¡Hola gente!
Sé que todavía rondáis de vez en cuando por aquí, pese a que hace años que esto ha bajado mucho, sobre todo a raíz de comenzar a emplear contraseñas en las entradas más personales por razones que ya conocéis, además de que la oposición ha devorado, y digo devorado, mi vida en los DOS últimos años.
Os sorprenderá saber que esta entrada me resulta incluso difícil de escribir, probablemente porque una parte de mí, aunque luchara, jamás se llegó a imaginar este escenario.
El escenario es este: HE APROBADO LA OPOSICIÓN.
Se me agolpan muchas emociones. Echo terriblemente de menos a mi madre en este momento. En realidad es una pérdida que duele y dolería siempre, en todo momento, pero mi madre ya se ha perdido la llegada de una relación verdaderamente estable a mi vida después de un pasado tan azaroso, se ha perdido la publicación de mi primer libro y ahora se va a perder mis comienzos como maestra: no como profe particular, no como personal de una academia, no como monitora de extraescolares, no como tallerista, sino como MAESTRA. Voy a comenzar a tener un sueldo digno (aunque en Madrid a los interinos no les pagan veranos), un alta en la Seguridad Social y la tranquilidad de haber metido la cabeza, aunque esto no acabe aquí y haya que seguir luchando.
De hecho, quienes tratéis con docentes sabréis que estas son , hasta donde yo sé, las únicas oposiciones en las que no basta aprobar y luego tener un periodo de prueba o de formación para estar dentro; a la par que son también las únicas que no tienen una prueba objetiva (test) por lo que se apoyan exclusivamente en pruebas subjetivas. Esto significa que voy a tener que continuar examinándome una vez cada dos años hasta hacerme con la plaza, aunque cada vez vaya adquiriendo más puntos por la experiencia, afrontando el riesgo de retroceder en las listas o de permanecer estancada en la condición de interina años y años.
De hecho, si sé que voy a trabajar no es tanto por mi calificación sino por el funcionamiento de las listas de Madrid: son las mejores para entrar si llegas «de fuera», sin puntos, pero a costa de ser, con diferencia, las que peor tratan a los interinos de toda España. Las mejores para llegar, las peores para quedarse.
Por tanto, no estoy celebrando mi entrada en la función pública, no soy funcionaria, solo el haberme ganado, al estilo medieval, por «juicio por combate», el derecho a comenzar a trabajar, a ejercer mi profesión y a ser tratada como una persona, porque hasta este momento no había conocido otra cosa laboralmente que la pura y dura explotación o, como alternativa, el trabajo en negro en penosas condiciones. O el abuso o las clases particulares. Quienes me conocéis lo sabéis.
Hace apenas unos días cuando me preguntaban cómo reaccionaría si me llegaba la noticia de que superaba esta prueba en la que han caído miles de personas decía cosas como que, si entraba de interina, me arrojaría en bolas a la Cibeles o cualquier otro disparate similar. Lo cierto es que la sensación que me invade es extraña; una parte de mí está triunfal, es consciente de lo conseguido, tantos años de dificultades se han visto un poco compensados por una sensación de justicia, un «ya me tocaba, coño». Sin embargo, ayer una parte de mí, cuando miraba mi nota en el tablón digital, todavía pensaba «estos se han equivocado, ya verás, mañana voy a mirar y las notas van a estar cambiadas, esto no puede ser». Tras tanta lucha, tanta dificultad, tanto agotamiento… es que alcanzo mi objetivo y no me lo creo, no me atrevo a creérmelo, temo que llegue un tornado (o cualquier otro elemento fuera de mi control) y lo destroce.
Estos días tendré que estar atenta al papeleo. También tengo por delante una mudanza, me quedo en la ciudad en la que vivo pero marcho a una zona y a una casa que me gustan un poco más. Después alguna escapada haré a mi tierra, a la playita, que me lo merezco, y tras esto Noel y yo nos concederemos las vacaciones más tordas de nuestra vida hasta el momento.
Supongo que os preguntáis: ¿Cuál ha sido la diferencia? ¿Qué ha hecho que esta vez lo hayas conseguido cuando las veces anteriores no lo habías logrado? Por si a alguien le sirve, aquí van algunos consejos:
- ¿Recordáis cuando os contaba hace años que las academias son lo peor? Confirmado. Mis resultados han sido mucho mejores yendo con preparadora que a través de una academia y, aunque esta preparadora ha formado a unas 16 personas, nos atendían en grupos de 3-5. Huid de los grupos masificados.
