CMYNM (2ª temporada) 2ºCAP : Prudencia se va


Sí, es increíble. Acaba de empezar el curso y Prudencia se va. Sé que ella, al igual que yo, ha estado buscando trabajo, pero me parece muy misterioso que el trabajo que ha encontrado sea una beca en la Universidad cuando, o al menos eso parece, hará mil años que no la pisa. Eso sí, no nos dejará inmediatamente. Dará un margen a la empresa para que busquen alguien que la sustituya; pero, pese a todo, me hace cierta gracia que el coordinador, según me ha explicado ella,  haya sido tan amable al saberlo y le haya dicho que coja tranquila la beca y que cuando quiera volver (ya que la beca, como es lógico, tiene una duración limitada y cortita) sólo tiene que avisar. ¡Cuántas mieles!

No sé si lo comenté en la primera entrada de esta temporada o si aún no había llegado a hacerlo, pero supe un dato que resuelve todos los misterios con respecto a ella: Es hermana de un inspector de educación. Así es como se entiende que, teniendo una formación totalmente alejada de la educación, haya conseguido trabajo como monitora de aula matinal, como monitora de biblioteca (de la biblio de un colegio) y, ahora, que tenga a su disposición una beca de la universidad.

¿Cómo lo supe? Recordaréis el problema del chaleco y la tarjeta de identificación. La primera se perdió al acabar el curso pasado, probablemente porque nunca la utilizamos. El segundo se perdió de modo muy extraño en casa de mis padres y sigue sin aparecer. Esperé unas semanas para evitar quedar como «Esa petarda que todo lo pierde» con la feliz esperanza de que el chaleco apareciera, pero el asunto quedó como todo un Expediente X. Por ello, al final me animé a escribir a mi jefe comentándole que además de encargar otra identificación, necesitaba que encargara otro chaleco. Incluso dije que, si era necesario, asumiría el coste del chaleco.

La respuesta fue que… buscara mejor. Sí, un poco borde. Una respuesta que comenté a Prudencia, que me dijo «No te preocupes, mi hermano es inspector, así que no nos van a multar».

Hasta ese momento no me había comentado nada, supongo que no me había cogido confianza.

La verdad es que en aquel momento me gustó que su hermano fuera inspector y que eso nos librara de cualquier multa, que si cayera una multa por nuestra causa nos mandarían a la mierda, pero ahora me vuelvo a ver perdiendo a una compañera a la que ya me había adaptado y que me suponía ciertas ventajas para, de nuevo, enfrentarme a la incertidumbre de con quién me va a tocar convivir este curso.

Encima, hoy los niños se portaron fatal. La lluvia les pone nerviosos. Bueno, hay que decir que a mí también. Alguna vez he comentado (ver la entrada anterior) que en Almería no tenemos ni unas lluvias suaves ni un alcantarillado maravilloso. La lluvia de hoy ha implicado que se moje el comedor (el espacio que solemos utilizar), que se inunde el aula matinal (alias cuarto de la discordia*), que las calles próximas al colegio sólo puedan ser franqueadas con una canoa, que todas las cucarachas salgan de las alcantarillas y que todo ello se produzca bajo el regocijante canto de las ambulancias, los coches de bomberos y los de la policía.

Ah, sí, qué bonita es la lluvia.

*Sobre el cuarto de la discordia: Tenemos cerca de 26 críos y se supone que nuestro espacio original era un aula donde no caben más de ocho. Por ello, realmente compartimos espacio con el comedor y en esa aulita están las estanterías y nuestro armarito que contienen los materiales escolares. Me refiero a él como cuarto de la discordia porque nadie quiere limpiarlo: las limpiadoras dicen que no les compete, las del comedor porque se supone que es nuestro aunque nadie lo utilice y nosotras nos negamos porque ni nos pagan por eso, ni tenemos recursos ni entra en nuestro horario. Por esa razón las del comedor decidieron mantener cerrado el cuarto de baño interior, que pertenece a ese aula, obligando a que los niños salgan a orinar a los cuartos externos como llueve, Aparte, utilizan ese cuarto como habitación en la que meten lo que no quieren compartir o lo que, directamente, se les antoja robar. Fin del recordatorio.

