Cositas sobre mis alumnos de clases particulares


Llevo un par de días pensando que hace tiempo que no escribo acerca de mis alumnos de clases particulares… y no soy muy de reprimir esos impulsos, así que esta entrada va a tratar sobre ellos. Espero que os guste.

Sobre mi grupo de inglés: Como muchos sabéis, los lunes por la tarde imparto inglés a un grupo de seis alumnos que me surgió a través de una compañera de voluntariado que me abordó de casualidad. La gran suerte es que ella, además de tramitar las clases de inglés para sus dos hijas, también las tramita (de siempre) para los hijos de sus amigas. Como todos los niños son amigos entre sí y son de edades parecidas, lo más cómodo es ir a casa de ella, juntar a los niños por edades e ir dando las clases por grupos.

El primer grupo es de tres chicas deportistas de quince años. Aunque al principio me parecieron muy sanas y motivadas, está claro que son adolescentes y por ello es el más complicado de llevar. Manifiestan una clara adicción a las tecnologías, hasta el punto que tuve que pedir a las madres que, por favor, prohibieran a sus hijas el llevar el teléfono móvil en clase. Mi idea inicial era que esas clases fueran de conversación, pero muestran una gran resistencia a conversar en inglés y, en realidad, a todo aquello que se salga de la realización de sus deberes, así que, aunque llegué a llevar a cabo unas actividades muy creativas al principio, acabé convirtiéndome en una asistente que les ayuda con los deberes. También es una evolución lógica considerando que esas niñas no necesitan realmente la clase, sacan buenas notas. Cuando los niños van más justos, la motivación en las clases particulares es mayor, al percibirlas como algo necesario… pero estas niñas la perciben como un estorbo, porque ellas van bastante bien solas.

El segundo grupo es el de los dos niños de doce años, que se llaman simpáticamente a sí mismos «los perfectos». Con ellos comienzo también siempre por los deberes, pero luego hay más margen para alguna lecturita, alguna redacción o, directamente, a trabajar vocabulario sobre algún tópico. Lo que más les gusta a ellos es jugar al ahorcado en inglés con las palabras que han aprendido. De ese modo, al enfocarlo como juego, algunas palabras de las que salen se les van quedando. Son otros que sacan muy buenas notas.

El tercer «grupo» no es un grupo, es una niña a la que, por edad, le doy la clase sola. Tiene 13 años, uno más que los perfectos. A ella le encanta cantar, así que después de los deberes, solemos trabajar vocabulario y pronunciación a través de canciones. Nos la pasamos cantando y, como es tan proactiva, diría que he aprendido yo más de ella que ella de mí. Acaba siendo ella la que propone actividades, canciones y quien, en suma, dirige la clase, porque está verdaderamente motivada y es una gozada trabajar con ella. Probablemente sea la alumna a la que menos me ha costado enseñarle de mi historia.

Una cosa muy característica de ella es que le interesa la psicología forense y alucina cuando le cuentas cualquier curiosidad a sobre la psicología. Al principio se las contaba de manera anecdótica durante la clase y al final ha acabado exigiéndomelas e incluso regañándome si no se me ocurre ninguna.

Sobre la niña a la que le doy técnicas de estudio: Esa niña inicialmente mostraba mucha resistencia a que le diera clase. Poco a poco fui ganándome su confianza y ahora le noto verdadera motivación, ganas de superarse, interés en lo que le cuento… e incluso simpatía personal hacia mí, cosa meritoria en una chica que es muy tímida y a la que le cuesta mucho trabajo dejarse ayudar. Con las notas iba bastante más forzada y, sin embargo, desde que está conmigo aprueba, al menos, las asignaturas que trabajamos juntas.

