mí es (¿o era?) una entidad sólida que no se metería en ciertas zanjas.
Las condiciones parecían mucho más transparentes que en otros empleos similares, y eran las siguientes:
- Contrato indefinido desde el primer día. Considerando que en la mayor parte de estos trabajos se hacen contratos mercantiles en los que sólo cobras la productividad, no está nada mal.
- Salario base de 480 euros + incentivos.
- Todos los derechos que se asocian a este tipo de contrato: vacaciones, días de asuntos propios , bajas y demás.
Todo ello, eso sí, a cambio de:
- Cuatro horas de trabajo, a elegir entre los turnos de mañana o tarde, de lunes a viernes. Unos turnos, por cierto, muy definidos, aunque paradójicamente se anuncien como «trabajos flexibles de media jornada para estudiantes». La gente tiende a confundir jornada corta con jornada flexible y es un gran error. Cuatro horas inamovibles de trabajo constituyen una media jornada inflexible. Ocho horas que combinen teletrabajo con trabajo con presencia física en el puesto y que permita un margen de organización de las tareas constituirían una jornada completa y flexible.
- Que el trabajador aporte una titulación superior, ya sea universitaria o de formación profesional, pero superior. Curioso empeño, dadas las características del puesto.
Por todo lo expuesto, debo confesar que, aunque pienso que esto de vender se me da fatal porque la experiencia me lo ha confirmado reiteradas veces, juzgué que presentarme ahí no era una pérdida de tiempo porque, a las malas, si pasaba la prueba y me tocaba trabajar dos o tres mañanas, aunque no hiciera ni una venta, algo iba a cobrar seguro y en esta situación no estoy como para dejar pasar oportunidades para ganar dinero.
Así pues, eché el CV y, para mi sorpresa, un par de semanas después me llamaron. En su momento me extrañó la tardanza. Ahora, analizándolo, no, pero el por qué no me sorprende ya lo explicaré dentro de unos cuantos párrafos.
En esa llamada me dijeron que había sido seleccionada y que, si me parecía bien, tendría la entrevista personal al día siguiente en la sede de Cruz Roja a las cinco de la tarde. Y no contentos con llamar, me lo recordaron por sms y por correo electrónico. Con la cantidad de desempleados que hay en España, tanto despliegue de recursos para que no se me olvide la cita es llamativo ¿verdad?
También se me advirtió de que la entrevista duraría dos horas y que combinaría entrevista individual con entrevista grupal, lo que me llevó a imaginarme mi propia versión de la película «El método» puesto que era mi única referencia de entrevista grupal, lo que supone que me esperaba toda clase de refinadas torturas psicológicas con el formato de dinámicas de grupo.
Luego no fue para tanto. Cuando llegué, encontré a un grupo de seis personas compuesto por tres chicas y tres chicos. Nuestras seis sillas estaban preparadas y había un formulario en cada una de las mesas que nos iba a tocar completar al término de la entrevista.
Nos preguntamos quiénes somos, de qué árbol nos hemos caído, cuáles son nuestras experiencias previas, y hasta, citando a José Luis Perales, a qué dedicamos el tiempo libre o, de modo más moderno, cuáles son nuestros hobbies, y, momento spam, qué cosas consideramos que somos capaces de aportar a una empresa.
Esta última parte (la de los hobbies y la de qué podemos aportar) me resultó especialmente divertida, porque hasta aquel momento, aquello tenía más de casting de Operación Triunfo que de «El método». La gente se limitaba a contestar del modo más propagandístico posible. Normalmente carecían de experiencia comercial, de hecho, la mayor parte de los presentes se orientaban hacia los ámbitos de la psicología y la educación, a excepción de una interiorista rubita que destacaba en el conjunto más que una mosca en un plato de leche, y de un maestro que sí afirmaba tener unas dotes comerciales más propias de los caimanes que de personas, pues, tal y como se vendió a sí mismo, parecía capaz de arrancarle los dientes de oro a su abuela para, por un módico precio, endilgárselos a Emilio Botín.