Por cierto, va siendo hora de comentar algunas de las altas y bajas que he tenido este año:

  • Bajas: Se fueron los niños de sexto y se echa especialmente de menos al niño de los churros. También se fue la amiga de aquella chica que se echaba a llorar cada vez que la regañaban. Eso la obligó a cambiar de amistades, por lo que se pegó más a dos de los más gamberros, los mellizos. Sospecho que le gusta uno de ellos, el más rubito. No sé si alguna vez lo he comentado, pero esos chicos son como Zipi y Zape, iguales salvo en el cromatismo. El caso es que desde que esta chica se relaciona con los mellizos, aunque sigue siendo dada a sacar buenas notas, se ha vuelto más macarrillas. Las otras dos bajas son las de la balarina, esa que era tan superficial y que con 10 años parecía estar incubando ya una anorexia, y su hermana menor.
  • Altas:  Dos packs de dos hermanos y un pack de dos hermanas, lo que supone la incorporación de cuatro chicos y dos chicas. El primer pack se compone por otros dos mellizos en los que destaca una importante diferencia: uno sufre retraso mental y el otro no. No he tardado mucho en averiguar que toda la clase intenta aprovechar cuando creen que no son vistos para reírse de este chico y llamarle tonto. Lo más dramático del asunto es que su hermano, en lugar de defenderle, es el primero que propicia ese acoso. Y esto es de lo más sangrante que me he encontrado este mes. El otro segundo de hermanos siempre llega a 10 minutos de tocar el timbre y apenas interactuamos con ellos. Ambos deben usar la misma marca de gomina, así que no varían el estilismo: siempre con los pelos de punta. Por esa razón Prudencia se refiere a ellos como los punkies.  En cuanto a las hermanas, la mayor de ellas está en quinto y ha debido sufrir algún problema de salud serio, porque tiene la mitad de la boca paralizada, aunque nadie nos ha comentado nada sobre esto. La menor no tiene problema alguno, salvo su adicción a saltar a la comba, que la convierte en un tormento chino (siempre anda con una comba en  la mano pidiéndole a todo el mundo que si puede dar, porque ella lo que no sabe, supongo que porque no le da la gana, es saltar sola).

Por cierto, esta chica ha protagonizado una de las mejores anécdotas que llevamos del curso que empieza. Al son del «Cuántos novios voy a tener, soy chiquita y lo quiero saber» (gran éxito combístico en el cual el número de novios equivale al número de saltos consecutivos que se da en la comba) aprovechó para preguntar a sus amigas si tenían o no tenían novio y cuando yo le dije «¿Y tú, que tanto preguntas, tienes novio o no?» me contestó «Seño, yo, la verdad, no tengo novio, pero hay un niño en mi clase que me toca el culo y ¿sabes? ¡Yo me dejo!».

Sencillamente genial.

Volviendo a lo que contaba, este día los niños se portaron muy mal. Se unen varios factores que se pueden sintetizar en una: la atracción de los niños hacia todo lo novedoso.

¿Qué pasa si hay un aula inundada? Todos tienen que pisar el agua y llenar también el comedor de charcos.

¿Qué pasa si están viendo que las calles colindantes están anegadas? Que sienten la necesidad de ir corriendo al exterior para ver cómo de anegadas están.

¿Qué pasa si, con la carencia de pelotas que tenemos*, los mellizos además encuentran una pelota abandonada en el patio? Que sienten la necesidad de usarla inmediatamente y, si no es en el patio, es dentro del comedor. Y claro, una pelota que aparece en el patio bajo un día de tormenta forzosamente ha de estar mojada, con las consecuencias que podéis imaginar.

*Sobre la carencia de pelotas: No entendáis nada raro xD. Lo de la «carencia de pelotas» hace referencia a que nuestras queridas amigas, las guarras del comedor, ya han comenzado con sus zancadillas, aunque todavía no hayan comenzado los post-it- mails. De momento, nos roban las pelotas. Pelota que usamos, pelota que desaparece. El colmo de la miseria fue coger una pelota que la pobre, por no ser, no era ni redonda, sino ovalada. Estaba medio rota. La arreglamos en clase y al día siguiente desapareció. Por fortuna, días atrás se dejaron la puerta de aquel cuarto de baño accidentalmente abierta y ahí apareció el cuerpo del delito, que oportunamente rescatamos y empezamos a esconder en nuestros bolsos para asegurarnos de que no volvía a desaparecer. Así que imaginaos la expectación cuando apareció un auténtico balón de fútbol abandonado de modo misterioso en el patio.

