Un año después


¡Hola, pajarracos!

Perdonad que haya tardado tanto tiempo en escribir.

Hay que decir que tener un bebé te cambia la vida y aunque mi niña ya no es tan bebé, puesto que acaba de cumplir un año, mi tiempo libre ha descendido casi tanto como mi tiempo de sueño.

Eso sí, mi pitufa es un amor, aunque yo proteste.

Es casi irónico pensar en aquella época en la que trasnochaba por gusto. Ahora no hago más que quedarme dormida por los rincones en cuanto no me miran.

En este tiempo han pasado muchas cosas, más allá de mi insomnio.

En mi entrada anterior comentaba que iba a retomar el Wing Chun. Por desgracia, no pudo ser. Me di cuenta de que organizarme para ir de forma seria a clases era muy complicado. Las clases estaban demasiado lejos de casa y no tengo la movilidad de otros tiempos.

Sin embargo, mientras mi hija se hace mayor y así retomar el Wing Chun, Noel encontró a un profesor que da clase de armas un sábado al mes. Aunque las clases no me pillan precisamente cerca, al ser poco frecuentes y caer en fin de semana, nos es más fácil dejar a la pequeña con los abuelos.

Reconozco que aprender a manejar espadas, escudos, lanzas y hachas danesas es tan friki como divertido.

También empecé a conocer gente por aquí. Con un poco de suerte, hay dos muchachas que van a acabar siendo mis amigas, si no lo son ya. Soy optimista, existe afinidad. El único problema es que las amistades necesitan tiempo para desarrollarse y, en mi situación, solo puedo dedicarle un rato a cada una a la semana y a veces ni eso.

Encontré trabajo en un centro concertado. Se trataba de una sustitución corta, de tres meses, pero por lo menos ya puedo decir que he trabajado en un centro educativo asturiano. Ahora espero que haya otros colegios que también me den una oportunidad.

También hay que decir que hubo una pandemia mundial por medio, algo que no ocurre todos los días. Me tocó teletrabajar, como a tanta gente. Teletrabajar con un bebé en casa es el infierno, a menudo acababa rodando horas a la madrugada para poder adelantar las correcciones de los ejercicios que mandaba a los chavales. Noel el pobre andaba teletrabajando también hasta las 7 de la tarde.

Ahora solo espero poder tener la ocasión de ir a mi tierra unos días, que estoy loca por ir a la playa, encontrar pronto un colegio o un instituto en el trabajar ( ya que se han pospuesto las oposiciones) y organizarme de tal manera que ni yo ni los míos pasemos la covid 19.

Soy asmática, hipocondríaca y no me apetece mucho morir (broma — no broma).

Intento ser prudente pero que sepáis que si me acabo incorporando a un aula probablemente trabajaré con no menos de 20 chavales, sin que haya en el aula espacio suficiente, sin EPIS y con un nivel de riesgo notable que a nadie le parece importar, dado el asunto de la conciliación.

Por cierto, los niños se contagian.

Por si alguien lo dudaba, este es el segundo año en el que no voy a viajar al extranjero. El año pasado me tocaba parir. Este me han cancelado dos viajes por razones lógicas. Pero esto no es importante, para nada. Solo es una de esas cosas que hecho de menos de mi anterior vida y que espero recuperar, como dormir.

La madre no debe anular a la persona ni la persona a la madre.

Digo esto desde la coherencia absoluta de haber esperado a tener anginas (sí, de adulta y en pleno verano) y a estar refugiada en casa de mis suegros para dignarme a actualizar mi viejo blog.

Gracias a todos los que me leéis desde hace tantos años.

Incluso a los enemigos, que a veces son lectores más dedicados que los amigos (jeje).

¡Cuidaos!

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
Esta entrada fue publicada en Genérico. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s