Pero, como os decía, lo interesante ocurrió cuando nos preguntaron por nuestros hobbies. Para hablar, al estar sentados en una disposición casi circular, seguíamos el orden que marcaba la lógica: desde el que se sentaba a la derecha del entrevistador hasta el que sentaba a su izquierda. Por ello, me correspondía hablar en cuarto lugar, lo que me daba cierto margen para pensar lo que iba a decir.
El primer chico que habló fue lamentable. No paraba de tartamudear. Al final, sólo cosas sanas salían de su boca, ya sabéis, que si el cine, que si la música, que si los deportes… y claro, a ver quién se destaca con cosas tan vulgares, por lo que remató la faena añadiendo: «y, bueno… en ocasiones también asisto a las cosas del 15-M».
Esto confirmó una triste sospecha mía: Para alguno que otro ir a actos de protesta ciudadana es más un hobbie, un modo de orientar el tiempo libre, que una obligación moral.
O será que el pobrecito no tenía que decir, pero mis goticas de maldad no las reprimo yo en mi blog porque… ¡no me da la gana!
Las dos siguientes en hablar continuaron en esa línea sana (a ver quién osa salirse de ahí para afirmar que les gusta salir de marcha, tomarse unas copas y aparecer en fotos denigrantes en Facebook) aunque sin hacer mención alguna a su grado de compromiso ciudadano, aunque me divirtió mucho la chica que hablaba justo antes que yo, la rubita interiorista anteriormente señalada, porque, buscando también como señalarse, añadió: «Bueno, como cosa más original, me gusta tocar el violín, lo hago desde hace muchos años y a veces me saco un dinero simbólico tocando para mis amigos en bodas».
Ya veis. Yo hasta aquel momento no sabía si salir con un «Él le preguntó a ella cuáles eran sus hobbies. Ella respondió que Frodo y Bilbo», que habría sido un gran modo de revelar mi identidad como una friki del carajo, a mi estilo, pero friki; o si responder algo más convencional, porque desde luego, parecía altamente inoportuno declarar mi amor por la cerveza en un momento así.
Sin embargo, la respuesta de esta chica me vino genial, porque cuando me preguntó a mí, pude permitirme arrancar mi discurso con un «Lo siento. Yo no toco el violín».
Ya de ahí dije que mis aficiones eran las esperables en personas normales y sociables y que lo más original que podía contar, dado su interés por las cosas exóticas, es que me interesa escribir.
Bueno, va, no lo dije con estas palabras. Reprimí la ironía. Si no llego a reprimirla, en lugar de un «Lo siento. Yo no toco el violín» habría sido un «Lo siento. Yo no toco el violín; la flauta tal vez si estoy lo suficientemente motivada».
A propósito de qué puedo aportar, mi explicación fue muy inferior a la que hicieron los demás. Me limité a resumirlo en «Buena disposición, orientación hacia la gente y ganas de aprender» pero hay que decir que, cuando comenté cosas durante el análisis de mi vida profesional, compartí un episodio que suelo esconder (mi pasado como teleoperadora) y a propósito de eso dije que para mí el que alguien se niegue a escucharme no es desalentador porque, tocándome llamar a la gente entre las 2 y las 6 de la tarde, es decir, entre las horas de la comida y de la siesta, me han dicho de todo menos guapa. Me faltó compartir el enlace de mi blog para que se leyera las «Crónicas Call Center» (en categorías) y viera qué ingenio, por decirlo suave, tiene la gente para expresar su descontento cuando está amparada por un teléfono.
Cualquiera diría que contar una experiencia comercial en la que me fue mal es contraproducente´si estoy optando a un puesto comercial, pero ni lo pensé.
