¡Ya estamos otra vez! Las personas normales dedican los sábados (o, corrijo, las madrugadas del domigo) a salir de fiesta, pero para mí es el mejor momento para escribir, sobre todo considerando que he dedicado todo el día a dormir como una marmota. La primera tanda de sueño fue de las tres de la mañana a las doce del mediodía y la segunda tanda comenzó a las siete de la tarde y terminó a las diez y media de la noche. Sumadle la ducha, la cena, la charla con mi compi de piso, la visita reglamentaria a Facebook… y aquí me tenéis a las dos y media «am». No es tan extraño.
Pero ya vale de prolegómenos, al tema. Os conté una primera fase de una selección de personal (a los más despistados, ved la entrada anterior) y ahora correspondía explayarme acerca de la sesión de formación y, si veo que me da tiempo (lo veré según se desarrolle la entrada) de qué pasó en la segunda fase de la selección: la prueba en la calle, dura y cruel.
Como os conté, al llegar me encontré con la sorpresa de que no nos habían elegido a todos. De mi grupo inicial sólo estaba aquel chaval que asistía a manifestaciones cuando se aburría, así que dejaron de lado a la violinista, al vendedor letal y a unos cuantos más, para elegirnos a este y a mí. En cuanto a los dos restantes, salieron de un grupo que se reunió justo después del nuestro.
La formación duró tres horas y abordó los siguientes apartados:
- Historia de Cruz Roja. Un cuento que ya me habían contado cuando comencé de voluntaria y me obligaron a hacer el curso de formación inicial. Es más, la otra vez me contaron el cuento con muchos más detalles. Se notaba que nuestro narrador no había interiorizado esa parte del guión.
- Programas que lleva a cabo Cruz Roja. Aquí básicamente se habló de modo MUY superficial de los siguientes programas: 1. El apoyo a los comedores sociales, cuyas necesidades se han multiplicado por tres desde que comenzó la crisis; 2. La ayuda a los materiales escolares de los niños, cosa lógica porque entre el desempleo y la subida del IVA, volveremos a esos tiempos en los que sólo estudiaban los ricos; 3. La atención a ancianos: reciben compañía de los voluntarios, ayudas para el transporte, disponen de un servicio de préstamo de recursos, etc; 4. La atención a enfermos terminales, un programa que trata tanto del acompañamiento al enfermo y a la familia como a la asistencia psicológica de todos los implicados; 5. El apoyo a personas que no tienen techo: mantenimiento de centros donde se pueden hospedar, asistencia a los asentamientos que en ocasiones okupan para tener dónde meterse, ayuda a su inserción profesional, reparto de cenas, desayunos, mantas… y algún programa más, porque recuerdo que eran ocho, pero me da la sensación de que he puesto toda la información y que lo que pasa es que cuestiones que aparecían por separado las he aglutinado aquí en los mismos puntos. Muy interesante todo, pero… ¿no notáis alguna omisión? Por lo pronto hay dos muy destacadas: la intervención de Cruz Roja en los desastres y la atención de esta ONG a los inmigrantes. Estas omisiones son muy significativas y voy a explicar por qué. La razón aparente es que estos tipos de intervención son las que más salen por la tele, la gente las conoce, no hace falta vendérselas. Hasta ahí vale, pero no deja de ser curioso que, de cara a vender, pese a las instrucciones de contar sólo tres de los programas antes mencionados, se permite a los vendedores recordar a la gente la importancia de la intervención de Cruz Roja en desastres y, sin embargo, a menos que se supiera de modo muy claro que el interlocutor es sensible a la temática de inmigrantes, se nos advertía de modo directo que no habláramos de ello. No puedo evitar pensar que estamos cayendo todos muy bajo.
