Viaje a Rusia (II) Recopilatorio de anotaciones.


¡Hola de nuevo, caracolas!

Sí, es lo que tiene el insomnio, mi viejo amigo: que acabo publicando dos entradas el mismo día. 

Este año mis vacaciones veraniegas tuvieron una novedad y es que tomé anotaciones en dos formatos diferentes: mi cuaderno (sí, viajo con cuaderno de viajes, así no pierdo los detalles) y… el muro de Facebook.

Como no todos mis lectores del blog me tienen añadida en mis redes sociales y tampoco mis amigos en las redes sociales están obligados a leer todo lo que escribo, voy a copiar y pegar aquí los textos más interesantes (a mi parecer) que publiqué en mi perfil sobre mi viaje a lo largo de estos días. Me tomo la libertad, eso sí, de enriquecer las publicaciones originales.  Escribiré en cursiva los textos añadidos a las entradas originales.

¡Vamos allá!

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Primera publicación. 10 de agosto.

Anécdotas rusas:

1. Ayer pedí una bebida con alcohol y requirieron mi pasaporte para comprobar que soy mayor de edad.  Luego dicen que los rusos son adictos al vodka.  Pues no sé, pero mirando en Internet al parecer te puede enganchar la policía si vas por la calle con un comportamiento inadecuado a causa de la bebida. 

2. Casi nadie habla inglés. Hay quien se dirige a mí directamente en ruso. Yo pensaba que los españoles éramos los únicos idiotas que cuando no sabemos un idioma y hablamos con un extranjero, creemos que basta con hablarle a gritos para que nos entienda. 

3. Unos 25 grados de máxima y esta gente pone el aire acondicionado tan fuerte que hasta Noel se resfría.  Recordemos que Noel es un señor con barba que vive en manga corte y pone el coche, por defecto, a dieciséis grados para encontrarse cómodo. 

4. Pegatinas de Putin. Tazas de Putin. Camisetas de Putin vestido de «Superman». Añado: matroskas de Putin, bolsas de té de Putin, camisetas de Putin vestido de militar, armado con un kalashnikov y cabalgando un oso (animal de Rusia)… 

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Segunda publicación: también el 10 de agosto.

Cosas del hotel ruso: 

1. Fijación por los suelos de moqueta. Por eso los zapatos se quedan en la entrada.  Al final me di cuenta de que no era cosa del primer hotel: en todos los hoteles rusos en los que estuvimos tenían esta costumbre, así que me imagino que se trata de una cuestión cultural. 

2. Habitaciones enanas. Cuando pides una de matrimonio, te dan una litera y toca hacer contrapeso cuando uno sube o baja. Lo del segundo hotel fue aún «mejor»: la puerta del dormitorio estaba rota. Cuando nos quejamos a la administración del hotel (tranquilos, ampliaré esta infomación) nos dijeron que «ellos vigilaban». Eso no evitó que un día se nos metiera en el cuarto un niño de cuatro años (menos mal que no estábamos haciendo nada que hubiera podido traumatizarle). El tercer hotel era el que estaba mejor equipado, pero el tamaño de la ducha no era apto para personas con claustrofobia. 

3. En mi cuarto no hay ventana, aunque hay ventilación. Obvio, no respiramos tranquilos ahí hasta que no descartamos la posibilidad de quedarnos sin oxígeno en esa ratonera. 

4. Con aire acondicionado se convierte en una cubitera. Lugar pequeño, aire acondicionado a todo dar… ¿qué esperáis?.

5. La entrada es aterradora. De hecho, os debo una foto de la entrada. Cuando la haya subido, la enlazaré a continuación. 

Sin embargo, estamos cómodos, es un lugar extremadamente céntrico y muy limpio, los colchones ni duros ni blandos, y el lugar vale para lo que tiene que valer.

Además, se llama Winterfell (traducción: Invernalia, los seguidores de «Juego de Tronos» me entenderán) e incluye decoración friki. Suficiente

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Tercera publicación: 11 de agosto.