¿Y qué pasa si a esto le añadimos la expectación que se produce cuando aparece una persona inesperada? Hoy fue el gran día que eligió la empresa para mandarnos al muchacho que reparte el material. Así que ha pillado a los niños medio locos, a mí recogiendo el desastre «acuático» del aula matinal y a mi pobre compañera liderando aquello, por lo que ha quedado fatal, porque los niños, no contentos con haber montado un escandalazo, al darse cuenta de que es el chico de los materiales, han comenzado a increparle acusándole de traer «una mierda» (lo peor es que tenían razón, pero la razón no lo justifica todo) y a exigirle que se deje de libros, puzzles y otras tonterías y se digne a traer de una puñetera vez una pelota.

Así que mi compañera, que hasta ahora había pasado el curso haciéndome perder la disciplina (por lo que van todos a pedirle las cosas a ella) ha quedado un poco en vergüenza y ha acabado voceando… aunque luego, encima, se haya sentido terriblemente culpable y haya acabado pidiéndoles, encima, perdón por hacerlo.

Otra muestra de lo bien educados que vienen de casa estos chiquillos es que, cuando ella (con el chico que repartía los materiales delante) les ha mandado callar, apelando a que vamos a dar mala imagen a nuestra empresa si ellos se portan mal, uno de ellos (¿recordáis al asesino de palomas de la temporada pasada?) le ha contestado con un «Y a mí ¿qué? Jódete». Y se ha quedado tan bloqueada que no ha sido ni para castigarle, cosa que debería aprender a hacer si fuera a quedarse, porque esa clase de impertinencias no deben quedar sin castigo.

Creo que esta buena mujer se pensaba que trabajar con niños era como estar con sus sobrinos y comienza a darse cuenta de que es un poco diferente, que puede hacer falta una formación específica para eso y, a veces (muchas), la formación por sí misma es insuficiente.

Por lo demás, tres cubos de agua salieron del aula matinal, un agua que recogí por aquello del civismo elemental, aunque deberíamos habernos estado quietas por aquello de que no es nuestra función y porque las del comedor no nos harían ni medio favor, pero no me preocupo… estoy SEGURA de que también está inundado el cuarto de baño, así que se habrán encontrado con un bonito jaleo al abrir la puerta.

Ah, dato: todavía no he firmado el contrato, así que todavía no he contado lo del estropajo. Aconsejo a los más despistados que se relean el primer capítulo de la segunda temporada porque es muy fuerte y les servirá para entender este comentario. Eso sí, el contrato está disponible en el despacho desde la semana pasada, pero como estos días hubo obras en casa de mis padres y me tocó ir a apoyar todas las mañanas (ya sabéis, horario de oficina) todavía no pude ir a firmar, pero iré seguro la semana que viene.

Volviendo al mal tiempo y al nefasto comportamiento de los chiquillos, toca decir que es cierto que el follón de hoy fue un poco extraordinario. No son el colmo de la buena educación pero tampoco suelen portarse tan mal, probablemente por falta de oportunidad.

Días atrás lo más grave que pasó era que las puertas ofrecían cierta resistencia. Los críos, dándose cuenta, se entretenían en empujar la puerta de la clase para bloquearla y lograr, así, estar en la biblioteca. El problema fue el día que les salió bien. Imaginad: no había con qué calentar la leche, no había vasos, no había platos, no había cuchillo para pelar la fruta al niño maniático de la fruta, no se podía acceder a la nevera…

Me pasé aquella mañana de allá para acá*, porque no quedó otra que pedir ayuda al dueño de la churrería para que nos diera cubiertos y nos calentara los desayunos, aunque con lo de la nevera nada se podía hacer, por lo que uno de ellos, el que guardaba su leche en el frigo en lugar de traer paquetitos individuales, debió pedirle leche al maniático de la fruta.

No pensábamos que el chico este tuviera problemas, ya que el otro es el único que se digna a jugar con él en el recreo, pero no nos quedó otra que obligarle a compartir casi a la fuerza; además, el capullín, cuando logramos (a media hora de la salida) abrir por fin la puerta del comedor, exigió que le diéramos un vaso de leche del que apenas tomó un sorbo, sólo por el lujo de sentirse resarcido ante la gran pérdida que le había supuesto compartir un poco de leche con su amigo.