- Explicaciones acerca del funcionamiento de la empresa: Supuso una ampliación de lo que nos contaron el día de la entrevista, sólo que detallando más el funcionamiento de los incentivos y dejándonos patente que, aunque diga la mitología que no es igual captar gente por la calle que un trabajo de oficina, ahí iban a ser muy estrictos con el horario; aunque, siguiendo una estrategia verdaderamente común en políticos, el muchacho tenía la habilidad de decir una cosa y justo a continuación la contraria, comentándonos cómo a uno de los trabajadores se le permitía, debido a sus circunstancias personales, incorporarse al trabajo (y, por tanto, salir de él) quince minutos más tarde… pero, vamos, eso es como lo de contarnos por un lado que es un trabajo difícil, que la gente no suele pasar de la semana, para, al mismo tiempo, hablarnos de vendedores legendarios, de esos que deberían figurar en algún Hall of Fame con estrellitas, y que, debido a sus impactantes comisiones, pueden permitirse trabajar media jornada y tumbarse a la bartola la otra media. Luego, cómo no, el hombre explicó que casi seguro que no sería nuestro caso, que sólo uno de cada millón posee esas facultades, para, a la par, afirmar que sólo quiere personas positivas en su equipo… aunque para mí, lo que no tiene parangón, es que siendo un trabajo marcadamente comercial, se nos intentara convencer que no lo era, que estaba cargado de valores positivos ¡Ay! Podría seguir, pero ¿para qué? Pero en cierto modo me supone una decepción pensar que los captadores de socios no sean voluntarios de una ONG, sino asalariados externos a los que la ONG les importa un pimiento.
- Marketing. Antes de nada, se nos introdujo un concepto exótico que me hizo mucho gracia: el FUNDRAISING (enlace de muy recomendada consulta). En resumen Fundraising es el arte de acosar a la gente por la calle de cara de captar socios para una ONG. Lo que ocurre con estas cosas es que inventar un palabro que suene en inglés siempre hace que el concepto que describe parezca más guay. Un palabro en inglés o pseudoinglés transmite las connotaciones de profesionalidad, trabajo métodico y técnicas importadas del extranjero, preferiblemente de un país angloparlante, que ya sabemos que, por defecto, son mejores que nosotros aunque sea mentira. ¿Y qué método es este? De modo sintetizado, es el siguiente: 1. La sonrisa siempre en la cara, te digan lo que te digan; 2. El chaleco del uniforme puesto, la gente debe pensar que los currantes de esa empresa son voluntarios; 3. El formulario para hacerse socio debe estar escondido para evitar que la gente huya antes de escuchar el rollo; 4. Parar al transeúnte es un arte: hay que detectar a varios a la vez, como detecta la leona a las gacelas en la sabana, de tal manera que si nuestro blanco móvil acaba emprendiendo la huida, que es lo más probable, se pueda abordar a otro antes de pensar; 5. Parar al transeúnte sigue siendo un arte: se deben utilizar fórmulas halagadoras y creativas, es obligatorio saltarse cuanto aprendimos acerca de la educación en nuestra infancia (exigen que se tutee a todo el mundo), no se pueden hacer preguntas del tipo «¿tienes un minuto?» porque partimos de que lo tienen y nos van a escuchar por cojones y preguntar esas cosas les da el poder de no escuchar la cantinela, y, aunque no se ha de perseguir a las personitas, qué menos que insistir un par de veces antes de dejar que se esfumen; 6. Parar al transeúnte continúa siendo un arte y, aunque el personal ande loco por hacer socios y cobrar las comisiones correspondientes, están vetados los menores de 25 (son «socios de mala calidad», no tienen dinero, otra cosa que dice mucho de nuestra sociedad), los extranjeros (sea cual sea su origen), los ancianos y las personas que den imagen de no tener demasiado poder adquisitivo, algo que me da qué pensar porque, fijaos que paradoja, según mi experiencia personal, extranjeros, jóvenes, ancianos y pobres son las personas que suelen ser más solidarias; sin ir más lejos, mi abuelo con su mierda de pensión es socio de Cruz Roja, de las obras de caridad de su parroquia y de alguna cosa más que se me escapa; 7. Aparte de detener, hay que aprender a retener, lo que supone pescar los datos antes de que las presas se escapen, a destacar el dato más escurridizo: el número de cuenta. Una de los motivos por los que se van a pescar a las víctimas potenciales al centro de la ciudad es porque son zonas que están repletas de bancos, por lo que si, como es natural, el socio futurable alega algo como «¡Ay! ¡Que no llevo el número de cuenta encima!» siempre se pueda contestar algo del tipo «¡No te preocupes! Podemos acercarnos un momentito a tu banco y lo vemos!». Más problema tenía quien afrontara el turno de la tarde. En los casos en los que no funcione esta treta ni la de «Échale un ojo a tu cartera/bolso, lo mismo lo llevas ahí y no te acuerdas», sólo quedaba anotar todos los datos de contacto que fuera posible sacar (teléfonos y correos electrónicos) de cara al posterior acoso.
