Y digo «revuelta» porque hay de todo. Como hace tiempo que no os cuento cómo he dormido, lo suyo es comentar que entre la madrugada y la mañana del lunes (con intermedio laboral) estuve durmiendo once horas y entre la madrugada y mañana de hoy, nueve. La semana anterior ni sabría deciros cuánto dormí. Tuve la mente en tantos asuntos que no soy capaz de recordarlo. Hubo días que tiré de siesta matinal y otros no. Hubo días en los que dormí más y otros en los que dormí menos. Sé que en estos dos días he dormido exageradamente, pero también es porque llegué hecha polvo tras haberme «fugado» este fin de semana. La fuga, eso sí, me fue imprescindible. Estuve dudando hasta el último momento acerca de si debía irme o quedarme. Motivos para irme: Llevo dos semanas con un estrés brutal y no sólo se debe al estado de salud de mi madre; se debe además al aumento de mis conflictos con mi padre. Nunca nos hemos llevado demasiado bien pero, al menos eso deduzco, el que la ansiedad en casa haya aumentado implica que seamos más propensos a ladrarnos y lo que no es ladrarnos. Necesitaba un descanso físico y psicológico de la situación para poder afrontarla con más fuerzas. Motivos para quedarme: Sigo teniendo a mi madre delicada, afectada sobre todo en el tema de su movilidad, aunque cuento con la ayuda de mi hermano y alguna asistencia de mi padre, pero pese a todo no puedo evitar sentirme culpable, aunque no lo sea. Ya sabéis, es el típico hombre de más de cincuenta – más cercano a los sesenta que a los cincuenta- que se acostumbró a que debía cuidarle siempre su mujer y el dar cabida en su mente a la situación inversa le provoca un conflicto horroroso que, cuando hay hijos en casa, resuelve muy fácilmente. De hecho, aunque sea chocante aplicar un término así para hablar de alguien que tiene cierta edad, se puede decir que debería educarle en que mi madre es responsabilidad de todos, so pena de correr el riesgo de acabar convertida en única cuidadora de mi madre.
Son cuestiones que, planteadas así, podrían parecer muy egoístas, pero cuando se altera el funcionamiento de una familia, hay que tenerlas en cuenta. Existe la tendencia de dejar caer todo sobre una persona si esa persona no hace nada para evitarlo. Siempre es mejor que se repartan las tareas, aunque tampoco soy ingenua y sé que por mi situación de primogénita, mujer y dependiente económicamente va a recaer sobre mí mucho peso. Lo que está en mi mano es procurar que las cosas queden lo más equilibradas posibles dadas las circunstancias.
Tras la fuga, el lunes estuve durmiendo, en dos bloques, once horas y el martes, diez. Ya hoy creo que se han normalizado mis ciclos. Estaba físicamente molida y el frío influye, por lo menos a mí… ¿a vosotros no os da sueño el frío?
Sin embargo, hoy me tocó madrugar y ayer también. Que en realidad es ir a trabajar a mi hora normal (7.30) pero, como sabéis ya la mayoría, hemos llegado al pacto de que yo entro más tarde y así ella sale antes para poder llegar a tiempo a su otro trabajo.
Estos madrugones se deben a que la chica está mala malísima y estuve prácticamente sola con los chavales estos dos días. Es decir, vino para diez minutos, supongo que para que los críos confirmen que ha venido si alguien les preguntara. Lo más fuerte del asunto es que en el otro trabajo que tiene no ha faltado y ese trabajo va de cuidar niños de una Escuela Infantil. Le da apuro pedirse la baja porque está trabajando sola en el puesto, si ella falla no hay quien la sustituta, pero al permanecer ahí en aquellas condiciones se convierte en un foco de contagio para los niños. Sólo espero que esté bien vacunada de todo. Hoy me contaba que una chica que ella conoce y que lleva a cabo el mismo tipo de trabajo se despertó ayer con el cuello absolutamente hinchado. Cuando fue al médico le confirmaron algo que ella daba por imposible: tenía paperas. Lo último que espera un adulto es cogerla, sobre todo cuando se nos supone vacunados de la triple vírica.