Sobre lo de pasarse la mañana de allá para acá: La expuesta no fue la única razón. Resulta que Prudencia se hizo un esguince al caer dentro de una alcantarilla, por lo que apenas podía andar. Otra alumna, en fechas parecidas, se cayó yendo por la calle y se hizo daño en una mano, pero no son más que viles imitadoras. El jueves de la semana pasada que, como recordaréis, estábamos de huelga educativa y por ello faltaron muchos niños, me puse a jugar con los críos al pañuelo, por aquello de que necesitaban a una persona más en uno de los equipos, y acabé cayéndome al suelo cuan larga soy. Así me herí las rodillas y el codo derecho, rompí una de mis camisetas y me hice algún tipo de daño en el muslo derecho, porque una semana después todavía soy incapaz de ponerme de rodillas o en cuclillas sin que me duela. Eso sí, el primer día cojeaba como yo sola, así que en realidad mejoré muy rápido. Hay quien puede decir que ya no estoy para esos trotes, pero… si os cuento que me está saliendo un diente, y esto es rigurosamente cierto, y que me caí jugando al pañuelo… ¿no es cierto que aparento un par de décadas menos de las que tengo?

Disculpad la extensión del post. Pensad que viene a resumir un mes. Quedaron atrás los tiempos en los que escribía sobre el aula matinal una vez cada 3-4 días. ¡Ayns!

¡Muakis a todos!

Fotos probatorias: 

Moraleja: En Almería nunca llueve pero cuando llueve, llueve.

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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15 respuestas a CMYNM (2ª temporada) 2ºCAP : Prudencia se va

  1. sickofhell dijo:

    Pues mira que pena que Prudencia se vaya…ya nos olíamos algo del enchufe. Jeje. Esta historia es para no dormir. Tu sigue así que al final escribes un Best-Seller con el material del blog. Lo de la niña que se deja tocar el culo por otro niño, ya lo había leído por aquí, pero me he vuelto a reír por la graciaque tiene la joía jajaja. Te echaré de menos por aquí, compi. Un abrazo!

  2. lefoliot dijo:

    Vaya jaleo, la verdad. Aquí llueve más seguido pero con menos fuerza.

    Queremos más actualizaciones!

  3. Lo tuyo no es un trabajo. Es una aventura digna de Indiana Jones + Schwarzenegger en el kinder.

    • vengatriz dijo:

      jajajaj… de pronto me he visto a lo «Poli de guardería» (la peli de Chuachi xD). En fin, son las aventuras y desventuras de los monitores de aula matinal, un colectivo muy raro 🙂

  4. Mamen O. dijo:

    Hola Silvia.
    Como siempre, me encanta seguir tus aventuras en el país de los enanillos porque no tienen desperdicio, pero sobre todo la parte del principio me ha gustado en especial. Sabes que mi profesión es muy parecida a la tuya y durante toda mi vida he tenido que digerir a muchas Prudencias con influencias descaradas y además trabajando para la Administración Pública. Pero, fíjate, lo que más me ha dolido siempre de esa situación no es ni siquiera el hecho del «enchufe» en sí mismo, porque soy sincera conmigo misma, estoy en paro y supongo que yo también lo hubiera aprovechado si hubiera tenido o tuviese la ocasión, sino que tengo la sensación de que el resto del mundo nunca me ha creído, y llegó un momento en que dejé de hablar de lo que veía porque tenía la impresión de que acabaría siendo tomada por una loca que cree en la teoría de la conspiración. Era como si utilizara esas historias para justificar mi falta de trabajo o mi torpeza al no aprobar unas oposiciones. Hay sobre todo una anécdota en mi vida que es alucinante y que «pongo el pescuezo» (como decimos en nuestra tierra) que nunca creyó nadie. Por eso, no es que me alegre de que te pase, por supuesto, pero me ha dado mucha alegría de que lo cuentes con la naturalidad con la que lo hacemos las que lo hemos vivido. Es terriblemente injusto pero así es la vida.
    Un beso, guapetona.

    • vengatriz dijo:

      Vaya por delante, yo entiendo que en una situación normal, lo de los enchufes nos resultaría indiferente, incluso natural, porque habiendo oportunidades para todos, es normal favorecer a aquellas personas que tengamos más cerca. Yo aprovecharía la oportunidad si se me diera y, en el caso de que pudiera ayudar a alguien, no dudes de que lo haría. Negarlo es hipócrita… pero lo que hace el asunto más sangrante es que estamos en un país de seis millones de parados. Hace días lo vi en las noticias. En TVE1, como no se atrevían a dar la cifra directamente, la ocultaban con porcentajes – «El paro en España ya ha alcanzado el 25%»-. Así parece menos grave. Decir que en Andalucía más de la mitad de los menores de 35 se ven forzados a vivir con sus padres o que cerca de un tercio de los andaluces viven bajo el umbral de la pobreza ya es algo peor que grave. En una situación así, los enchufes se dan todavía más, estamos en un «sálvese quien pueda», sabiendo que si quien puede no ayuda a los suyos, lo van a tener muy difícil para encontrar otra cosa en estos tiempos, y… al mismo tiempo, los que no vemos modo de ganarnos la vida, sentimos más rabia porque no hacemos más que encontrarnos con piedrecitas en el camino.