- El detalle bomba del coste de las llamadas de teléfono. Esto, aunque moralmente pertenezca al punto anterior, merecía la pena destacarlo, darle su apartado y plantarle una negrita, porque lo último que nos explicó este buen señor es que toda la labor de acoso (llamadas telefónicas) correspondientes a los cierres de llamadas que no se habían podido consumar en la calle eran cosa del comercial, no de la empresa, es decir, que el currito pone todo el dinero. «No os preocupéis» añadió el colega «que si esto se os da bien, os saldrá rentable ese gasto y, si se os da mal, no duraréis ni una semana». Entonces alguien le preguntó si podían dejarse esas llamadas para el fin de semana, porque tiene una oferta que hace que le salgan gratis, y, por supuesto, el tipo le dijo que no, porque cuanto más tiempo pase, va importando menos la solidaridad y más el dinero y, si tarda demasiado, pierde al posible socio.
La verdad es que este último punto nos dejó rotos y fue lo que más comentamos cuando salimos: que qué cabrón, que mira cómo se esperó al final para soltarnos lo peor después de habernos vendido la moto, que tanto que habla de formalidad y a saber luego si esa formalidad es real porque el asunto olía a chamusquina…
Cuando terminó el sarao tomé el camino a mi casa en compañía de los dos candidatos que no conocía: una muchacha sevillana que trabaja con niños y a la que le preocupaba tratar a los adultos de un modo infantil (preocupación común a todos los maestros, que conste) y a un chaval abogado, muy seguro de sí mismo por esto, que me comentaba que, si pasaba la segunda parte de la prueba el viernes, como no firmara su contrato el lunes se autodespedía, porque podía ocurrir que, vendiéndole la moto del contrato que funciona de manera retroactiva, le acabaran echando sin pagarle nada alegando que a efectos legales él nunca habría trabajado para esa empresa.
Cuestión en la que pensaba apoyarle, sobre todo porque este chico era el otro que había solicitado el turno de mañana [dato curioso: de los cuatro que estábamos, dos pedimos mañana y dos tarde] así que haríamos la prueba juntos.
Y, aunque tenía la intención de contar todo el desenlace en esta entrada, estoy llegando a las 2000 palabras y, dada la extensión del post, ya va a ser que no, así que la dejo para el próximo día.
¡Nos leemos!
PD: ¿Recordáis que comencé este texto a las 2 am? Escribí a las 4 am, lo guardé como borrador y lo he terminado ahora entre las 2 y las 3.18 de la tarde pm. Si es que, cuando me explayo, me explayo.
Joeeeeeeeeeeeeeeer, me dejas con la curiosidad de cómo acaba la cosa!! XDD
Como persona que está metida en mil fregaos de ONG, márketing, promoción, ventas, comecial, y cualquier otro sinónimo que le quieran poner, me gustaría aclarar dos cosillas:
– En la empresa donde estuve por primera vez de captadora de socios, que también llevaban cosas de Cruz Roja, me dijeron claramente que no se mencionaba nada que se pudiese asociar a homosexuales, drogadictos o extranjeros (nada de programas de inmigración, de temas relacionados con SIDA, etc). Sí, es una medida muy incorrecta políticamente hablando, pero también es verdad que de todo hay en la vida; evitando temas conflictivos evitas también pasarte tres horas discutiendo con un señor de Murcia sobre si Cruz Roja debería ayudar a los extranjeros o a los españoles. Que es una discusión muy interesante, pero tu objetivo es hacer socios, no filosofar.