La docencia implica muchos peligros. Coger piojos y enfermedades infantiles sólo son dos de los más habituales.
¿Novedades en el aula? Unas poquitas:
1. Estuve indagando sobre la disminución de alumnos en el Aula Matinal. Quería saber si por ahí se habla mal de nosotras. Ya sabéis que nos queda el miedo latente de estar pasando a lo bestia de la programación. No hay recursos para aplicarla, pero aparte de que no haya recursos, es una estupidez aplicarla. Así supimos que las del comedor intentan hacer mala propaganda, pero que los niños la hacen buena. En principio, es fácil ver por qué: como nos hemos limitado a ponerles el desayuno, a ayudarles con los deberes cuando lo requieren, a permitirles jugar y a evitar que se maten, podría decirse que «les dejamos hacer lo que les da la gana». No obstante, hablándolo con mi alumna mayor, me comentaba que el año pasado asistían muchos más críos al Aula Matinal y que dejaron de ir porque llegaron a sentir estrés. Todas las actividades del Aula Matinal eran programadas, cerradas, hasta tal punto de que acababan llevando tareas para casa y con el ritmo que llevan estos niños de aula matinal, escuela, comedor, tarea y actividades extraescolares, acababan hartos ellos y los padres. Los niños también necesitan jugar (de modo no programado), socializar y tocarse las narices a dos manos.
Igual que los mayores. ¿Habéis pensado que los niños tienen muchas veces horarios más duros que sus padres?
Además, voy notando que esta política de dejarles jugar da pie a intervenir en situaciones que se generan durante la convivencia (que también es educar) y a que aprendan a relacionarse unos con otros, en especial a los más tímidos.
Según eso, la disminución de alumnos proviene, por un lado, de la mala sangre que se hicieron niños y padres contra los monitores del curso anterior y, por otro, de la crisis económica. Más padres en paro, menos necesidad de Aula Matinal – y menos dinero para pararla-.
2. Mañana tengo el curso de Primeros Auxilios. Puede que no lo lleve Cruz Roja sino Ibermutuamur. Si eso es así, los muy ladinos nos habrán formado sólo para su empresa, pues es el curso de Cruz Roja el que vale para todo. En fin, que tendré que hacerlo en cuanto pueda. Ya que nos ponemos, nos ponemos. Mayor problema tiene mi compañera, más allá de que está enferma y que esa formación ya la recibió por otra vía (aunque no se la den por válida), el horario laboral de su otra empresa coincide con el del curso y no le ofrecen alternativa, como podría ser poner a disposición de quien trabaje por la mañana la opción de hacer el curso por la calle o a distancia. Teme incluso que la despidan. Yo no lo creo. Sobre todo cuando pienso que nos han tenido cinco meses (y vamos camino del sexto) trabajando sin haber firmado el contrato… para un puesto en el que ese curso era imprescindible, por lo cual, se podría decir que de esos meses que estuvo trabajando sin tener esa formación es responsable la empresa y sospecho que se le podría caer el pelo. Además, mucho me extrañaría que fuera el único caso, pues de ese trabajo (189.33 €/mes) no vive nadie y todos tenemos otras cosas para intentar completar.