Según la he ido conociendo más, se ha ido confirmando una de mis primeras hipótesis: más allá de que la niña necesite un esfuerzo extra para ir aprendiendo las cosas – hay niños con más facultades naturales para estudiar las cosas- su principal problema es su madre, que con su ansiedad permanente lo que le está transmitiendo es desconfianza, tanto hacia ella como hacia sus capacidades. Todavía recuerdo, y creo que lo comenté en el blog, cuando la madre quería presionarme para que le aplicara a su hija un test de inteligencia. Eso sólo ha de hacerse cuando es verdaderamente necesario para proporcionar una ayuda extra, sobre todo si hablamos de adolescentes, que se dan perfecta cuenta de lo que estamos haciendo, ya que podemos dañar algo mucho más importante que su rendimiento: su autoestima.

Por lo demás, como la madre también ha cogido confianza (no sé si la justa o quizá demasiada) me cuenta que espía a su hija, que cuando no está mira sus cosas para ver si hay algún objeto que le llame la atención, fotos, cartas, anotaciones… tomando como pretexto la necesidad de saber sobre su hija para estar atenta a sus problemas y proporcionarle una correcta educación. Yo ya le he advertido de que, como un día su hija la sorprenda en algo así, se va a sentir traicionadísima. También le he aconsejado que la apoye un poco más y la acose un poco menos, porque está recibiendo demasiada presión bienintencionada.

Hay una anécdota graciosa con respecto a esta niña que me apetece contar. El martes pasado le estaba dando clase de biología y tocó hablar, entre otras cosas, de la influencia que tienen las hormonas en nuestro aspecto. Esa conversación derivó por extraños derroteros a las alteraciones que pueden causar en el aspecto de una persona una anomalía de naturaleza cromosómica/hormonal. De ahí le estuve contando el caso de Mauro Cabral [aconsejo visitar el enlace] que, cuando nació, por sus genitales externos no se podía discernir su sexo, así que le asignaron forzosamente un sexo femenino, creyendo que si le educaban como niña e implantaban una vagina artificial (una intervención sostenida en el tiempo, dolorosa y delicada) evolucionaría como una niña. El problema vino cuando llegó a la adolescencia y manifestó que se identificaba más con el género masculino que con el femenino.

Lo simpático vino cuando, tras escuchar esta explicación, me dijo «entonces, si no se distinguían órganos sexuales… ¿por dóoooonde orinaba?«.

Ya ves, una creyendo que los niños de ahora saben incluso latín y de pronto me encuentro con estas cosas: la chiquilla no sabía, dicho vulgarmente, que es que las mujeres tenemos tres agujeros. A vosotros no hace falta explicaros para qué sirve cada uno, así que os podéis imaginar la naturaleza de lo que me tocó contar a continuación.

Sobre la polaca: Esta no era mi alumna particular, pero como si lo hubiera sido. Es la chica con la que he estado quedando estos meses para intercambiar conversación inglés-español. Hoy mismo me he despedido de ella. Se le ha acabado la beca Erasmus y le toca volver a su tierra y defender su tesis. Hemos quedado en que ella volverá a España, en que yo cuando pueda iré a visitar su país y, sobre todo, que será lo más fácil de mantener, en seguir comunicándonos a través de correo electrónico – así no perdemos ni el contacto ni el idioma-.

Ha sido especialmente divertida esta experiencia. Cuando me tocaba enseñarle español, tiraba sin darme cuenta muchísimo de gastronomía (me encantaba llevarla a probar cosas que no conoce), de refranes (por la carita rara que ponía cuando soltaba algo sin sentido aparente), chistes, juegos de palabras… también me encantaba usar sus confusiones para que adquiriera vocabulario nuevo. Por ejemplo, un día queriendo decir «ligera» pronunciar «liguera» y le advertí que si le ocurría esto en masculino y queriendo decir «ligero» pronunciaba «liguero» se estaba refiriendo a una cosa muy distinta de naturaleza erótico-festiva.