– Esto me parece muy importante: NO TODOS LOS PROMOTORES VAN A SUELDO. El mismo trabajo que he realizado para Cruz Roja como promotora lo he realizado también como voluntaria. La diferencia es que de voluntaria iba cuando me venía en gana, y de promotora tenía mis horarios y tal. Y me parece justo: socios hacen falta todos os días, no solo los viernes en los que no tenga planes. Y si me van a tener ahí de lunes a viernes ya no es voluntariado, es trabajo, y lo normal es que cobre por ello, ¿no?
– Es cierto que en estos trabajos hay que valer, que hay que ser positivo, optimista, no dejarte hundir, y que aún así la mitad de la gente se va a la primera semana, y también es cierto que hay gente que sobrevive de ello o que vive que te cagas. He trabajado con gente que vivía independizada trabajando de captador de socios 4 horas al día (y en Madrid, donde el precio de alquiler no es precisamente un regalo). He conocido a un chaval que llegó a sacar creo que 300-400€ en una mañana. Yo no he llegado a esos niveles, creo que mi récord han sido 80€ en tres o cuatro horas, que tampoco me quejo. Depende de la campaña, hay que valer, hay que ser bueno y tienes que creer en lo que haces, pero estos puestos no son necesariamente un engañabobos. Y con ese nivel de sueldo, efectivamente te la suda bastante tener que pagar unos céntimos en llamadas, o invertir unos minutos de tu tarifa plana… si vales para ello es rentable; y si no lo dejarás tan rápido que tampoco te afectará demasiado.
Me ha sorprendido lo de que excluyan a medio mundo de la categoría de cliente potencial. En «mis tiempos» se abordaba hasta a los menores de edad. ¿Con qué empresa estás?
Sobre la primera observación: no te quito razón, sólo que habla mal de nosotros como sociedad.
Sobre la segunda observación: bueno es saberlo. Tu razonamiento me parece correcto, sólo que al meter ahí a gente asalariada pueden ocurrir casos como los que leí en los comentarios de «El blog salmón»: «Mira, tú fírmame, luego te quitas y ya» xD. Supongo que lo ideal sería que Cruz Roja pagara a gente escogida de entre sus voluntarios para hacer esa tarea una o dos veces por semana. Tienen gente para cubrir todos los días y esa gente sí estaría más comprometida.
Sobre la tercera observación: No lo discuto, pero sigo viendo las ofertas de esa empresa todos los días y se supone que sólo buscaban cuatro personas. También es significativo que, en el momento de mi proceso de selección, el coordinador del equipo (es decir, jefe) llevaba menos de una semana allí, ya que, en palabras suyas «Almería se ha trabajado muy mal, es la ciudad con peores resultados en esto de España». Es decir, donde menos socios han sido capaces de captar. Será porque no tenemos el «gen de vender como cabrones» o que igual aquí la gente es más pobre, menos solidaria o a sabr.
La empresa es Wesser and Partner (no quería dar el nombre xD). El motivo que daban era que la situación de los jóvenes es tan inestable que ninguno es fiable para dar una cuota, los ancianos tampoco por su bajo poder adquisitivo, y los extranjeros porque, aparte de lo anterior, muchas veces ni se enteran de lo que se les dice. Es más, según el tipo en Almería hay mucha gente de bajo poder adquisitivo, así que sólo nos animaba a dirigirnos a gente bien vestida, a parejas, a parejas con niños y a mujeres con carrito (bolsa de la compra). Es decir, quedaban descartados incluso los que van andando en grupo. Curioso ¿eh?
Esa es la empresa en la que estuve yo también, aunque en otra campaña (Fundación Josep Carrera). Creo que tienes toda la razón en que lo ideal es que contratasen a gente de la propia organización; un montón de ellos están en paro y no tendrían problema alguno en trabajar todos los días, y de paso dan un bonito servicio y ayuda a sus voluntarios ofreciéndoles trabajo. Pero en fin, así está el patio :s
Cuando yo trabajaba nos animaban a preguntar a todo el mundo. Me pregunto si es por la diferencia de campaña (cosa que podría ser, pero me extrañaría, porque en aquellas épocas precisamente Cruz Roja era la que tenía una cuota mínima más baja, por lo que era más al alcance de todos los públicos), de región (es posible que en Madrid haya más gente con pasta, es una ciudad suficientemente ecléctica, no lo niego) o por las circunstancias económicas (con esto de la crisis la gente se da de baja rápido de esta clase de organizaciones.. y supongo que si ocurre mucho a la empresa le dan un toque).