Consejos para moverse por Moscú: 

1. No alquiles coche, en serio. Menos aún una bici. Si alquilas pese a todo una bici, haz lo que hacen los rusos: ve por la acera. Hoy vi a un muchacho darse una leche como un «campano» por no seguir este consejo.  He de reconocer que he sido una mala mujer y hasta que no vi la leche que se dio el pobre ciclista, estuve criticando para mis adentros a todos los ciclistas y patinadores con los que me crucé, pero es que allí casi todos van por la acera. Los rusos son muy «intensos» al volante. 

2. Intenta conseguir los tickets por Internet con antelación (no como nosotros). Si la lías, toca hacer cola y las que se montan para el Kremlin y la tumba de Lenin son muy serias, así que en ese caso madruga mucho y muy fuerte. Aviso: y si estas colas me parecieron largas, son una broma en comparación con la cola que más de tres horas que tuvimos que hacer para entrar al Palacio de Catalina (San Petesburgo). Eso sí, valió la pena, pero mejor evitarlas siempre que sea posible. Y, si no puedes evitarlas, haz como los asiáticos con los que nos encontramos: lleva un taburete de playa en la mochila para poder pegarte el lujo de esperar cómodamente. 


3. Pilla una tarjeta Troika de metro. En San Petesburgo tienen una tarjeta totalmente equivalente: es la tarjeta Podorozhnik. 


4. Si te alojas en el mismo centro, lleva contigo un kit mínimo de supervivencia. En el casco antiguo casi no hay tiendas al uso; la lógica indica que los rusos evitan vivir en el centro.  Al final las tiendas en Moscú son como los Fraggle Rock: están escondidas bajo tierra. ¿No me creéis? Pues resulta que en la parada de metro cercana a los jardines Alejandrowsky, precisamente donde se encuentran las franquicias del Mac Donald’s, Burger King, My My y compañía,  te encuentras un centro comercial desproporcionado, con tiendas de todo tipo. Pero, claro, para descubrirlas debes usar el metro o que se te ocurra curiosear por ahí: a simple vista no se ven. Eso, en cierto modo, es una genialidad, ya que no estropea la arquitectura del centro. 


5. Prueba los zumos del Mac Donalds con granadina. Te van a sorprender. Y, para comer, la franquicia rusa Mu Mú (se escribe My My y el símbolo es el de una vaquita). Esos zumos de naranja con granadina sólo los vimos en el Mac de Moscú, por desgracia. 

Consejo extra nivel experto: aprende algunas letras del alfabeto cirílico. O, mejor, aprende todas las que puedas.  Aunque Google transcribe y traduce la letra de imprenta, no funciona con grabados, relieves, etc. Confío con escribir largo y tendido de la tremenda utilidad que tuvo para mí el cirílico. 

Seguiremos informando.

Nota: omití el principal consejo que debía de dar, el de estudiar bien la página web de RUSALIA. En serio, es el sitio con más y mejor información en castellano que hayamos podido encontrar en la web para planificar nuestro viaje a Rusia. 

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Cuarta publicación: 13 de agosto.

La seguridad en Moscú: 

1. Tienen controles, incluyendo controles de metales, en todos los monumentosAbren todas las mochilas.

2. Detalle de calidad: tienen controles en el metro semejantes a los controles de los aeropuertos (metales y escáner). Te echan el ojo en cuando no inspiras confianza.

3. Se ve mucha policía en la calle, en los monumentos, en las estaciones del metro, en los vagones… de hecho pudimos ver cómo la policía se llevaba a un sujeto en el metro, presumiblemente un amigo de lo ajeno. 


4. Más sobre el metro, muchos monumentos y lugares diversos: las rutas de entrada están completamente separadas de las rutas de salida. En otras palabras: se entra por un camino y se sale por el otro. 


