Buenos días, gente
Os voy a copiar (parcialmente, puesto que soy la primera dueña de mi información) otro texto que puse en otro foro, por aquello de que ando mal de tiempo, pero representa bien en qué ha andado mi mente en estos tiempos:
Ayer me acordé de vosotros. Os voy a contar por qué para situaros un poco.
Estaba viendo «The let down». Es una serie australiana que emiten en Netflix España. Se puede traducir como « la subida de la leche» ( tiene gracia que en inglés la leche baje en lugar de subir) o algo así como «la depresión». Como os podéis imaginar, trata de las desventuras de una madre primeriza.
Sí, es lo que tiene acabar de ser madre. Me he vuelto autorreferencial nivel « necesito ver una serie que trate mis putos problemas y, a ser posible, reírme de ellos antes de cortarme, metafóricamente las venas».
Sin entrar en pormenores, la madre primeriza decide integrarse en un grupo de madres para ir tratando sus dificultades, por lo que en cada capítulo, además de hablar de las cosas que le pasan a ella, también aparecen historias en relación a alguna de las otras madres.
Una de esas madres, en uno de los últimos capítulos de la segunda (y última hasta el momento) temporada tiene un pequeño problema de alcoholismo del que se da cuenta bruscamente y un personaje divertido le hace una especie de terapia exprés para evitar que degenere en un alcoholismo de verdad.
En una de las conversaciones entre estos dos personajes, el «terapeuta» le cuenta a la mujer que ella lo que necesita es un «parque de las ratas» y le vino a relatar de modo muy resumido un experimento que se hizo con un grupo de ratas adictas a la morfina a finales de los setenta.
En ese experimento y en otros anteriores se había comprobado que muchas ratas mantenidas en solitario y con esa adicción elegían suministrarse droga hasta morir antes que comer o beber… pero en aquel experimento se supo que si se mantenía a las ratas adictas en grupo (relaciones sociales) en una jaula divertida y estimulante, las ratas dejaban de administrarse morfina.
Podéis ver más detalles del experimento, que comprobé en la red que es real, en un cómic que se llama « El parque de las ratas» y que está disponible en Internet.
Este experimento supuso la certeza de que la adicción no se trata sólo de una droga muy fuerte ante la que sucumbes por la propia fuerza de la droga si te atreves a probarla.
Lo revelador es saber que si las personas contamos con un apropiado «Parque de las ratas», apoyos sociales y una vida que nos guste, en la que el ocio sano tenga presencia, la adicción a) no se produce y b) puede superarse si ya existía.
[Y aquí se acabó copiar].
Bien os imagináis que cuando se tiene una criatura, muchas cosas cambian. Se deja de dormir, se reordenan las prioridades (está el bebé y luego todo lo demás). A veces parece que lo único que soy capaz de hacer bien es cuidar de mi hija, que nada más sale.
Además, recordad mi mudanza: aquí, hoy por hoy, estoy sola socialmente hablando. Sí, tengo a Noel, tengo a Mar, pero amigos no tengo, lo he comentado alguna vez. Si en algún momento quiero tomarme un café con alguien fuera de la familia no se puede.
Al menos, hace poco estuve en Almería, vi a mucha gente querida e incluso me encontré con una despedida de soltera sorpresa, así que mi queja no va de que la gente no me quiera, sino de que tengo a demasiada gente que me quiere lejos y eso hace que a menudo me sienta asfixiada en Asturias.
Por suerte, a pesar de que se supone que el cuerpo tarda un año de recuperarse de un parto, el sábado pasado asistí a un seminario de Wing Tsun en Asturias. Quería ver cómo iba aquí las cosas, cómo es el Sifu, cómo son los profesores, qué ambiente hay en las clases… y bueno, fue frustrante en cuanto a mi destreza: es gracioso tener un grado sexto y sentirse incapaz de hacer los ejercicios más sencillos por pura falta de práctica, de hecho, hubo un momento en el que me sentía incapaz de procesar hasta las instrucciones más sencillas, tal era mi colapso a la tercera hora de entrenamiento, pero, y de aquí la relación con el inicio de mi entrada, creo que he recuperado mi jaula de ratas.
Señoras y señores, vuelvo a Wing Tsun el próximo martes. Tendré que turnarme con Noel y contar con el apoyo de los abuelos, pues no es lo mismo no tener responsabilidades que tenerlas, pero no me puedo quejar: los abuelos de mi nena son estupendos.
Lo necesita mi cuerpo, que jamás había estado en peor estado de forma, y lo necesita mi mente, no ya por conocer gente, sino por hacer algo fuera de las rutinas domésticas. Yo sin una cierta actividad puedo enloquecer y sé que me espera un tiempo de parón profesional hasta volver a estabilizar la situación, así que, si me queréis, debéis alegraros por el hecho de que retome el deporte, aunque comenzaré más que nada «cobrando», ya me entendéis.
Un abrazo, pajarracos.
Que gran noticia Silvi, la verdad que me alegra que retomes el deporte por que sobretodo para la mente es lo mejor, disfruta y abre ese circulo que es necesario te lo dice un exiliado que ha tenido suerte, aunque también buscándola jijiji