También aprendí muchas cosas de ella, su dominio del inglés es excelente y, de paso, además de mejorar el inglés, aprendía cosas de la cultura polaca… pero no podía evitar pasármelo mejor enseñando que aprendiendo. Curioso ¿no? De hecho, hoy lo comentaba con mi madre, por increíble que pueda parecer, la enseñanza tiene algo de adictivo. Es dura, quema bastante, pero engancha.

¡Qué penita me da que se haya ido! Ha sido muy tímida para expresarme que a ella también le da penita irse, pero es que la gente de ese lado de Europa es así. Sin embargo, creo que me habrá dado las gracias «por todo» como cuatrocientas veces. Sé que echará de menos esta tierra.

Y basta de post por hoy… que tengo sueñito y en un rato me toca dar clases particulares.

¡Hasta la próxima!

Acerca de Hécate

Lee y me cuentas.
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20 respuestas a Cositas sobre mis alumnos de clases particulares

  1. Antes que nada felicitarte por la linda vocación de maestra, no hay nada más lindo que el arte de compartir con los demás todo lo que uno sabe… los conocimientos son para toda la vida y siempre nos impulsan a mejorar y a aprender más.
    Fue grato estar en tu espacio y cariños para tus alumnos, abrazotes para tí.
    Desde Perú, te dejo gentilmente la invitación a mi rinconcito.
    http://www.nurinotas.com

    • vengatriz dijo:

      Lo mejor de este trabajo son los vínculos que se crean. Con los niños te encariñas enseguida, incluso con los más gamberros – a veces, son los que tienen mejor fondo – y, cosa imprescindible aunque no se suela decir, ellos también se encariñan contigo; los profesores somos personas y nos encanta saber que también les importamos.

      Voy a añadir tu blog a mi lista de mis blogs amigos. Por cierto, acabo de visitarlo y te he dejado un comentario.

      Espero seguir viéndote por aquí.

      ¡Un abrazo!

  2. Canusca dijo:

    cuanta cosa… que te sea leve.

  3. Plumis, tu siempre tan atinada y clara. Me gusta, como cuando escribes.

    Saludines.

  4. Ja,ja, la verdad, que trabajar con niños debe ser la pera¡¡¡ Yo acabo de ser papá de un nene de 15 meses (por adopción claro) y no dejo de reirme con sus cosas. Tengo ganas de ver como evoluciona porque el tío promete sorprenderme mucho¡¡

  5. Lola Velasco dijo:

    ¡¡Que bien contado!! Lo he vivido vamos, me gusta como lo describes y además yo te quiero de profesora de inglés para una de mis hijas, veo que enseñas con métodos buenos, amoldas la situación al estudiante para que le guste y eso es de buena profesora. A mi hija se le da fatal inglés y le he contratado un profesor nativo ¡¡para ella sola!! que usa métodos parecidos al tuyo y ahora le va mejor.

    • vengatriz dijo:

      Es que las aulas están demasiado masificadas y a veces las cosas mejoran simplemente con una atención más individualizada, sobre todo en las materias que les requieren un poquito más de esfuerzo.

      Nunca lo había comentado por aquí (creo) pero de niña se me daban fatal las ciencias – matemáticas, física y química- y estuve recibiendo durante cuatro años (desde 8º hasta 3º de BUP) la asistencia de profesores particulares o academias, aunque normalmente lo que hacía era aplazar las materias que me costaban más y centrarme en ellas durante el verano. Así que, como ves… ¡he sido cocinera antes que fraile! 🙂 intento hacérselo ameno, unas veces con más éxito que otras. Ahora no me puedo quejar, pero se me hizo complicado en mis primeros años de profesora particular. En el anecdotario hay experiencias de mis alumnos anteriores.

      Me alegra que te haya agradado la entrada 🙂

      ¡Un abrazo!