5. Es ilegal beber alcohol en la calle y en las guías turísticas de Internet se aconseja no sacar fotografías de las estaciones del metro (supongo que para evitar dar demasiada información a gente no deseada). De hecho, nosotros no tuvimos valor de sacar demasiadas fotos, siempre había algún policía rondando. 


6. Hay edificios rodeados por cámaras de vídeo que aparecen tachados en el Google Maps.

La sensación general es de mucha seguridad.

Seguiremos informando.

PD: Esta entrada dio lugar a un intenso debate en mi perfil a propósito de si Rusia es o no un estado policial. He de decir que este nivel de control solamente lo encontré en Moscú. 

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Quinta publicación: 14 de agosto.

Saludos desde Sergiev Posad, pueblo de Rusia al que hemos llegado cogiendo un cercanías. El choque lingüístico más gordo de nuestras vidas nos lo hemos llevado no en Tailandia sino intentando coger este tren. Ahora vamos a intentar ver uno de los monasterios más sagrados de Rusia

Para empezar, casi nadie en la estación de trenes hablaba inglés. Nos costó horas encontrar a la única persona que más o menos lo hacía. De hecho, según ella, realmente no hablaba inglés, pero era lo mejor que íbamos a encontrar. Por un momento llegamos a pensar que éramos completamente incapaces de encontrar el tren adecuado y alcanzar nuestro destino, era desesperante, pero lo conseguimos. 

Para seguir, todos los planos tenían los nombres de las estaciones en cirílico. Medio aprender a leerlo me ayudó a encontrar el nombre de nuestra parada. Luego el truco está en ir contando paradas para saber cuándo hay que bajar. Y ojo, sin confiarse, que las paradas son cortitas. 

Sergiev Posad merece la visita, eso sí, es uno de los centros más importantes de la iglesia ortodoxa rusa, además de ser Patrimonio de la Humanidad y parte de los pueblos del llamado «anillo de oro». 

Aunque llegar fue complicado, aquí parecían más acostumbrados a los turistas que en otros puntos, puesto que no me hicieron cubrirme la cabeza para entrar a los templos (las mujeres ortodoxas suelen llevar un pañuelo en la cabeza cubriendo el pelo y una falda larga que tapa las piernas). Cuando fui a Ganina Yama sí que me tocó adoptar la imagen ortodoxa y considero que es el estilo que menos me favorece en el universo. Ya os contaré. 

A la salida del templo, nos encontramos a un sujeto vendiendo KVAS. Es una bebida alcohólica muy suave y refrescante… pero no nos gustó nada. Lo que me sorprendió es que vendieran con tanta naturalidad una bebida alcohólica a la salida de semejante conjunto religioso, viendo lo serios que eran con el alcohol en Moscú. 

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Sexta publicación: 14 de agosto.

Aspectos de desarrollo en Moscú:

1. Ciudad muy cuidada. Siempre hay alguien limpiando.
2. Muchos espacios verdes (y muy amplios).
3. En la puerta del mini zoo de aves y ardillas, había una máquina expendedora de comida apta para ellos.
4. Muchos puestos de alquiler de bicicletas.
5. Bloques de edificios muy altos (incluso 20 pisos).
6. Zona de rascacielos.
7. He visto parejas de mujeres cogidas de la mano (no de hombres). Pd. La situación más homofóbica que vi en Moscú la protagonizó un inglés, a quien vi quejarse de la «Rainbow people» ante otro sujeto (esto cuando hacíamos cola para ver a Lenin) por lo «poco discretos» (actitud, ropa corta, etc) que eran cuando él visitó Madrid. Por curiosidad ideológica: el muchacho (señor de unos 40) ea contrario al Brexit, pero no es dado a argumentos muy elaborados.
8. La tarjeta de metro funciona como tarjeta monedero. Repito: la tarjeta de metro funciona como tarjeta monedero (en Madrid estamos amargados con la nuestra, que se me antoja muy incómoda para el turista). Pd: se puede usar la tarjeta del metro para pagar el coste de los aseos con los que cuenta la red.
9. WiFi gratis en aeropuertos, en el tren que va al aeropuerto, en muchos puntos del casco antiguo de Moscú, en la red de metro….