- Estar verdaderamente convencida. Ojo, con mis crisis, pero convencida. Tras cinco años intentando buscarme la vida fuera de la oposición sin conseguirlo, era la primera consciente de que fuera de ella no había mucho más en mi sector. Si eres docente y no tienes un trifásico en un colegio privado, es lo que hay y, quien diga lo contrario, miente. Que conste que nunca me ha faltado el trabajo, en el sentido de que siempre me ha salido algo, pero siempre en condiciones de ruina, no para vivir. Me salían los trabajos que le podían venir bien a un estudiante, no a un adulto.
- Un entorno que te facilite la vida. El opositor, especialmente a meses del examen, no puede salir, no puede tomar nada, no puede quedar con amigos, apenas cuida a su pareja, abandona casi en su totalidad las tareas de la casa; eso por no hablar de que vive de mal humor y los peores rasgos de su carácter salen a la luz por causa del estrés. Necesita a su alrededor cariño, comprensión, apoyo, gente que comprenda sus arrebatos, sus ausencias, sus necesidades, la dura situación por la que está pasando. Gente que, además, te tranquilice en los momentos de pánico, te haga ver que incluso en el peor de los resultados la vida sigue. Gente que crea en ti cuando tú dejes de hacerlo. Yo en el pasado tenía a mi madre, el mejor de los apoyos, pero también vivía en mi casa un infierno doméstico, una presión que era totalmente contraproducente a la hora de luchar en una prueba con este nivel de exigencia. Este vez sí que conté con él y se ha notado. En otras palabras, Noel se ha ganado un monumento. Ya está, ya lo he dicho.
- Ir a muerte. Es verdad que dedicarse exclusivamente a la oposición dos años puede con la estabilidad mental de cualquiera y que en su día me vino bien hasta psicológicamente tener trabajo, pero en los meses previos cualquier otra actividad que no sea estudiar acaba siendo una carga muy dura. Entiendo que muchas veces no se puede elegir, pero llegado ese momento hay que soltar todo lo que sea posible soltar. Y cuando hablo de «previos» pienso en los seis- cuatro meses antes del examen, no os penséis que me refiero solo al mes anterior. Quien algo quiere, algo le cuesta. Muchas veces he aconsejado no poner todos los huevos en la misma cesta, pero ya sabéis que en esta última convocatoria opté por centrarme casi totalmente en esto y, siendo honestamente lo que me ha funcionado, es lo que con la misma honestidad cabe aconsejar si alguien me pregunta.
- Esforzarse como si no hubiera mañana. «Ir a muerte» no es solamente dedicar una atención exclusiva, sino dar el 200%. En las oposiciones mucha gente miente, dice que lo lleva regular, que va por probar… eso son patrañas en la mayoría de los casos, cosas que dice la gente para protegerse del fracaso social si la cosa va mal. La gente va a muerte, es una competición, nos jugamos el trabajo. Y el mundo es un lugar lleno de personas muy capaces, por lo que no debemos apostar todo a la capacidad: sin una dosis de esfuerzo, sencillamente, no es posible. Alguien por azar o suerte puede aprobar una oposición, pero en estas oposiciones, más allá de aprobar, lo que hay que hacer es destacar. Una buena nota sin un esfuerzo descomunal no es posible.
- Un par de puntos de humildad. Quienes me conocen saben que mi autoestima cayó rodando por las escaleras desde que acabé la universidad, al chocar con el mundo real, el del trabajo y las oposiciones. No siempre triunfa el que más estudia. No siempre triunfa el que es más inteligente. No siempre nuestra percepción del resultado se corresponde con lo que hemos hecho o con lo que va a valorar un tribunal. Nuestro valor no depende de un examen, pero es inevitable sentirnos profundamente juzgados ante un examen de estas características. Aprobar no nos hace mejores. Simplemente es una combinación de estrategias más adecuadas, circunstancias más favorables, esfuerzo y suerte. Es más, aprobar no nos hace mejores maestros. Otras veces llegué valorando muy alto muy esfuerzo y mi capacidad. En esta ocasión, me negaba a contestar cuando alguien me preguntaba cómo me había ido, me negué a hacer valoraciones públicas o comparaciones con otras personas – y de verdad, hay gente a la que le encanta compararse, deben encontrar algún tipo de placer morboso en ello-. Así que aconsejo, sea cual sea nuestra autopercepción, prudencia y silencio. Primero, porque si sales entusiasmado, lo cuentas a medio mundo y luego te dan un «zas» en toda la boca es más difícil recuperarse. Segundo, porque no estás en los zapatos del otro: no sabes lo que vale, ni lo que se ha esforzado, ni sus circunstancias, y no por sacar más o menos nota es mejor o peor que tú.