3. Hoy presencié un episodio que no me gustó un pelo. Vi a mis alumnos torturando a una paloma. No era una tortura activa. Simplemente, la acorralaron hasta dejarla pegada a una puerta cerrada y empezaron a gritarle, asustándola, sin permitirle salir. Intenté regañarles, hacer que empatizaran, pero me di cuenta de que es muy difícil hacer que empaticen con una paloma porque, por más analogías que se busquen, ellos saben perfectamente que jamás se encontrarán con la situación en la que se encuentra la paloma. De pronto, me entraron ganas de ponerles a ver el documental «Earhlings» y hay quien me consideraría muy cruel por sugerir esto. Existen escenas que yo misma no soy capaz de soportar, pero a veces inflingir una dosis de trauma infantil puede venir bien [llamadme cruel corruptora de mentes infantiles]. Lo más grave que podría pasar es que alguno se me hiciera vegano… ¿La sorpresa más agradable? Que es el más malote el que me avisó del hecho, el único que intentaba proteger a la paloma. ¿La paradoja? Que son los aparentemente más buenos quienes luego liberan su faceta más cruel si dan con alguien que no se pueda defender.
Teníais que haber visto al animalico, de pie, arrinconado, con la cabeza hundida entre los «hombros» – como sea que se llamen los hombros de las palomas- sin moverse. Lo peor es que un cuarto de hora después, cuando ya los niños la habían dejado en paz, la paloma continuaba en la misma posición. Me pregunto si habrá muerto…
4. Al final, por unas circunstancias o por otras, acabé castigando a una niña sin orinar. Primero, porque estaban haciendo el tonto en los baños y los cerré. Igual si entraran al aseo a hacer necesidades y no a jugar, no se la pasarían jugando en el baño para tener luego gana de orinar. Segundo, porque el episodio de la paloma pasó justo enfrente de la puerta (ya cerrada) del baño de chicas y daba grima hasta acercarse a abrir la puerta. Sí, soy así de tonta. Tercero, porque cuando ya estaba a punto de dejar a los mayores y llevarme a los pequeños a su patio, llegó un tipo con los álbum de las Monster High (para chicas) y de otra-cosa-cuyo-nombre-no-llegué-a-aprenderme (para chicos) y su correspondiente sobre inicial de cromos para irles creando un vicio nuevo. El hecho de evitar que extraños entraran al colegio generó una marea humana de niños con la que tuve que lidiar y acabé repartiéndolos yo, lo que me supuso tantos berrinches y cabreos que, cuando al final, me tocó llevar a los pequeños, vino una quejándose de que tenía ganas de hacer pipí y yo la mandé amablemente a que hiciera esfuerzos de contención. Total, ella había sido una de las grandes causantes del retraso; es especialmente caprichosa y, al ser hermana de una de las crías que debía llevarme, conseguíamos el caos, ya que la pequeña tendía a imitar a la mayor: si la mayor quiere un álbum, la peque quiere, si la mayor quiere cromos, la peque quiere, si la mayor se va corriendo cuando le da la gana, la peque quiere… y si no se hace lo que quiere, se niega a caminar y se pone a llorar de modo inconsolable. Así que cuando pude controlar la situación, no me importó ni mijita que la otra no pudiera entrar al baño. La mandé a reflexionar sobre qué suponía que me causaran un retraso en el horario, de cara a episodios sucesivos.
Para que luego digan que la docencia no es estresante.
Otras novedades:
Hoy le han hecho a mi madre una prueba para ver la velocidad de coagulación de su sangre. Mañana le harán una broncoscopia. Vamos a ver qué pasa.
De todo te digo que es preferible un trauma psicologico a uno fisico. jejeje. Todos fuimos amenazados alguna vez por un supuesto monstruo o enfermedad.
Menudo batiburrillo que me has liado, espero que no hayas soñado con ésto todas esas horas dormidas. Primero decirte que estás llevando bastante bien la lidia con Dein Vater, para que colabore en ayudar también a tu madre y no tengas que cargar tu con todo el peso que conlleva (Físico y emocional). Es cierto que los niños más crueles son los que parecen más buenos, sobretodo ante alguien indefenso (yo era el terror de las hormigas e impartía justicia, la pena de muerte era la Telaraña). Lo del curso de Cruz Roja…hija mía, te metes en todos los fregaos…¿Te apuntas a otro? Y en cuanto al documental ese…hmmmmmmm podría funcionar…y que luego sus padres no puedan dormir con las pesadillas de sus hijos (se tirarían a tu yugular, jajaja)Bueno, ya me seguirás informando de las Novedades de tu madre. Un besote.