Sólo hay dos cuestiones, desde el punto de vista del desarrollo, que echan un poco para atrás:

1. El agua de Moscú es potable, pero aconsejan no beberla mucho. En otros lados, ni lo intentes.
2. Aseos a la asiática en ciudades como Sergiev Posad (de hacer tus cosas en cuclillas sobre un agujero). Nota: luego he sabido que a este estilo de aseo se le llama «placa turca». Yo les llamo «baños a la asiática» porque, al fin y al cabo, los vi por primera vez en Tailandia. No obstante, tengo entendido que hasta hace no mucho se podían encontrar en algunos puntos de España aseos muy similares. 

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Séptima publicación: 15 de agosto.

Algo interesante que he hecho hoy: visitar la «Iglesia sobre la sangre derramada» de Ekaterimburgo. Y no es un «sobre» de «acerca de» sino de «encima de». Esa iglesia se construyó sobre el lugar en el que asesinaron a los Romanov. Por cierto, frente a la Iglesia hay una cruz en su honor (con esculturas de la familia Romanov a su alrededor) y una serie de fotografías sobre ellos.

Luego descubrí que el concepto de colocar iglesias exactamente sobre la sangre derramada es algo que gusta a los rusos. En San Petesburgo hay otra iglesia sobre la sangre derramada (Iglesia del Salvador) que recibe este nombre porque se empezó a construir (1883) durante el mandato del zar Alejandro III exactamente sobre el lugar en el que había sido asesinado su padre pocos años antes. No obstante, la construcción de esta iglesia finalizó durante el reinado del zar Nicolás II (1907).

***

Octava publicación: 16/08

Mañana en Ganina Yama, lugar donde encontraron muertos a los Romanov, en pleno bosque siberiano. Actualmente, lugar de peregrinación. Han dedicado una iglesia a cada uno de ellos dentro del complejo (es decir, hay siete iglesias) y hay una pasarela junto al pozo en el que hallaron los cuerpos con fotos de la familia.

Me tocó ir «a la ortodoxa». Ya daré más detalles.

Quiero hacer hincapié en que Ganina Yama NO es un lugar turístico. Para llegar lo que hicimos fue presentarnos en la estación de autobuses y quiso la casualidad que encontráramos un cartel publicitario con las excursiones a Ganina Yama y al obelisco que separa Europa de Asia. Según nos acercamos a descifrar el cartel, vino a nosotros un señor con el que nos pudimos entender… no sé muy bien cómo. Ese señor lleva a la gente en grupos pequeños (de seis en seis) a Ganina Yama, les deja un par de horas y luego les recoge, cuando lleva al siguiente grupo. Por supuesto, todos los demás pasajeros de la furgoneta que nos acercó al complejo eran rusos. 

Importante: Si en Moscú y en San Petesburgo casi nadie habla inglés… en Ekaterimburgo os lo podréis imaginar. De todos modos, a Ekaterimburgo le debo dedicar un capítulo completo, porque a nivel de anécdotas fue el más intenso y divertido. 

Eso sí, Ganina Yama espectacular. Muy respetuoso con el bosque: las iglesias son de madera y se conservan los árboles del entorno. La belleza natural del sitio es sobrecogedora. Ojo, es un lugar de oración y no de turismo, eso se nota. Me sorprendió saber que actualmente la iglesia ortodoxa rusa considera santos a los Romanov asesinados. 

***

Evidentemente publiqué más entradas en Facebook sobre el viaje a Rusia, pero considero que estas son las principales por la información que proporcionan y porque se prestaban mucho a ser matizadas y complicadas. En entradas sucesivas retomaré el orden cronológico, más fácil de seguir.

De todos modos, espero que esta entrada os haya resultado interesante.

Será continuado.

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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