Supongo que si algún experto en materia de Recursos Humanos está leyendo esto, me puede salir con un comentario del tipo «La finalidad de preguntar por las aficiones de los posibles seleccionados es averiguar, más allá de la carrera profesional y académica de cada uno, qué capacidades y preferencias de una persona según su modo de orientar su tiempo libre. De ese modo, una persona aficionada a los deportes demuestra disciplina y hábitos saludables, una persona aficionada a las artes demuestra sensibilidad, una persona que lleve a cabo actividades grupales demuestra sociabilidad y capacidad de trabajar en equipo… y así un largo etcétera, amén de que por el modo que tiene una persona de responder a las preguntas inesperadas y/o comprometidas que se le plantean, se pueden extraer informaciones relevantes acerca de su personalidad».
Queridos seleccionadores y expertos en personal, con todo el cariño del mundo, pueden escoger entre irse todos juntos de la mano a la mierda o admitir que estamos cayendo ya en límites absurdos porque hay tanto donde escoger que ya no sabéis qué hacer. He dicho.
Y son absurdos sobre todos porque, por más innovadores que sean los nuevos guiones para hacer entrevistas, la gente se va adaptando a los tiempos y va aprendiendo cómo responder a esas cosas pretendidamente novedosas que, con la ayuda de Internet, se hacen viejas enseguida.
Salí de allí con una convicción: todos habíamos pasado el proceso de selección. Al menos, eso parecía deducirse de mis vivencias pasadas. Recordad el verano pasado, cuando accedí a aquel puesto de teleoperadora. Todos pasan el proceso de selección por ser este una pantomima en la que se busca gente de modo masivo por ver si alguno resiste más de dos días, ya que son trabajos muy desgastantes y de gran «mortalidad», de tal manera que permanece, literalmente, quien lo aguanta.
Sabiendo lo que sé sobre puestos comerciales, no sabía qué poner en la pregunta final del formulario: «Una vez que sabes de qué va este trabajo ¿Te gustaría incorporarte?» con las siguientes opciones: «Sí», «No» y «Me lo tengo que pensar». Yo, con sinceridad, habría marcado esta tercera, pero el seleccionador advirtió que cualquier «Me lo tengo que pensar» habría sido tomado como un no, así que sólo había una respuesta posible. Adivinad cual.
Aquella misma noche recibí otra llamada. Había pasado la primera parte del proceso y mi entrevista le había gustado mucho. Imagino que es que lo de no tocar el violín es un arte al alcance de cualquiera. Por ello me volvían a citar para el día siguiente, a fin de proporcionarme tres horas de formación de cara a la segunda parte de la prueba, que se llevaría a cabo el viernes, y que consistiría de modo puro y duro en ver cómo se me daba el trabajo.
Cuando llegué, me encontré con otras tres personas: el chico aficionado a ir de manifestaciones y dos desconocidos que debieron formar parte de otro proceso de selección. Así que me equivoqué: no todos pasaban el proceso de selección. Lo difícil era adivinar con qué criterio nos habían elegido, aunque deduje, por comentarios durante el día de la formación, que sobre todo buscaban a personas alegres, sonrientes y con resistencia al fracaso, porque íbamos a tener que encajar muchos «no» a lo largo del día, por tanto, cierto comentario inapropiado podía ser apropiado en realidad.
De qué pasó durante la formación y durante la prueba sobre el terreno hablaré en el próximo post, así que… ¡continuará!
¡Suerte! ^_^ A ver si se te da bien y te gusta el curro.
Respecto a lo de «trabajo flexible», lo suele ser de verdad. He trabajado en una empresa que se dedicaba a temas de captación de fondos y socios para varias ong, entre ellas Cruz Roja, y era flexible en el sentido de que si un día no podías ir te dejaban doblar el siguiente, o cambiar turnos de mañana a tarde, etc… claro que para eso primero tienes que ir en plan serio un tiempo, hasta que vean que se te da bien la cosa.
¡Ánimo! Espero el siguiente post con ganas.
Quizá fuera la misma empresa. Ya te contaré como siguió, cuando pille otra mañana/ tarde porque la gente no se imagina lo que tardo en escribir esto, jeje.