Sobre el curso: No me apunto a otro ahora, pero imagina la putada de hacer un curso de primeros auxilios para esta empresa y que, por ejemplo, el año que viene me viera currando en otra empresa que me exigiera otro curso de primeros auxilios diferente. Si tengo el de Cruz Roja, ya vale para todas. Lo malo es que tendría que renovarlo periódicamente.
Lo del documental: no lo haré, pero a mi lado sádico le encantaría hacerlo!!
De mi madre seguiré informando. Esta noche salen para Granada. Vuelve en dos días.
¡Muaks!
Silvi sigo con lo mismo animo la verdad con o de tu madre y mucha paciencia, joer que cafres con la paloma, me da a mi que esa paloma esta caput, me extraña que los niños se cebasen con el simbolo más conocido de la paz
Pues no te extrañes tanto. Freud ya dijo que los niños son «perversos polimorfos».
PD: ¿Al final venís a lo de Roquetas o no?
Un abrazo
Nena, yo tengo pendiente ir a hablar a las doce y media (hora en la q terminan las clases de la mañana aquí) con el profesor de conocimiento del medio de Oscar, ayer por la tarde volvió del colegio orinadito de arriba a abajo, dice q el profesor se negó a dejarle salir al baño, entiendo ciertos castigos….pero hasta cierto punto. No creo que a un niño le sirva de aprendizaje respecto a lo que hace mal el dejar que se orine hasta los sobacos, y así se lo pienso decir al profesor. Por otro lado según me contaron compañeros ayer por la tarde (estuve indagando), el profesor cuando tuvo conocimiento del «escape» de su alumno, no hizo otra cosa que reirse, (cosa q me parece cojonudamente pasmosa). Tengo que decir que Oscar no es de «meadita» floja, lo tuvo que tener muy y mucho rato aguantando los gritos de la vejiga antes de q explotara, el caso es que tuvo que volver al aula meado, imagina q es eso para un niño de ocho años, q ya tiene cierto sentido del ridículo. Y encima y con más cojones, por si las risas de los compañeros no fueran suficientes, va él y se descojona de risa, le va a entrar una risa cuando me vea la cara dentro de un rato….
Que conste que el baño estuvo abierto toda la mañana y lo usaron para jugar, no para orinar. Permaneció cerrado los últimos diez minutos como mucho y luego tocaba entrar en clase. Por lo demás, es una especie de moda de los críos decir que quieren orinar y luego realmente quieren jugar en el baño. Pero exagerado, eh. Aunque entiendo que cada caso es un mundo y que el tutor de Óscar se pasó veinte mil pueblos. Por mí,como si le sacas las tripas con un machete. La verdad es que yo andaba convencida de que el tutor/tutora de la niña la dejaría orinar una vez entraran al aula – que es lo normal-, así que el aguante que debía tener no superaba los diez minutos, pero tendré en cuenta que hay profes muy bestias, pero los niños también deben valorar que el aseo es importante, está para lo que está, y deben respetar las instalaciones, las personas y a los animales – por cierto, que supe que al final se murió la paloma, me lo han contado los mismos niños. No sabes la que les ha caído-.
Ahora ha cambiado la «normativa» con respecto a los aseos. Toda la mañana permanecerán cerrados. Si alguien tiene ganas, me pide permiso, le abro la puerta y le dejo hacer lo que tenga que hacer. Cuando vuelva, cierro la puerta de nuevo hasta que alguien vuelva a pedirme permiso para ir al baño. Así se les quitará de la cabeza que el baño es un lugar lícito para ponerse a jugar.
Un beso, guapa.
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