  6. L. Gante dijo:

    ¡¡Ya he entendido la conexión: yo también doy clases de inglés!! Me muevo bastante en este campo, digamos. Bueno, que llevaba un montonazo de días sin visitar blogs, y ya lo echaba de menos. Por eso he pasado un buen rato leyendo tus últimas entradas que tienen la ventaja de que también nos muestran tu evolución hasta el momento presente. Me alegro de leerte, claro, y de que sigas manifestando fuerza en todo.
    Saludos,

    • vengatriz dijo:

      ¡A mí también me alegra tenerte por aquí! 🙂

      Y gracias por la preocupación. Ayer, por cierto, se descartó definitivamente que el cáncer de mi madre esté en el pulmón, salieron los resultados de la biopsia que confirmaron las observaciones iniciales del médico. Toca seguir buscando.

      ¡Nos leemos! 🙂

      PD: Los docentes somos bichos endógamos que nos reconocemos entre nosotros, jejeje

  7. Marta Martin dijo:

    Muy chulo bella… Que guay leerte… Y saber de tus historias!!!! Me encantaría aprender ingles!!! Cachis… Que no te tengo cerca para que me dieras clases.. Jijiji muackkkk

    • vengatriz dijo:

      Me alegra que te guste!! 🙂

      Lo del inglés es proponérselo. Yo me saqué el intermedio el año pasado después de DIEZ AÑOS sin volver a tocarlo. Si yo lo hice, cualquiera puede

      ¡Un besote! 🙂

  8. jairo dijo:

    Silvi que guay que tus pupilos vayan hacia arriba, asi es normal que te apasione la enseñanza, pues lo más grato que tiene que darte es la ayuda que das a esas personas,
    lo de la polaca pues una lastima aunque seguro que no queda aqui la cosa, a por cierto teneis tres agujeros jijiji…..yo pense que tenias más jijijij

  9. Brushi dijo:

    Pues no deja de ser curioso lo de los tres agujeros porque yo te juro que de eso me di cuenta cuando era ya bastante mayor jajajajajajaaj….
    Por otra parte siempre he sabido que tus dotes como profesora son excelentes, no hay más q verte explicando algo, además q con tu ingenio no te imagino para nada dando clases aburridas y poco motivantes, NONONO!!…
    Se te lee satisfecha con los resultados, eso me alegra mucho 😉

    • vengatriz dijo:

      ¡Yo la verdad es que no recuerdo con qué edad me di cuenta de lo de los tres agujeros! ¡en serio te lo digo! jajaaj

      Y gracias por considerarme buena profe, hacemos lo que podemos con la mejor voluntad 🙂

  10. Lucas dijo:

    Hola, pregunta intrusa te hago… yo por circunstancias estoy desempleado y estoy seriamente meditando dar clases de inglés marítimo a un grupo pequeño de adultos con nivel bastante bajo (de egb o inferior), y que lo que más necesitan es poder defenderse en su trabajo, en el cual necesitan entender y poder expresarse en inglés. Cómo empezaste a plantear tú las clases de inglés? empieza uno por coger un manual de gramática o por el contrario creabas tus propias lecciones?? Gracias y sobre todo enhorabuena por tu blog y tu entusiasmo!

    • vengatriz dijo:

      ¡Bienvenido, Lucas! En mi caso, como doy inglés a adolescentes, tengo las pautas muy claras y son las siguientes:

      – Sus propios libros.
      – Los deberes que les mandan.
      – Las destrezas que menos se practican en el entorno académico: escucha y conversación.

      Las dos primeras me resultan imperativas. Si tienen un examen o tareas que resolver, lo que hago es resolver dudas y orientarles para hacerlo, pero cuando no hay tarea que nos esté presionando, procuro elaborar dinámicas de grupo que les fuercen a hablar y que les diviertan o bien busco muestras de inglés real que les resulten motivadoras y que refuercen las destrezas auditivas. Lo que me ha funcionado muy bien en este último caso es la música: a todos los adolescentes les gusta la música. Además, de una canción puede salir vocabulario, estructuras gramaticales, expresiones de inglés de la calle… dan muchísimo juego, más que el inglés «de lata».