¡Un besote!
Nos dejas con la miel en los labios jejeje, bueno espero que tuvieras mucha suerte en la siguiente prueba de selección o que la tengas si todavía no la has realizado.
Bs
¡Gracias! Aunque bueno, realmente desear suerte no tiene sentido ya, pero fue una experiencia interesante. Ya daré más detalles.
Me alegro de que tu madre esté estabilizada. Deseo toda la suerte para ti Silvia.
Un abrazo.
Gracias, guapa. La morfina aumentó algo, pero porque el cuerpo se acostumbra y eso implica subir las dosis. Pensaron en volver a darle radio, pero parece que hay un tratamiento bastante novedoso, una inyección de estroncio que suprime los dolores durante 5-6 meses y que en su caso es mucho más efectivo que la radio porque esta se aplica sobre una zona, por lo que si te duele todo el esqueleto es un poco inútil, mientras que la inyección te quita todos los dolores de todo el cuerpo. Ya abriré post sobre eso cuando llegue el momento, porque lo veo interesante para la gente que esté pasando por la misma situación. ¡Muakis!
Así que te quedaste con las ganas de decir que tus hobbies son Frodo y Bilbo. Mal, muy mal! Habría quedado supergracioso y ahora que digo yo aquí, que sé como continúa. ¿Me pongo en plan Bob Spoiler o me cago en los cafés de todos ellos? Es que hay gente demasiado delicada por el mundo. Indignante lo que ocurrió en Madrid el 29-S, que tras las manifestaciones, la poli fué sacando a gente de los bares a la calle para seguir la paliza. Muy fuerte. Soy una especie de spam, así que te pongo una imagen que creo, te gustará.

Pd. Tienes algo que recoger en mi última entrada musical. Tachán!
¡Qué pedazo de imagen! ¡Qué barbas tan trenzadas! ¡Deben ponerse de moda! Por supuesto, voy corriendo a enseñarle esta imagen a mi madre, que está loca por ver el estreno.
En un ratito me paso por tu blog, que ya me has dejado intrigada.
¡Besote!
jijijijijijii (risa maliciosa ;D)
vaya jo pues has sido cañera con la vivaldi, madre mia a mi no se me acurriria hacer eso, lo de contar las malas experiencias yo creo que no tienes por que ocultarlas, has agantado en un puesto que tiene similitud comercial, y por cierto de los errores se aprenden igual que de las experiencias te lo digo yo que anda que no sufri antes de emigrar de mi tierra, suerte silvi esperamos la segunda parte
Jajaja… he sido cañera, pero hay que decir que cuando acabó la entrevista, terminé hablando con ella por la calle y me cayó genial. Esto tiene más de burla acerca de las cosas que nos llegan a preguntar que de burla a nuestro modo de contestar, podemos ponernos bastante ridículos cuando nos sentimos evaluados.
Además, hay que decir que «la Vivaldi» fue la primera que se partió el pecho con mi comentario.
Y bueno, lo de ocultarlas es porque realmente no aguanté, duré muy poco y se me dio fatal, pero sí, de las experiencias se aprende.
¡Nos leemos! (y vemos) 🙂
¡Cómo te entiendo Silvia! Yo también ando dedicándole horas a esas páginas pero ni siquiera me responden. Estoy convencida de que la mayor parte de los anuncios son de mentira aunque todavía no he logrado aclarar qué es lo que sacan de ello los que los publican, pero creo que antes de que el aburrimiento me mate voy a dedicarme a investigarlo así en plan película de intriga cutre antena 3 que son muy divertidas.
Y por cierto, lo que más me llama la atención que daría para otra entradita es la forma en la que las empresas disfrazan los anuncios de comercial…ja,ja, utilizan más eufemismos que Rajoy con lo del rescate.