Sigo a la espera de tu siguiente artículo ;P
Un detalle, Cruz Roja en realidad no tiene cuota mínima, PERO la empresa recomienda una cuota mínima de 10 euros. Los trabajadores tienen prohibido decir esto directamente, así que el modo de resolverlo es a través de un formulario cerrado, con cuadraditos para seleccionar en los que se acotan las cantidades.
Lo de que la gente se da de baja es lo que se nos presentó como el principal motivo para tanta exquisitez a la hora de seleccionar a las «víctimas»: Se han hecho muchos socios que a los pocos meses se han dado de baja, normalmente gente joven. De ahí esas normas.
El artículo no tardará mucho. Voy a irlo adelantando, aunque no creo que lo acabe esta noche.
¡Nos seguimos leyendo!
espero el desenlace pero eso huele mal mal, en fin animo silvi que imagino que estas algo choff un abrazo eneorme desde murcia
Llegará en cuanto sea capaz de escribirlo, que ando de tiempo peor que en otras épocas. Sí que estoy algo choff, necesito ingresos y la cosa anda fatal.
Otro abrazo para ti.
Yo fui voluntario de Cruz Roja, y me parece una gran organización. Pese a ello y su labor, no puedo compartir su manera de captar socios y dinero en un país como el nuestro…en otros esto se lleva más, pero aquí, y con el panorama que hay…pero bueno, ánimo.
Un saludo 🙂
¡Hola, Explorador! ¡Cuánto tiempo!
Tu comentario me ha recordado extrañamente a otro comentario que nos hizo el formador durante la charla: «En países más al norte estos trabajos no son tan necesarios porque ellos son más estructurados y nosotros más pasionales; en consecuencia, a ellos les bastaría con recibir un correo electrónico con el listado de los programas que lleva a cabo Cruz Roja y el formulario para hacerse nosotros, mientras que los del sur necesitamos que nos lo vendan, regateamos, de hecho, cuanto más al sur, más regateamos».
Me parece un topicazo como un castillo. Si hay un lugar con «merchandising» ese es EEUU, por cierto, bien al norte.
¡Gracias por los ánimos! Y perdona la larga temporada que llevo sin comentar tu blog. Prácticamente estoy que no comento a nadie.
No te preocupes por eso 🙂
No sé, yo lo que he visto donde he estado es que las campañas de recaudación de fondos para ciertas causas gozan de mucha más aceptación. Lo que pasa es que no recurren a chantajes emocionales para hacerlos…es mi opinión.
Un saludo 🙂
Concuerdo en que los chantajes emocionales no son buenos… y creo que mucha gente tiene el impulso natural de ayudar 🙂
¡Muakis!
Vamos Pluma-mordaz! Con esa Voluntad (con mayúscula intencionalmente), llegarás lejos tarde o temprano, yendo más allá de tus propósitos. Qué bella se te ve narrando con esa irreverencia sutil, como los que saben; como una mujer fuerte y madura, con alma de niña.
Así te veo, abriendo las puertas del destino con confianza, y sin quebrar al optimismo. Eres sabia, Silvia; porque si los mortales de esta vida te niegan el paso una y otra vez, tú, Silvia Moreno, eres una agradecida de la vida. Y esa herramienta interna que tienes, lo comprenden pocos. Sigue así, contando y contando; que la vida continúa corriendo a tropezones, mientras tú, inmortalizas los momentos; mientras tú, te abres camino con la nobleza de tu carácter fuerte, y con la sensibilidad pura y refinada de una mujer que tiene pasta de talento.
Se te quiere. Un admirador tuyo.
¡Jo, Borjita! ¡En qué buen concepto me tienes! Te diré que soy consciente de algo que va contra todas las moralejas, más allá de que haya gente que merece más que yo y que hay otra que merece menos, soy consciente de que la vida no es justa, pero sabiendo esto, debo luchar, sin dejarme amilanar, porque rendirse siempre es peor.
A ti también se te quiere.
¡Un besote!