- El valor de la amistad. Como dice mi amigo Carlos «sólo un opositor entiende a otro». Parece contradictorio apoyarse en otros opositores cuando, al fin y al cabo, se supone que estamos compitiendo, que no debemos dejar que otros sepan qué hacemos, cómo lo hacemos, que no debemos ayudarnos y, si es posible putearnos, nos puteamos. Pues no, señores. Un examen no debe convertirnos en una mierda de personas. Es injusto que un sistema nos haga competir y es un error que ese sistema saque lo peor de nosotros. Afectivamente necesitamos que nos entienda y en esta situación quien mejor te va a entender es alguien que esté como tú. Ha sido muy importante en esta ocasión tener a Jenny y tener a Carlos, ayudar y recibir ayuda, amén de otros apoyos, morales o prácticos, de gente querida. Las personas no somos islas y funcionamos mejor en equipo.
- Estar pendiente de todo lo que se mueve. Estar apuntada a un sindicato, leer toda norma que sale, apuntarme a todos los foros de interinos que veía en la web ha tenido una increíble utilidad, aunque a la vez muchas veces me hayan creado pánico, por aquello de lo dado que somos los opositores a la rumorología, pero lo que he ganado en cuanto a información es mucho más interesante a la larga que los malos ratos que me hicieron pasar. Sobre todo ha sido y está siendo muy útil en cuestiones relacionadas con el papeleo; una oposición es burocracia y la burocracia es papeleo.
- Entender que los miembros de los tribunales son seres humanos. Los hay buena gente, los hay mala. Los hay más cualificados, los hay menos. Los hay que han elegido ser tribunales por ayudar, los hay que son preparadores que quieren sacar un lado lucrativo al asunto (usar esa información para preparar). Los hay que han sido elegidos por un sistema aleatorio y desearían estar en cualquier parte menos ahí en ese momento, con plena consciencia de que el destino de mucha gente está en sus manos. Por tanto, es improbable dar con sádicos, aunque haya sádicos entre los tribunales, como los puede haber en cualquier otra parte. Lo más probable es que sean gente normal, sujeta a unos criterios discutibles, pero que intentan hacerlo lo mejor que pueden. Y además, detalle muy importante, tienen un lenguaje no verbal que es muy interesante de observar en los exámenes orales.
- Un poquito de suerte. Siempre, en una oposición, habrá una parte que dependa del azar. Cuanto más te lo hayas currado menos dependerás de él, pero el tribunal que tengas y las bolas que toquen son puro y duro azar. Si hay un buen esfuerzo detrás, es más probable que unas gotas de suerte te den el empujón que te falta.
Acabada la lista de consejos, se me presenta un problema. ¿Qué hago con este blog ahora? ¿Lo cierro? ¿Se convierte en un «Arriba las opos»? Lo tengo que meditar.
No quiero cerrar sin comentar que las Mareas de maestros en Madrid están luchando para que se hagan pruebas objetivas, tipo test, en las que se pregunten todos los temas (para reducir la influencia del azar) y por la no caducidad de las notas, es decir, que quien esté aprobado siga estando aprobado y ya lo que le quede sea añadir méritos en forma de nuevos exámenes (si desea subir nota), cursos, publicaciones…
Cabría luchar también para que las convocatorias dejaran de ser un chiste, en cuanto a la relación entre lo que un colegio necesita, las plazas que se ofertan y la brutal cantidad de gente que se presenta.
Lo dicho, ahora a disfrutar del verano, que me lo he ganado, a resolver mi mudanza, a comenzar a mover la propaganda de mi libro, a estar pendiente del papeleo que me toca hacer, a retomar los buenos hábitos alimenticios y el ejercicio (recuperé el peso en los últimos meses de oposición, era inevitable) en suma ¡a retomar mi vida!
Un abrazo a todos, a los que sois, a los que estáis.
¡¡¡Enhorabuena!!! Me alegro mucho por ti, te lo mereces. Los aprobados sin plaza dejan un sabor raro, pero todos sabemos que entrar en la enseñanza pública sin haber pasado antes por ser interina es imposible, y además estas en la comunidad autónoma donde tienes más posibilidades de entrar ¡Perfecto! Te da igual que sea la peor para quedarte como interina, porque tú no quieres ser una de esas interinas de pata negra, sino una profesora de verdad, así que seguro que conseguirás la plaza muy pronto ¡Segurísimo!