Un beso
Es que es muy frustrante. Probablemente tengas razón, porque hay una cosa que me mosquea mucho, ciertas ofertas las repiten constantemente, y eso da lugar a dos posibilidades:
– Son puestos muy difíciles en los que a todos fracasan, véase… puestos comerciales.
– Son puestos «de relleno» para dar prestigio a la página, porque si tú vas a una web de empleo y no ves ofertas, lo normal es que pienses que esa web es una mierda.
Oye, me informas de lo que investigues.¡ Puede ser muy divertido! Algún rendimiento habrá que sacarle a esta situación.
En cuanto a eufemismos, hay dos muy recientes que me han encantado: el «fundraising» (la técnica para captar socios para ONG, abordarles por la calle y preguntarles a bocajarro) y lo de Social Community Manager, que viene a ser como telemarketing vía Internet. Ya se sabe que el mejor eufemismo es un «palabro» en otro idioma.
¡Muakis!
Suerte con la búsqueda de empleo.
Saludos desde PTB,
Jorge Juan
¡Hola! He pasado por tu blog y la verdad es que es muy interesante y tienes un gran CV. Te deseo también suerte en todo, porque creo que la mereces.
Últimamente apenas comento otros blogs debido a lo agobiada que voy, pero quiero retomar ese hábito que tenía hace unos meses de leer a mucha gente. Voy a llevarme tu blog a mi lista de blogs amigos para no olvidarlo.
¡Saludos!
Yo pasé el proceso para teleoperador, y ahí sigo 5 años después, y eso que no hablo mucho jaja
¡Tú sí que vales! 😀
La mejor entrevista de trabajo me sucedió hace muchos años: dejé el CV en un colegio religioso y un día me llamaron para la entrevista. Sólo me hicieron dos preguntas:
-¿Qué opinas del Santo Padre?
-¿Qué opinas de las relaciones prematrimoniales?
No me dieron el trabajo.
¡Qué fuerteeeeeeeeeee! ¡Fueron directos al ideario! Estaba claro lo que estaban buscando. Piensa que, aunque ellos se libraron de ti, lo más importante es que tú te libraste de ellos.
Qué diálogo más memorable.
¡Una alegría leerte por aquí!
Hola bella, ante todo me alegro que lo de tu mama vaya mejor, felicidades por la entrevista seguro que sigues para adelante, yo ya termine mi trabajo , y ya no estoy de bajá, pero hasta que no baje a Málaga no busco trabajo, me da un miedo… Ya te contare Besitos!!!
Jajajaj… ya pronto verás el desenlace. De este finde no paso en escribirlo, que estoy muy vaga y eso no puede ser.
¡Muakis!
Hola! Yo he trabajado en Wesser&partner, y voy hablar de lo bueno y de lo malo, lo bueno que si que pagan y puntualmente, lo malo que si no cumples los objetivos tienes que estar doblando por la tarde y esas horas de mas no te las pagan si no has cumplido los objetivos de los socios que hay que tener, luego también es un timo porque tengo una conocida que trabajó en wesser y la despidieron porque supuestamente le dijeron que no pasó el periodo de prueba, y ella hacia un trabajo fantastico tenia mucho don de gentes que en este trabajo es super importante, pues bien la echaron diciendo que no pasó el periodo de prueba, mientras que luego hay otro que iba peor que ella y el pasa el periodo de prueba, se nota que hay había gato encerrado, a lo que vengo a referirme si eres muy pelota etc…te dejan mas oportunidades, porque a mi amiga creo que la echaron porque no era pelota y el que sigue si, es la única lógica que encuentro. Asi que si trabajais allí suerte, es tipo secta os comeran mucho el tarro que es un pedazo trabajo y se puede ascender pero la verdad es que nadie duera en ese trabajo, luego tambien entre ellos hay un complot porque los que mas llevan de tiempo que seran 3 o 4 no más, entre ellos se dejaban socios y se echaban el cable entre ellos, osea que el pescado hay esta bien vendído.
Saludosssssssssssssss