      No obstante, me he visto en situaciones parecidas a la tuya enseñando español a extranjeros. Hice un curso de eso en octubre del año pasado y lo estuve aplicando impartiendo clases de español a inmigrantes como voluntaria en Cruz Roja. Como comprenderás, uno de los centros de interés principales de esta gente es conocer el idioma como para buscar trabajo, por lo que incluí un taller de eso que se componía de las siguientes partes:

      – Qué documentación necesito. Cómo presentarme. Frases de cortesía.
      – Qué entidades/instituciones pueden ayudarme.
      – Cómo elaborar un CV. Nombres y definición de profesiones.
      – Vocabulario de interés referido al mundo laboral.

      Como ves, aparte de darles información necesaria, buscaba oportunidades para ir colando un A1 de español: sustantivos y adjetivos básicos, presente de indicativo, frases de cortesía…

      Yo comenzaría clasificando sus problemas en torno a tópicos e ir introduciendo la gramática en torno a esos tópicos, pero no debes perder de vista que la gramática te da una secuencia, que es la siguiente: presente, pasado, futuro, condicional. Con eso ya pueden presentarse, hablar de su pasado, expresar sus proyectos, manifestar sus deseos y objeciones e incluso plantear dudas. Luego, hilando fino, siempre se enseñan antes los simples que los compuestos y, dentro de cada unidad, siempre hay vocabulario, frases útiles (desde expresiones, frases hechas, frases educadas) y, muy importante, en una buena planificación se busca un equilibrio entre la práctica de las cuatro destrezas: leer, escribir, escuchar y hablar, que además están ordenadas por orden de dificultad. Académicamente, como dije antes, se suele trabajar más las dos primeras, pero no pierdas de vista que, aunque las cuatro son útiles, lo más práctico para desenvolverse en un contexto de trabajo real es hacer role-plays (simulaciones de situaciones en grupo) y trabajar el listening y el speaking.

      Por lo demás, para programar cada sesión, te recomendaría seguir los siguientes apartados:

      – Explicación breve, no más de cinco minutos, diciendo qué se trabaja en clase y para qué les servirá. Incluye decir el nombre de la unidad. Recomiendo que este nombre no sea simplemente un apartado gramatical, queda más bonito cuando hace referencia a la dinámica de grupo que se va a trabajar. Siguiendo mi ejemplo anterior, la unidad podría llamarse: ¡Vamos a buscar trabajo!.
      – Gramática: Explicación del concepto que quieres que adquieran. Es el momento de proporcionales las herramientas: una estructura gramatical y un vocabulario relacionado con su centro de interés (en tu caso, tocaría incluir mucho vocabulario marítimo además del vocabulario clásico).
      – Ejemplos: tanto escritos como leídos, para que practiquen la lectura y la escucha.
      – Ejercicios para afianzar la gramática: por ejemplo, los típicos de rellenar huecos o elaborar frases simples (preguntas/respuestas). Es decir, ejercicios cerrados donde apliquen literalmente lo anterior. No hace falta que sean demasiado, simplemente es para favorecer que recuerden lo aprendido.
      – Ejercicios abiertos: es el momento de diseñar role plays, o ponerles audiciones que luego deban comentar, o que hagan debates, o… lo que a ti te apetezca y que sirva, ahora sí, para favorecer el listening y el speaking. Por supuesto, la complejidad de estas tareas dependerá de la soltura que vayan adquiriendo pero, aunque te parezca imposible, hasta los niveles más básicos son capaces de trabajar con este sistema, todo depende de tu habilidad para valorar su nivel y para darles las herramientas suficientes antes de llegar a este apartado.

      Espero haberte sido útil. Si quieres conversar conmigo sobre este tema con más detenimiento, pongo mi correo electrónico a tu disposición, siempre es una alegría ayudar a un colega: sm_moreno_hern@msn.com.

      ¡Mucho éxito con tus clases!

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