      Este mes he estado hablando mucho con Prudencia. No me ha hablado de su vida sentimental, pero sé que está sin pareja, aunque ignoro cuánto tiempo lleva así. Estudió Empresariales y resulta que jamás ha ejercido de su carrera. Todos sus puestos de trabajo han sido inestables. Por esa razón, cuando su padre enfermó de cáncer estuvo al cargo como su única cuidadora hasta su muerte, cosa que nos suele suceder a las mujeres. Quizá eso también le impidó tener vida personal, sin poder salir del pueblo y con alguien enfermo a su cargo. Su madre tampoco se encuentra muy bien, le han diagnosticado Parkinson. El padre murió el año pasado y ahora cuida de su madre. No sé cuántos hermanos tiene, pero, por si esto fuera poco, también se hace cargo de recoger a sus sobrinos de colegio, darles de comer y llevarlos a las materias extraescolares.

      Que no por ser enchufada tiene una vida cómoda y feliz, más allá de que a mí me parezca muy fuerte que alguien que jamás estudió nada relacionado con la docencia se meta en el campo educativo de esa manera habiendo tanta gente más cualificada para eso que no tiene la menor oportunidad.

      Por lo demás, no entiendo por qué a la gente le resulta tan chocante lo de los enchufes si creo que TODOS hemos visto cosas así, tanto en la privada como en la pública. Supongo que hay muchas personas que quieren vivir con la feliz idea de que la vida es JUSTA. Normalmente a estas personas les ha ido bien y les complace sentirse superiores a las que han tenido menos fuerte. Sin embargo, se equivocan. La vida es una conjunción de suerte y trabajo. Si trabajas duro pero no tienes suerte, digan lo que digan, no lograrás demasiado. Si no te esfuerzas pero la suerte te sonríe es más probable que alcances el éxito, aunque existe el notable peligro de que desaproveches la oportunidad por gilipollas (sin perdón). Sólo con suerte y trabajo, con ambos factores por igual, se consigue triunfar en esta vida. Por tanto, tampoco pienso que sea injusto que alguien triunfe, hay muchas posibilidades de que también se haya esforzado, porque con esfuerzo se logran los éxitos duraderos… pero eso no quita que haya tenido suerte y que otras personas igualmente válidas nunca llegan a tener la oportunidad de esforzarse.

      Otro beso, guapetona. ¡Perdona el rollo!

  5. lluisba dijo:

    La verdad es que leo tus textos y me quedo atrapado. Cuando escribo en mi blog siempre temo excederme, como si tuviese miedo a que la extensión asuste a los lectores. Creo que gracias a ti podría perder este miedo pero entonces debería tener tu facilidad para narrar. Saludos.

    • vengatriz dijo:

      Durante un tiempo frecuenté foros literarios. Ya no sé si quedará alguno que funcione porque las redes sociales se los cargaron. En esos foros me convencieron de que ningún texto que haya de ser leído en Internet debe superar la cara de folio de extensión. Yo, que tenía costumbre de extenderme desde siempre, de pronto me vi tan encorsetada en ese consejo que un buen día descubrí que ya no me salían textos largos ni queriendo. Fue al abandonar los foros y en consecuencia abrir este blog cuando recuperé mi antigua forma de narrar. Mejor o peor, es la mía. Me alegra que te guste. Yo sólo intento narrar como si estuviera hablando 🙂 ¡Saludos!

  6. que grandes son eso sdemonios increible que a estas edades esten asi de desfasados, se nota que la nueva generacion no va a ser como la nuestra estos estan mas asilvestrados. Lo de la niña que se deja tocar el culo me ha roto, y lo de Prudencia, madre mia no le va mejor el nombre no)? en fin Silvia que me has echo reir con este post.

    • vengatriz dijo:

      Realmente no se llama Prudencia. Es un apodo que le he puesto. Me cuido mucho de escribir su nombre ni el de nadie, por aquello de no dejarme demasiado en evidencia. Ella tiene otro nombre que también empieza por P, suena bizarro y es muy largo (cuatro sílabas). La próxima vez que hablemos te digo en privado cómo se llama. Te hará más gracia todavía.

      En cuanto a los niños son muy divertidos, muy maleducados, se les toma cariño pero a veces dan ganas de ahogarlos.

      Un saludo desde Torrecárdenas, «Ya tú sabeh».

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